Capítulo 1

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Usagi se había abierto con Rei, comentándole finalmente sobre la falta de comunicación de Mamoru, cosa que hasta el momento solo Seiya sabía. Y cuando se dio cuenta de ese detalle, tiempo después de que Rei se fuera de su casa, lloró.

Ella confiaba tantísimo en Seiya, se sentía tan cómoda y segura con él, que deseaba con todo su corazón poder responder a la pregunta que le había hecho horas antes en la azotea, pero no podía. No porque él, fuera en realidad un ella, ojalá fuera tan sencillo. Pero nada en su vida sería tan sencillo nunca, por qué, aunque amaba a Mamoru, también estaba comenzando a darse cuenta de que sentía más que amistad por Seiya, tanto por el muchacho que se había hecho su amigo, como por la guerrera que había llegado a idealizar.

Se sentía atrapada, había tantas expectativas sobre ella por parte de las muchachas. Además, luego estaba ese futuro que había conocido, aunque ella jamás pensó que tuviera que sufrir tanto para llegar ahí.

Cuando habían viajado al futuro un año antes, jamás había imaginado que tuviera que sufrir tanto. No es que la pelea contra la familia Black Moon hubiera sido fácil, por qué no lo había sido. E incluso se había sentido tan indefensa cuando Diamante la había besado, pero en esa ocasión ella sabía que las demás estaban ahí, claro que tuvo que sufrir cuando Mamoru rompió con ella, pero él no estaba en el otro lado del mundo, a pesar de haber roto su relación aún le veía, aún sabía que estaba ahí y aún apareció a ayudarla en las peleas, pero ahora... Ahora estaba sola, ¿no?

Pero de nuevo su corazón latió fuerte, quejándose por esa afirmación. Sabía que era mentira, nunca había estado sola, solo eran las malditas expectativas las que la hacían sentirse así. Por qué se sentía mal cada vez que se sentía segura en los brazos de Seiya o de Fighter.

Se tumbó sobre su cama, mirando al cielo estrellado y nuevas lágrimas salieron, había visto la cara de Seiya esta tarde, y sabía que su silencio le había hecho daño, pero ¿Qué podía hacer?

Si era sincera con él, y le decía sus dudas o sus sentimientos, a la larga solo le haría más daño. Por qué al final, no importaba si le amaba... su destino ya estaba decidido. Sin darse cuenta se quedó dormida.

A la mañana siguiente las muchachas se reunieron a espaldas de Usagi, por petición de Rei, y ahí se enteraron de que Mamoru jamás había llegado a la Universidad de Estados Unidos, pero tampoco había ninguna notificación de que hubiera sufrido un accidente o algo por el estilo, así que todas estaban muy confundidas.

Usagi pasó casi todo el día en su habitación, dudando sobre que debía hacer y que quería hacer. Finalmente, decidió ir al concierto, no se atrevía a hablar con Seiya, pero al menos podía escucharle cantar por última vez, y acompañada por Chibi Chibi, caminó hacia el estadio dónde se llevaría a cabo ese último concierto, sin saber que muchas cosas cambiarían ese día.

En su camino al estadio se encontró con Haruka y Michiru, que estaban molestas por la manía de su princesa de desobedecerlas, así que cuando ella medio las enfrentó la obligaron a ir a despedirse en persona, cosa que la dejo asustada. No pensaba enfrentar a Seiya después del día de ayer y ahora tendría que hacerlo.

Caminó en silencio tras sus guardianas, como si fuera un corderito acudiendo al matadero, pero intentando pensar que decir. Tenía miedo de herir a su amigo, pero sobre todo tenía miedo de no ser capaz de ocultar sus sentimientos.

Cuando llegó al estadio, sus dos guardianas enseñaron sus credenciales y consiguieron pasar a la parte dónde estaban los camerinos, mientras ahora ellas eran las que caminaban detrás, y sinceramente Usagi quería correr, en la dirección opuesta a la que iba, pero eso solo provocaría que sus guardianas sospecharan que había algo mal, y seguramente culparían a Seiya, cosa que ella no permitiría, así que caminó y tocó al camerino.

Every Time Belive On MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora