Chuuya (22 años)

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¿Por qué?

¿Por qué te fuiste?

¿Por qué me dejaste?

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Mi respiración es rápida y entrecortada debido al miedo.

Miro hacia los lados intentando encontrar una salida. Nada. Solo hay oscuridad. Una que me oprime el pecho y hace que el corazón me vaya a mil.

Dolor

Dolor es lo único que siento. Lentamente noto como mis piernas pierden su fuerza y caigo de rodillas apretando mi camisa por el lado del corazón con las dos manos.

No puedo respirar.

Cada vez se hace más difícil respirar. Cada bocanada de aire es más fugaz.
Cada vez el dolor aumenta.
No puedo escapar, es inútil.

Vuelvo a mirar a los lados. Nada.

Clavo los codos en el suelo e intento retener mis lágrimas.

Vuelvo a mirar a los lados con la esperanza de encontrar algo o alguien y para mi sorpresa entre toda esa oscuridad a unos 5 metros de donde me encuentro hay una silueta de un hombre.

Una silueta que conozco demasiado bien.

- ¿Dazai? -Digo con la voz entrecortada y notablemente sorprendida.

Miro al hombre que se encuentra de espaldas a mi. Con los ojos como platos y el corazón latiendo a mil por hora, me levanto como puedo, con mi mano derecha apretando mi pecho.

- ¡Dazai! -Reúno fuerzas y corro hacia el con lágrimas en los ojos.

- ¡¡¡DAZAIIII!!!

Alargo mi brazo para cogerle del abrigo, pero cuando ya casi lo toco, se desvanece, dejando una nube de polvo a su alrededor.

- No no no otra vez no. ¡Dazai!

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Abro los ojos bruscamente. Miro a mi alrededor con el corazón todavía latiendo rápidamente.

Todo ha sido un mal sueño,el mismo puto mal sueño de siempre, pienso mientras me toco la cabeza intentando paliar el dolor. Mientras calmo mi respiración e intento quitarme a esa persona de la cabeza, una azafata me indica que el avión está apunto de aterrizar en Yokohama.

Asiento con la cabeza y cuando esta se va, miro por la ventana del avión en el que me encuentro. Ha sido una larga misión de casi cuatro años en Europa, ya era hora de volver a casa.

Sigo observando el cielo anaranjado desde la ventanilla un rato más cuando comenzamos a aterrizar. El avión desciende lentamente hasta llegar al suelo donde finalmente para.

El piloto y las azafatas me despiden con una reverencia mientras abren la puerta y colocan una escalera para llegar hasta el suelo.

Maleta en mano comienzo a bajar observando a la persona que tengo delante.

- Mori-Kun -Digo con una reverencia.

- Bienvenido Chuuya-Kun. Han pasado cuatro años desde que te fuiste ha Europa, ¿Cómo te ha ido todo?

- Perfectamente. Las negociaciones fueron bien y los rebeldes fueron exterminados. Gracias por confiarme la misión.

- No hay problemas. ¿Qué tal el viaje? Ordené mandar el mejor avión privado para recogerte en España. Espero que no haya habido ningún problema.

Un lugar donde sentirse humano/ Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora