Renacer de Cuervo [Haikyuu y tu]

Caídas y Fuerza

Narra Wakatoshi

Ese idiota había tocado a ___-chan, querer matarlo era poco. Sin embargo, debía preocuparme ahora por que ella no se pusiera mal ahora mismo. Por suerte no estaba hiperventilando, solo estaba temblando. Pasé mi mano suavemente por sus cabellos para intentar tranquilizarla. La cajera llegó con el pedido y nos miró confusos y luego miró al perro que teníamos a nuestro lado, claro aquí no aceptan mascotas. Senté a ___-chan en una de las sillas del local y rápidamente amarré a Byul en un pequeño estante que tenían afuera. Esta no rechisto ni nada, solo se acostó mirando hacia dentro de la tienda. Pagué por el pedido del pastel y pedí una copa de helado de chispas de colores y malvaviscos. 

—Hey. Respira profundo. —le indiqué sentándome a su lado aún acariciando su cabello, ella era tan frágil. Si tan solo aquello no hubiese pasado. —Estoy aquí, nada va a sucederte. Todo va a estar bien.

Sus manos estaban temblando y su cabeza no se despegaba de la mesa. Ya antes la había visto con un ataque leve como este, pero verla así me duele. Ella no es ni sombra de la pequeña líbero que conocí con ansias de comerse al mundo y sin siquiera prestar atención a lo que hablaban a sus espaldas. Aquella pequeña monstruo que se enfrentaba con quien sea. ella se había ido, porque no nos dimos cuenta a tiempo de lo que estaba sucediendo. Si la hubiésemos cuidado mejor. Tal vez ella seguiría en el Shiratorizawa y no estaría así de rota.

—Wakatoshi-kun ¿Podemos esperar un rato aquí? —Su voz sonaba suave y baja. Tan indefensa.

—El tiempo que necesites. —Le respondí mientras seguía acariciando su cabello y ella se echaba encima de la mesa. —¿Quieres helado? 

Suavemente asintió y me miró con ojos cansados. Los mismos que tenía cuando dejó de jugar, esa mirada llena de tristeza y desesperanza se quedó grabada desde el día que anunció que no volvería al equipo. Poco a poco sus manos dejaron de temblar y su respiración se volvió tranquila. Justo a tiempo pues el helado había llegado. 

—Gracias Wakatoshi-kun. —Agradeció abrazándose a mí. 

¿Ella no era consciente de lo cerca que están nuestros rostros? ¿Cómo podía estar tan tranquila? Desvió su mirada hacia la copa de helado y puedo jurar haber visto fuegos artificiales en ellos. Me regaló una de esas grandes y tiernas sonrisas en las que sus ojos casi ni se notan y besó mi mejilla dulcemente en forma de agradecimiento. Si había algo que podía subirle el ánimo a ella eran sus dulces y chocolates, pero tiene prohibido más de una barra de chocolate a la semana y según Lo que Goshiki nos contó había encontrado varios envoltorios de dulces en su cuarto. 

Ella comía felizmente el helado mientras yo le informaba a los chicos que tuvimos un pequeño problema y por eso nos hemos demorado.

—Oye más despacio niña chispitas. —Le dije burlón al verla como se embutió todo el helado.

—Gracias por estar aquí Waktoshi-kun. —Agradeció por lo bajo con su concentración en la copa de helado. 

—No es nada. Sabes que siempre estaré para lo que me necesites. —Respondí acariciando suavemente su cabeza. 

Nos quedamos en el local por unos 25 minutos. Luego recibimos una llamada de Satori gritando que necesitaban el pastel. Nos levantamos y nos fuimos no sin antes tomar a la pobre Byul, quien aguardaba en la puerta y que se alegró al ver a una de sus dueños. La casa de Shirabu quedaba unas cuantas manzanas después de la casa de los Goshiki, así que tuvimos que emprender el camino de regreso hacia la casa de los mellizos. Íbamos hablando de cualquier trivialidad hasta llegar a su casa. Yo aguardé afuera con Byul mientras ella iba en busca del regalo de Semi-san. Ellos realmente tenían una amistad bastante cercana. Ya puedo imaginarme qué le regalará.