Dazai (18 años)

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Esa noche, dormimos abrazados, compartiendo nuestro dolor.

Cómo si no importara nada más.

Cómo si estuviéramos solos en el mundo.

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Esa noche el pelirrojo se desahogo en mi pecho, abrazado a mí, mientras yo acariciaba su cabello y depositaba en este algún que otro tímido beso.

Finalmente, los dos dormimos toda la noche del tirón. Sin pesadillas, sin preocupaciones, sabiendo que estábamos seguros si nos teníamos el uno al otro.

Pero en algún momento hay que despertar.

Me levanto cuando los rayos de sol iluminaban la habitación entera. No sentía ningún tipo de peso en mi pecho y, al tocar este, confirmo mi sospecha, en el lugar donde antes se encontraba mi compañero, había un espacio vacío.

Me incorporo bruscamente con la respiración agotada. Mierda mierda mierda y mierda. Como me lo encuentre en algún bar tirado no me lo perdonaré el pensamiento del pelirrojo borracho, tirado en alguna parte y ahogando sus penas en alcohol como la noche anterior, me producen un sentimiento de preocupación que me oprime el pecho.

Sin esperar más, salgo de la cama rápidamente, abro la puerta de la habitación y veo, a través de la puerta de transparente de la cocina, la sombra de un hombre, joven, más bajo que yo y de complexión delgada. De repente toda esa preocupación sale de mi cuerpo de inmediato.

Abro la puerta de la cocina despacio y en silencio y entro en ella con los ojos como platos y una expresión de asombro en el rostro.
Mi compañero tiene está de espaldas a la puerta, con un delantal blanco puesto y con su largo pelo rojizo recogido en una coleta rebelde.

A juzgar por el olor, parece estar cocinando bacon y salchichas.

- Eh? ¿Qué haces ahí parado? Parece que te has quedado atontado - Dice girándose a verme cuando nota mi presencia.

- ¿De donde ha salido todo eso? -Digo ignorando su pregunta y refiriéndome a multitud de cajas de comida que hay encima de la mesa.

- Tenía hambre y no había nada medianamente comestible, como no te despertabas he ido a hacer la compra. - Ahora ha usado un tono de voz más enfadado, pero sólo para disimular la vergüenza que se acumula en sus rojas mejillas.

- Eh? ¿¡Qué tu has hecho que!? - Mi expresión de asombro se dramatiza mucho más cuando escucho a mi compañero, al que apunto con cara de susto.

- LA COMPRA IMBÉCIL Y DEJA DE MIRARME ASÍ QUE DAS MIEDO.

- ¿QUIEN ERES Y QUÉ HAS HECHO CON CHUUYA BASTARDO?

- CÁLLATE Y DEJA DE MIRARME ASÍ TE HE DICHO.

Seguimos "peleandonos" un rato hasta que ambos, al sentir el olor del desayuno recién hecho, dejamos nuestras "peleillas" a parte y nos vamos a desayunar al salón.

La mañana transcurrió con tranquilidad, pedimos la semana libre a Mori-Kun así que estuvimos toda la mañana limpiando mi casa, que ya hacía falta y jugando a videojuegos en la televisión.

Después, ambos volvimos a la cruda realidad de que mañana teníamos un funeral al que asistir.

*pon* *pon* *pon*

- Oi Dazai -Llama mi compañero desde el salón - Están llamando a la puerta

- Voooooy -Digo saliendo de la cocina con un tono de voz cansado, dramatizado, por supuesto.

- Date un poco de prisa que pareces un puñetero zombie

Ignoro el comentario del pelirrojo y  llego al recibidor arrastrando los pies. Que raro que no hayan insistido pienso extrañado. Con una mezcla de cautela y curiosidad abro la puerta, para encontrarme de frente con un agente de la Port Mafia que, en cuanto me ve hace una reverencia.

Un lugar donde sentirse humano/ Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora