⚔️ I : Prioridad ⚔️

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Hiccup Haddock:

Berk.

Ubicado justo en el meridiano de la Tristeza. Una pequeña pero agradable aldea, con grandes y mortiferos habitantes.

¿Por qué utilizo esos adjetivos?

Bueno, digamos que la guerra que nos acontecia durante siete generaciónes, había acabado.

- ¡Tu ganas! -mencioné preocupado por mi bienestar. Ya que me encontraba colgando sobre un gran acantilado, solamente sosteniéndome de un gran y ancho pescuezo- ¡Tu ganas chimuelo! Lo siento -al decir aquello, el dragón se hizo hacia atrás.

Ambos nos encontrábamos en el suelo, teniendo una pequeña pelea entre nosostros.

- Vikingos y dragones, siendo enemigos otra vez- hablaba mientras esquivaba algunos leves golpes que recibia. Jugando con mi nueva y leal mascota.

Por un momento tenía el control, pero luego el animal se colocó encima de mí, ganando este round.

- Está bien -intenté respirar-. Tu ganas, otra vez -mencioné rendido en el piso, siendo aplastado por el furia nocturna.

De un momento a otro, de una discordia paso a ser una caricia. El dragón me comenzó a languetiar el rostro, como si de un perro se tratase.

- Aghh -me quejé tratando de evitar con mis manos la baba pegajosa que dejaba.

En un hábil movimiento me reincorpore de debajo de el, quedándo de pie.

- Sabes que eso no se quita -intenté limpiarme, pero me resultaba imposible.

Escuché una risa burlesca de parte de Chimuelo. Por ello lo mire divertido y le salpique algo de saliva que tenía en mis manos.

Reí por la pegajosa venganza.

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Segundos después...

Me detuve para observar aquel horizonte que se apreciaba en la lejanía. Desde donde nos encontrábamos, en el alto acantilado, divisaba un hermoso y amplio paisaje, pintado de tonos amarillos y anaranjados.

Una leve brisa despeinada mi cabello, haciéndome palpar aquella libertad que tanto anhele, durante casi toda mi vida. Cerré mis ojos para sentir más aquella sensación, disfrutando cada partícula fresca rozar mi rostro.

Pero....

Por más que intentara, en mi cabeza siempre había una prioridad.

Largue un suspiro, aún divisando el extenso lugar enfrente nuesto- ¿Crees que....ella este ahí? -solte de repente.

Sabiendo perfectamente que no recibiría respuesta, y si alguien pudiera darme una...no sería del todo confiable.

Chimuelo se acercó más a mí, sentandose a un lado para inicitarme a rodearlo con mi brazo. Así lo hice, reconfortandome con su compañía.

- ¿También la extrañas? -le pregunté a mi amigo dragón, quien cambió su expresión a una mirada tierna. Dandome a entender lo que pensaba-.....Yo igual -sonreí a recordar sus ojos brillantes, los mismos que me trasmitian tranquilidad cuando lo necesitaba.

Cómo entrenar a tu Corazón || Hiccup y Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora