Alejandra
A pesar del momento incomodo del auto, el almuerzo fluyo de lo más normal.
En una mesa estamos Laurel, Danielle, Angela y yo mientras que los hombres, el Capo, el Főnök, el Vorstand, el Boss y el Vtoroy, están en la barra hablando de dios sabrá qué.
Estamos en uno de los restaurantes del mafioso japonés, tenemos todo un piso para nosotros. Bueno también la seguridad de los jefes están con nosotros pero no hay ni una persona más.
- ¿Qué se siente tener niñero? – bromea Angela.
- No me parece gracioso, Diamond – la miro mal y ella solo se ríe – no tengo niñera desde los 6 y tengo 23 años.
Todas se ríen de mi pequeña "desgracia".
- Por lo menos nadie querrá hacerte daño teniéndolo – veo como Danielle señala a Bystro – hasta a mi me da miedo acercarme a ti.
- Ja-ja que chistosa estas – le respondo.
Un mesero nos acerca la carta de postres y cada una pide algo diferente.
He comido demasiado pero siempre hay espacio para el postre.
Cuidado vuelves a vomitar.
Eso fue por la noticia sumado con la droga.
Nos traen los postres y antes de que meta el tenedor al postre alguien me lo quita.
- No deberías de comer si es que vomitaste – me dice Massimo y veo como empieza a comerlo.
- Y yo te dije que no deberías molestarme si es que querías llegar intacto a tu cumpleaños – digo cruzando de brazos – dame mi postre.
Me regresa mitad de postre y empiezo a comerlo antes de que alguien me lo termine quitando de nuevo.
- Por primera vez veo al Capo temerle a alguien – dice el Vorstand.
- Esta hablando de mi cumpleaños – dice Massimo – yo no jugaría con mi imagen.
- Perséfone se honesta – me habla el Főnök – ¿sabes manejar algún arma?
A pues que directo el húngaro.
- Si – le respondo tranquila.
- ¿Cómo cuáles? – pregunta el Vorstand.
- Se manejar muchas pero prefiero las pequeñas – empiezo diciendo – por ejemplo un revolver calibre 38 o una glock semiautomática. Entre esas dos me gusta más el revolver.
- ¿Por qué? – pregunta el Boss interesado.
- Porque con ella puedo hacer uno de mis juegos favoritos – digo encogiéndome de hombros.
- ¿Quién te enseño a usarlas? – interviene el Vtoroy.
Estoy por responderle pero mi celular empieza a sonar.
*Llamada entrante de Numero Privado*
¡Tienes que estarme jodiendo!
Le muestro la pantalla al Capo y me hace señas para que responda.
Antes de que se corte respondo y lo coloco en altavoz para que escuchen todos.
- ¿Alo?
- Mi bella Perséfone – su voz me genera un escalofrío – ya me estaba preocupando que no quisieras hablar conmigo.
- ¿Qué te hace creer que quiero hablar contigo?
- Me has respondido la llamada – responde sarcástico – eso significa que me extrañas.
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Su secreto se llama Perséfone
Roman pour AdolescentsJamás pensé que la muerte me jodiera de la forma más cruel. Desde que tengo memoria, la muerte a sido mi fiel compañera. Nos llevamos bien, no voy a mentir. Prueba de esa relación, aun sigo viva. Vaya a donde vaya, ella estará allí. Este donde este...