Every Time Belive On Me

Capítulo 10

El tiempo paso más rápido de lo que Usagi pensó y antes de darse cuenta había pasado de estar vestida de gala para la graduación de los chicos y celebrar al mismo tiempo que había podido pasar los dos cursos de preparatoria y que solo iría un año por detrás de ellos a encontrarse a horas del concierto que ella había planeado con Yuka, y dónde ella cantaría con ellos, aunque ellos desconocían su participación y pensaban que los duetos serían con Yuka.

Estaba nerviosa, pero eso no le impidió ver la incomodidad reinante en el ambiente y se sintió un poco culpable, pero quería que todos los chicos lucharan por ser felices. Poco a poco Seiya y ella estaban hablando de las cosas y ella era consciente de lo mal que él lo había pasado al saber que no sería correspondido, así de lo frustrado que se sentía y eso ayudó a que su relación mejorase, aunque seguían siendo igual de apasionados, pero poco a poco ella consiguió que Seiya fuera más atrevido también cuando estaba en su forma masculina, lo que ocasionó que alguna que otra vez ambos fueran atrapados por Yaten o Taiki en situaciones divertidas, aunque siempre con ropa hasta el momento, pues en ese aspecto no habían consumado su relación como tal, cosa que era extraña en tanto que como niñas no eran nada tímidas a la hora de mostrar su pasión.

Los chicos se irían en dos horas, y ella iría con ellos con la excusa de saludar a Yuka, pero luego desaparecería, para cambiarse y actuar junto a Yuka, pero ambas confiaban en que ellos no se darían cuenta por qué estarían ocupados abriendo el concierto como para fijarse en su ausencia en bambalinas.

Pero poco antes de que tuvieran que irse Yaten salió enfurecido de la casa hacía el jardín, y Usagi lo siguió, sabía que estaba molesto por qué el concierto era en la misma fecha exacta que habían muerto las chicas, su segundo aniversario, y encima sería en el mismo estadio dónde ellos habían estado actuando antes del ataque de Galaxia, así que podía entender su enfado, ella no había organizado eso y Yuka desconocía esa información, así que para cuando Usagi se enteró no había podido cambiarlo, pero eso no la impediría intentar ayudar a Yaten, aunque no sabía cómo, llevaba dos meses intentando localizar a Galaxia o las semillas estelares de sus amigas sin éxito.

No se sorprendió de ver a Yaten sentado en uno de los dos columpios que Seiya había instalado con ayuda de Taiki supuestamente para Chibi Chibi, pero todos los usaban en determinados momentos, así que caminé despacio y me senté a horcajadas sobre el columpio, consiguiendo que Yaten alzara su mirada del suelo para mirarla.

- Yaten - murmuré mientras conseguía que su mirada se quedara fija en la mía, cosa que casi me hizo llorar porque sus ojos verdes estaban brillantes debido a las lágrimas contenidas. - Sé que esto no es fácil para ti, pero ni Kakyuu ni las chicas querrían que estuvieras triste, ellas querrían que cantases por ellas y para ellas, hónralas enviando un mensaje con esa hermosa voz.

- ¡No puedo! - exclamó Yaten, mientras iba a levantarse, pero le detuve tirando de la manga de su camina, haciendo que se sentara de nuevo sobre el columpio.

- Sé que no soy tu princesa - murmuré haciendo que sus ojos se abrieran como platos. - No pretendo ocupar el lugar de Kakyuu, aunque yo si te considero mi Sailor, mía para cuidarte y mía para protegerte, a pesar de que eso choca con su forma de ser y pensar, por qué sé que ustedes las Starlights estáis acostumbras a ser las que protejan y por eso no se perdonan aún que Kakyuu diera un paso adelante y las protegiera. Igual que sé que te duele que las chicas se sacrificaran por ustedes, pero tienes que entender que nosotras siempre lucharemos por las personas que son importantes para nosotras y puedo entenderlas, pues yo hubiera hecho lo mismo por Seiya, y creo que no eres ajeno a eso.

- Lo hiciste - murmuró la voz de Seiya haciendo que me congelase, no esperaba ningún testigo de mi discurso, era solo para Yaten y para mí, pero al girarme ligeramente lo vi ahí con una sonrisa y pequeñas lágrimas no derramadas en sus ojos, con Taiki a un lado que también sonreía suavemente. - Y eres nuestra princesa, nuestra para proteger y cuidar. Sobre todo, mía, mía para amarte, protegerte, cuidarte y hacerte feliz.