Capítulo 7

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   Estrés.

   Ese fue el diagnóstico que le dieron después de haber asistido a San Mungo en cuatro oportunidades para realizarse los cientos de exámenes que le había mandado el sanador.

   Estrés. Astoria quería llorar, tanto tiempo perdido para absolutamente nada…

   Bien, no era exactamente nada, pero eso se lo podrían haber dicho en la primera cita fácilmente, así no habría tenido que estar creando excusas para no decirle a Severus la verdadera razón por la que sus horarios en el trabajo parecían cambiar algunos días, y también no tendría tanto trabajo atrasado por eso justamente.

   Pero ahora ya no había nada que pudiera hacer, más que llevar las cosas con calma como le había aconsejado su sanador, manejar mejor su agenda y no sobre exigirse demasiado.

   A ver quién les explicaría eso a todos sus clientes, pensó sentándose en su mesa de diseño para empezar a trabajar. Quería tenerlo todo listo antes de la hora del almuerzo, Severus le había dicho que quería llevarla a un lugar para mostrarle algo, y tan ansiosa como era ella ya estaba queriendo ver de qué se trataba.


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   “Estaré en problemas si no puedo pagar el dinero que les debo. Créeme, no vendría a ti si no fuera mi último recurso. Si me ayudas me iré de aquí y no volveré a molestarte.

   Severus frunció el ceño, recordando lo que su pa… Tobías Snape (se negaba a pensar en él como su padre) le había dicho horas atrás. ¿Qué se creía viniendo a verlo, después de años, para pedirle dinero? Como si él tuviera alguna responsabilidad con ese hombre. Nada los unía, no le debía nada.

   Se había sentido tan bien echarlo de la casa con las manos vacías, tal como él se lo había hecho años atrás, cuando no era más que un niño asustado y tembloroso que acababa de perder a su madre... La venganza era un plato que se servía frío, decían muchos, y qué bien que se sentía, pensó con una sonrisa sobradora.

-Un galeons por tus pensamientos.

   Severus volvió la vista a un lado, donde Astoria caminaba junto a él. Le sonrió, tomándole la mano, pero no contestó, no quería que ella se viera envuelta en cosas como esas. Cosas que no valían la pena.

-Ya estamos cerca –sólo dijo terminando de cruzar el puente de madera, caminando los últimos metros que los separaba de su destino –Es aquí.

   Astoria miró el terreno que se extendía frente a ella con un lago a unos cuantos metros más allá. El terreno completamente vacío y sin ningún detalle en particular que lo hiciera verse diferente a tantos otros que circundaban aquella zona de la ciudad.

  >Aquí es donde quiero mandar a construir nuestra casa –dijo Severus adelantándose unos pasos –Mira, esta sería la sala con su chimenea. Había pensado que tuviera un ventanal aquí –señaló un lugar donde había clavado un tutor –con vista hacia el lago. O si lo colocamos hacía el otro se vería el bosque. Es cuestión de decidirlo después. Aquí podría estar la cocina, el comedor –fue señalando cada uno de los tutores clavados en el suelo, que a vista de cualquier otro podría parecer que estaban colocados al azar, pero no para él.

   Severus se sentía como un pequeño niño en la juguetería, entusiasmado mientras caminaba de un lugar a otro. Nunca antes había tenido un lugar así que llamar propio, y aunque aún no era más que tierra vacía, en su mente ya tenía todo distribuido los lugares y sentía que su sueño estaba a solo un paso de cumplirse. Después de todo, ya tenía el terreno que había sido la parte más difícil.

TU ERES MI HOGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora