⚔️ IV: Dargo Duramano ⚔️

1.3K 142 20
                                    

.
.
.
.
.

Hiccup Haddock:

- ¡Astrid! -llamé la atención de la rubia, quien volteo aún sobre el Nadder-. Tu ve a contarselo a mí Padre, yo debo hacer algo -le ordené de buena manera.

Cambié de dirección contraria, dispuesto a buscar a aquel jinete. No perdería la oportunidad.

- ¡No! -escuché a mis espaldas.

Por ello quedé quieto en el aire para mirar a la joven sobre mí hombro.

- Yo iré contigo -mencionó la muchacha acercándose, para observarme con la misma expresión de sorpresa y confusión que tenía en mí rostro.

Tan solo al mirarnos, comprendimos a que nos referiamos.

Ambos emprendimos vuelo dirigiendonos nuevamente a aquel lugar, pero está vez esquivando el braco con tripulantes bastantes bravos y poco amigables.

Estábamos buscando en nuestros alrededores alguna pista o señal que nos pudieran brindar.

Pero, no hallabamos...nada.

De pronto, los dragones empezaron a rugir levemente. Observando a nuestra izquierda.

Inmediatamente nos dirigimos hacia allí, encontrándonos con una gran y larga cola sobresaliente entre las nubes, las mismas tapaban a el resto de la criatura dificultandonos la visión.

Al estar a tan solo unos metros de la misma, está salió huyendo rápidamente. Por tal razón decidimos seguir a aquel dragón, seguros de que era el jinete misterioso.

Al pasar las grandes y opacas nubes, pudimos divisar aún mejor de que se trataba. Un dragón de tamaño mediano, color morado metálico se hacía presente frente a nosotros, con alguien montado sobre el, vistiendo de negro y una máscara estilo casco cubriendo su rostro.

- ¡Espera, por favor! -le grite a la persona en la lejanía, pues el animal se movía a una velocidad impresionante. Se podría decir que más rápido de Chimuelo.

Astrid había quedado atrás, pues Tormenta no alcanzaba nuestro paso.

El dragón se introdujo debajo de las nubes nuevamente, logrando que lo siguiera descendiendo a su par.

Al llegar abajo, bastante mal clima había en los cielos.

« ¿Cómo es posible? »

De un momento a otro, un gran rayo impacto contra el jinete misterioso, haciendo que esté desapareciera.

Junto con Chimuelo nos quedamos inmóviles en el aire y atónitos por tal acto.

« ¿Qué acaba de pasar? »

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

Minutos más tardes en Berk:

Hiccup Haddock:

Llegamos sanos y salvos a nuestra aldea, donde nos bajamos de nuestros dragones para que estos pudieran descansar y divertirse con los demás.

- ¡Ahí está, el orgullo de Berk! -excalmó mi Padre al verme, al parecer me estaba buscando.

Algunos vikingos también gritaron al verme. Técnicamente había pasado de ser la vergüenza de la aldea a ser el "orgullo" de la misma.

No estaba muy concentrado en ese asunto, por ello me dirigí hacia el jefe ignorando lo demás.

- Miren quien finalmente decidió llegar a trabajar -se quejó Bocón, un hombre rubio y robusto. El fue mí maestro de la herrería los últimos años.

Cómo entrenar a tu Corazón || Hiccup y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora