capitulo 10

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Al llegar a la residencia estacioné el auto y bajé a abrirle la puerta trasera, y el bajó, le miré esperando que me dijera que ya podía irme pero no dijo nada, solo camino hacia la entrada de su edificio y al abrir la puerta la mantuvo de esa manera, hasta que yo cruce el umbral, enseguida nos encontramos con un pasillo blanco con unas escaleras, el cual cruzamos sin decir una palabra, parecía un hotel, frente a nosotros las grandes puertas del elevador se abrieron, entramos y él presionó el botón donde unas letras negras grabadas decían PH ¿ vivía en el pent-house?

- ¿Qué va a comer? – pregunté algo nerviosa, pues frente a nosotros y realmente en cualquier pared que volteara, veía mi reflejo y el de él, el abrumador aroma de su perfume me tenía más que hipnotizada, pero procuré que no se me notara y espere lo más paciente que pude por su respuesta, mirándolo por el reflejo de la puerta del ascensor

- Vamos a comer – dijo él despreocupado, su mirada penetrante se posó en mí, me puso más nerviosa, de pronto se volteó para mirarme no solo por el reflejo, sino de manera directa

- ¿Puedes quitarte eso? - dijo haciendo una seña hacia su rostro, indicando que me quitase el cubre bocas, lo hice despacio, dudando un poco, y sonrió al ver mi rostro casi descubierto pues los lentes de sol aun los tenía puestos.

- Mejor, y... verías mejor si te quitas los lentes- dijo volviéndose de nuevo de frente a la puerta del ascensor, un minuto después las puertas se abrieron revelando un gran y blanco pasillo, salió del ascensor y lo seguí muy de cerca, llegamos a la puerta, la cual estaba enseguida de un ventanal que cubría casi toda la pared, por el cual pude ver la ciudad, o al menos los edificios, ya que estábamos en el último piso. Al lado de la puerta había dos macetas grandes que albergaban dos plantas en forma de pequeños pinos, y un tapete en la entrada de color negro con letras rojas en las cuales se podía leer: "WELCOME but not too long" (bienvenidos, pero no por mucho).

Abrió la puerta y entramos, me dejó pasar y lo primero que hice fue quitarme los lentes de sol y el gorro, dejando mi cabello al descubierto, admito que esto último lo hice con toda la intención, sin embargo, traté de hacerlo lo más natural posible.

Caminé por el pasillo blanco, las paredes también eran todas blancas y tenía unos cuadros pequeños colgados a ambos lados. Su arte era algo entre moderno y extraño. Eran figuras llamativas y algo extrañas, también tenía muchos cuadros haciendo alusión al baloncesto. Y fue ahí donde mi curiosidad volvió a ganar

- Te gusta el baloncesto- afirmé. No era una pregunta, solo hacía notar el hecho de que el no escondía sus gustos. No esperé a que el contestara y seguí caminando hacia el primer espacio abierto, era el comedor, frente a mi estaba la mesa de metal, muebles modernos, una lámpara que parecía que estaba formada de varios tubos largos y delgados, parecía un móvil que le pones a los bebés, y las sillas de varios colores, también de metal. Detrás de la mesa había otro ventanal que probablemente servía de terraza. Y varios cuadros, de personas que obviamente no reconocí.

- Es linda.- dije de nuevo volviéndome a mirarlo, el estaba recargado en la pared del pasillo de la entrada mirándome atentamente.

- Gracias, debe serlo, es mía. – dijo y rápidamente llevo una mano a su rostro cubriendo una risilla apenada. Ese gesto me pareció de lo más lindo. 

The Driver GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora