prologo

148 7 4
                                    


Estaba sentada en el balcón de mi casa, podía ver las luces de la ciudad a lo lejos, el edificio vecino tenía todas sus luces apagadas, eran pasadas la 1 am. Di un trago más de mi tercer taza llena de café que bebía en el lapso de 3 horas, pensando como pude meterme en esta situación, pasé mi mano derecha por mi cabello castaño, lo llevaba a media espalda, sentí que tenía que cortarlo un poco más, siempre lleve el cabello largo, pero a cada tanto sentía la necesidad de cortarlo, cuando sabía que mi vida tenía que tomar una nueva dirección.

La última vez que lo corté fue cuando perdí mi casa, mi familia y la gran fortuna que pertenecía a mi padre. Lo sé, muy dramático.

Llevaba 6 meses viviendo en este apartamento, era bastante grande, antes era una bodega y pude costearlo gracias a los ahorros que hice cuando mi padre me heredo su fortuna al morir, antes de perderla toda gracias a mi madrastra, quien me engaño para dejarle todo y al poco tiempo, volviéndose a casar, me dejó en la calle.

Como yo había firmado con total conciencia, no había nada que hacer, fue entonces que decidí ir con mi mejor amiga Violet.

Violet era como mi hermana, teníamos casi 15 años de amistad y aun seguíamos viéndonos, seguíamos saliendo de vez en cuando y en ese entonces, accedió a darme posada unos días, sin embargo, luego de eso, su novio Anthony le pidió matrimonio y poco antes de la boda decidí gastar mi último cheque en comprar este lugar en una ciudad diferente, aunque a una hora de donde vivía Violet, y fue cuando encontré este trabajo.

Llevaba aquí el mismo tiempo que Violet tenía en su luna de miel, Tony era dentista y ella subdirectora de un hospital privado, así que, vaya luna de miel, se imaginaran, 6 meses viajando por el mundo.

- Como me gustaría que estuvieras aquí Violet- dije a nadie suspirando y levantándome de mi pequeño sofá exterior, me acomodé bien mi bata de pijama y me dirigí a la cocina.

Al llegar ahí, tomé el pequeño paquete que traje de la farmacia, saque la caja, la abrí y contemple el pequeño tubo; mi estómago dolía. Tenía un nudo enorme que no me dejaba ni siquiera respirar, aun así, respiré hondo un par de veces y entre al baño para realizar la prueba.

Había llegado la hora de la verdad.

¿Cómo me había metido en esta situación? Fácil: una noche de copas y un secreto que nadie debía saber, pero se supo.

¿Quién era el padre? Claro, si es que había un hijo, o hija... bueno esa era la cuestión, me gustaría decir que mi novio Philip con el que llevo más de 7 años saliendo, sería lo más adecuado. Simplemente decir que el método de prevención falló y bueno, en este tipo de casos siempre existe riesgos, sí, eso sería lo más conveniente; después de la noticia, vendría el anillo y con ello, los planes de boda.

Sería la boda perfecta, el esposo perfecto, sin embargo, había algo que no encajaba muy bien en esos planes de vida y es que yo no estaba enamorada de Philip, y el padre, si es que habría un bebé, no era él.

Mientras esperaba por aquel resultado, me senté en mi escritorio de noche, encendí la lámpara led color rosa que Philip me había regalado la navidad pasada; saqué una hoja en blanco y una pluma. Lo mejor era hacer una lista con los pros y contras que los diferentes resultados me podrían traer a mi vida, así era yo, demasiado meticulosa, me gustaba tener todo bajo control, es por eso, que un bebe no tenía espacio en mis planes, ya que, jamás me lo había planteado.

Sin embargo, había algo que me daba una luz de esperanza, cierta emoción, aunque ese sentimiento era ahogado por la suma de preocupaciones que caían como ladrillos en mi estómago y mi mente.

Al principio decidí comenzar por los pros, pero me quedé en blanco.

Entonces decidí escribirle una carta a él, a ese chico que me había enamorado en tan solo semanas, al principio no me parecía nada fuera de lo común, después de todo yo era solo su chofer, pero después de llegar a conocerlo mejor, de compartir parte de nosotros, algo surgió, aun así, no estoy segura de que todo eso pueda llegar a algo. Yo era su chofer y él era... un idol.

Y no solo un idol, no quiero menospreciar a los demás dentro de la industria, pero él era considerado el más grande, por no decir el más adinerado dentro de la industria:

G-Dragon.

The Driver GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora