Sobre la bóveda celeste

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(Dazai 22)

Un cortocircuito.

Así es como definiría yo las palabras que me acaba de decir mi compañero rubio: un cortocircuito.

Sus palabras resonaban en mi cabeza como si se tratara de un balazo, mis oídos pitaban y mi corazón se paró por unos interminables segundos.

El seguía hablando, pero su voz sonaba lejana, distante como si estuviera bajo el agua.

Así me sentía en ese momento, como si estuviera en el fondo de un profundo y negro océano. Ahogado por mis propios sentimientos. Sin posibilidad se salir de ahí. Donde mis gritos no llegaban a resonar en la superficie.

Donde sólo un nombre resonaba en mi mente: Nakahara Chuuya.

- Dazai, ¡Dazai!

Los gritos de Kunikida-Kun intentando sacarme de mi trance me devuelven a la realidad.

- Eh? A, perdona

- ¿Acaso me estabas escuchando? De repente te has puesto pálido y no respondías

- No, da igual, estoy bien.

- ¿Seguro? -Dice mi compañero preocupado- Puedo llamar a un médico si quieres.

- No te preocupes, continúa.

- Bueno, como te iba contando, esta nueva organización, Guild, ha causado estragos entre los agentes, tanto de la Port Mafia, como los nuestros propios.

- ¿Qué tiene que ver aquí la Port Mafia?

- El otro día, unos agentes de la Mafia, sorprendieron a Atsushi-Kun y a Kyoka-Chan en un paseo -Dice con voz pausada pero seria- Les tendieron una emboscada y entre tanto aparecieron dos agentes de Guild. En escasos cinco minutos acabaron todos nuestros agentes por los suelos, junto a los de Mori-Kun.

- ¿Conocemos sus identidades o las habilidades que poseen?

- Todavía no tenemos ningún dato relevante de esta nueva amenaza. Al menos no nosotros- Dice mientras se recoloca las gafas mirándome fijamente.

Al instante entiendo lo que me quiere decir.

- Mori-Kun

- Exacto

- Tiene ojos en cada parte de la cuidad, era cuestión de tiempo que se enterara de sus habilidades e identidades antes que nosotros.

- Ahora tiene una clara ventaja, algo que no tendríamos que haber permitido - Dice apretando los puños

- Eso ahora no lo podemos cambiar, lo que hay que averiguar es como conseguir esa información.

Kunikida-Kun vuelve su cabeza con algo de culpa, dando a entender la respuesta.

- ¿Ahí es donde entro yo, verdad?

- Mori-Kun quiere que te reunas con el a solas, en su despacho.

- Me niego. No pienso ir, al menos no sólo.

Un escalofríos recorre mi cuerpo al pensar en los largos y tortuosos pasillos de la sede, en las grandes puertas que guardan la guarida del jefe de la más temida Mafia en Yokohama y en Mori-Kun sentado en su sillón rojo carmesí, con los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas sujetando su barbilla.

-Es la única manera, Dazai-Kun, si no ya nos podemos despedir de conseguir la información.

Suspiro lentamente mientras me convezco a mi mismo de que lo puedo hacer, al fin y al cabo sigo siendo un agente activo de la agencia.

Un lugar donde sentirse humano/ Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora