- ¿Cuándo nos casamos?
-En febrero.
- ¿Qué día?
Astoria lo pensó por un segundo, y no muy segura, respondió: - ¿Catorce?
Cuando Severus asintió, sonrió. Era tan bueno saber que aún no se olvidaba de lo más importante y feliz de su vida.
Había estado en esto de los cuestionarios diariamente desde que todo comenzó, Severus le dijo que era una buena manera de ejercitar su mente, así como las numerosas etiquetas que colocó por toda la casa, ayudándola a no olvidarse de los nombres de las cosas que utilizaba habitualmente, o advertencias para que recordara cerrar la perilla de la estufa.
A Astoria le dolía estar causando todos estos inconvenientes en la vida tan ordenada de Severus, creándole molestias, e incluso instándole a mentir y fingir ante los demás para que nadie se enterara de lo que estaba sucediéndole. Ni siquiera sus padres o Daphne sabían sobre su enfermedad, y quería que siguiera así.
Severus respetó su decisión, y no le cuestionó ni una sola vez, dedicándose simplemente a darle todos los cuidados que el médico le recomendó. Astoria nunca antes había tenido dudas, pero ahora podía decir, sin ningún titubeo, que su esposo la amaba verdaderamente con todo y todo.
- ¿Cómo me llamo?
Giró la cabeza hacia Severus, detrás de ella. Ambos estaban sentados en el banco del jardín, con ella reclinada apoyando la espalda sobre el pecho de él, mientras él la sujetaba entre sus brazos, cubiertos con una manta gruesa que les permitía disfrutar del inusual sol del invierno a pesar del frío.
-Severus –respondió con una sonrisa.
Ese era otro hecho que la hacía muy feliz. Aun no se había olvidado el nombre del hombre que amaba. No se había olvidado de él.
- ¿Y tú?
-Astoria –sonrió, evitando rodar los ojos.
Su propio nombre era lo último que llegaría a olvidar, por lo que ahora le tenía sin cuidado. Aun así, Severus siempre se lo preguntaba, aunque sospechaba que solo era para sacarle una sonrisa en los momentos más tensos que habían estado viviendo en las últimas semanas.
***
-Cuídate, y mantente lejos de la cocina, ¿está bien? –Preguntó Severus mientras Astoria lo ayudaba a colocarse el abrigo para salir.
Ya era otro día, uno que Severus no había estado esperando particularmente ansioso. Después de las semanas que se había tomado para estar con Astoria e intentar crear una rutina saludable para ella, ahora que ya no trabajaba, volver a su propio trabajo dejándola sola no le hacía mucha ilusión. De todos modos, sabía que no podía estar todo el tiempo sobre ella, al pendiente de que no hiciera nada fuera de lo común o que la lastimara, debía darle cierta independencia que le permitiera pensar que aun podía valerse por sí misma… Aunque en realidad, no fuera del todo así.
-Vale –respondió Astoria con una sonrisa, terminando de arreglarle el cuello del abrigo –Ah, –agregó entonces –Ven a casa temprano en la noche.
- ¿Por qué? ¿Quieres salir?
-Hoy es el cumpleaños de mi madre. Parece que no soy la única que olvida las cosas aquí –dijo frunciendo los labios, falsamente enojada. Pero sin poder mantener su gesto por más tiempo, se rió.
-Está bien –respondió Severus, dándole un beso antes de salir.
Sola en casa, Astoria intentó entretenerse haciendo algunos diseños que enviaría a Adams para su evaluación, pero no llevaba más de tres horas en eso cuando su cabeza empezó a quejarse con unas leves punzadas que rápidamente se convirtieron en un dolor constante y agudo.
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TU ERES MI HOGAR
FanfictionSeverus Snape x Astoria Greengrass Historia inspirada en la película turca "Tú eres mi hogar".