Dazai (18 años)

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Quédate conmigo, porfavor...

No puedo negarme, verlo así me parte el alma, no tengo otra alternativa...

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-ANE-SAAAAAAN!!!!!

Los desgarradores gritos de mi compañero resuenan por todo el espacio. Ver así al pelirrojo es muy inusual, pero cuando se trata de ella, es capaz de matar a cualquiera que se interponga en su camino.

- Te dije que ya era demasiado tarde chaval

- Malnacidos - Dice apretando los puños y bajando la cabeza. Utiliza un tono de voz que pondría los pelos de punta a cualquiera, nunca lo había visto tan enfadado- ¿¡Qué habéis hecho CON ELLA!?

Al decir las últimas dos palabras un brillo rojo potente se apodera de su cuerpo. Mierda mierda mierda y mierda. Pienso al adivinar las intenciones del pelirrojo. No puedo dejar que utilice corrupción ahora, es demasiado peligroso. Cuando ese pensamiento cruza mi mente abrazo a mi compañero por la espalda por encima de sus brazos.

- Lo siento, Chuuya, pero no puedo dejar que hagas esto.

Un brillo azul aparece al neutralizar la habilidad de este, que todavía tiembla de pura rabia. Pero no tengo tiempo de tranquilizarlo, pues una patada por parte de mi compañero acaba en mi entrepierna, pillándome desprevenido y, haciendo que le suelte. Al dejar sus brazos libres lo único que siento es un codazo que acaba en mi mandíbula, proveniente del pelirrojo y que hace que me caiga de rodillas al suelo.

- Que sea la ÚLTIMA vez que haces eso, ¿¡Me escuchas!? -Dice mientras me sujeta del cuello de la camisa, zarandeadome en el aire.

- Chuuya, para, estás bajo el comtrol de corrupción y tienes que desper-

No puedo acabar la frase. Harto de mi, mi compañero tira , con la ayuda de su habilidad, contra el muro más cercano.

Cuando aterrizo, un profundo dolor me recorre por todo el cuerpo haciendo que cierre los ojos. Pero, cuando los vuelvo a abrir veo a Chuuya levitando en el aire, dentro de una gran masa roja. Ya ha empezado y no hay forma de pararla, corrupción se ha apoderado de su cuerpo totalmente.

Lo único que puedo hacer ante esta visión es ordenar a los hombres supervivientes que habían tomado los dos primeros pisos del edificio y que se habían acercado ha hacer de refuerzos, ponerse a cubierto detrás de uno de los edificios abandonados que rodeaban la sede.

- NO QUIERO VER A NADIE SALIR DE AQUÍ SIN MI PERMISO, ¿ENTENDIDO?

Digo girándome hacia ellos una vez que estamos a salvo y alzando la voz para que se me escuche.
Todos responden con un si, señor al unísono.

- Y ahora -Esta vez me giro hacia mi compañero que se encuentra a unos 20metros de mi- Toca encargarse de esto.

Cuando me acerco a 10 metros veo que ataca sin descanso a Ryo y a Sango. El mayor de los hermanos le ataca con descargas y con masas de rayos que el produce, mientras el mediano se encarga de la defensa. No se cuánto rato llevan así, pero no van a poder aguantar mucho más con Chuuya en ese estado.

Me dirijo sin ser visto hasta Kōyō-Kun que se encuentra tirada en el suelo y totalmente fuera de sí. Para ponerla a salvo detrás del edificio donde se encuentran los agentes. Cuando ya les he ordenado a mis hombres que cuiden de ella, vuelvo al campo de batalla donde los estragos de Chuuya ya son visibles en los cuerpos de los hermanos. No van a aguantar dos minutos más, pienso a juzgar por qué ambos, tanto la defensa como el ataque, no son ni la mitad de agresivos o eficaces como hasta hace cinco minutos.

Un lugar donde sentirse humano/ Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora