8.

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Christopher DeLorne
Hoy a las 4:40pm

"No puedo dejar de pensar en ti 😏😏"

"Podríamos tener alguna vez una cita?"

Visto.

Tweek gruño ante los mensajes sugerentes del mejor postor de sus padres. La pena y lastima de haberlo engañado con su familia, se disminuía a casi nula cuando empezaba a sobrecargarlo con mensajes no deseados. Probablemente debía bloquearlo pronto,  el timbre de las notificaciones no era de mucha ayuda en situaciones de estrés. Sobretodo en ocasiones como aquella, en la que se preparaba después de muchos días para descender nuevamente a su lugar con mayor sospecha desde su ultima visita: las cloacas inferiores al ayuntamiento, que se extendían hasta dirigirlo al sitio donde una jovencilla le había gritado por ayuda semanas antes.

Había realizado su ritual de acondicionamiento para su travesía como usualmente. Se habia cambiado de vestimenta en la tienda de conveniencia mas cercana, había dejado su mochila con pertenencias valiosas escondidas y cargado lo mas necesario en sus bolsillos. Nada mas, nada menos. Pero sobre todo, ahora venia armado con un arma que había robado de las pertenencias privadas de su padre. Una pistola con la que solía defender la tienda, pero Tweek había hecho el esfuerzo de arrebatársela tras pasar rápidamente por la cafetería. Esta vez, si algo o alguien trataba de hacerle algún tipo de daño, estaba listo para defenderse. Francamente, esperaba que no hubiera la necesidad de hacerlo por que de todas formas; no queria enfrentarse a un problema legal grave, ni tampoco sabia como usar una pistola. Ojala sus padres no notaran que faltaba tan nocivo artefacto. 

Le costo cierto trabajo ubicarse y llegar al túnel adecuado. Si bien no se equivocaba, alli mismo habia tenido el peculiar encuentro y además había perdido su mapa con el sistema del alcantarillado que lo orientaba con mayor precisión en aquel laberinto oscuro y húmedo. Cuidadosamente, y tratando de hacer el menor ruido posible, se hizo camino por el pestilente liquido iluminándose con su nueva linterna. Aunque examino todo con detenimiento, y estuvo atento a sus al rededores, no encontró nada relevante hasta minutos mas tarde tras avanzar gran distancia. ¿Dónde se encontraba? No sabia. Intentaba anotar alguna pista desde lo que se entreveía por las rendijas de las alcantarillas que daban al exterior, pero era en vano. No se ubicaba sin su mapa y maldecía por lo bajo por que lo que encontró, le arrebato de inmediato el aliento. 

Sangre. Sangre impregnada en las paredes grises y mohosas de las cloacas. Su primer instinto, fue tomar su teléfono para documentar las pruebas. No obstante, al acercarse para tomar una foto nítida, se percato de lo fresca que estaba. Era sangre recién perdida, toda extendida sobre la construcción dejando un tramo de marcas de manos y arañazos. Como si alguien, hubiese intentado resistirse a ser llevado y hubiese intentado de todas las formas posibles; no ser arrastrado por el sitio. Definitivamente era una escena del crimen. Y quien fuera el culpable, era inteligente. En algún momento subiría el nivel del agua, y toda aquella evidencia seria sepultada por la corriente sumada a los desperdicios del canal. Tal realización, hizo temblar al menor. Silencio su teléfono y siguió tomando captura de todas las manchas que encontraba por su camino, con tal velocidad, que apenas se aseguraba de que estuvieran bien captadas. Como había escuchado en una serie alguna vez: Donde se hallaban orejas de lobo, cerca se encontraban los conillos de este. El asesino podía seguir allí y el blondo se estaba exponiendo mucho. 

La cámara de su teléfono se impregnaba de pequeñas gotas de agua, limpiándolas con gran ansiedad sobre su camisa. Su al rededor estaba en silencio, demasiado, hasta el punto de que podía oír a la distancia la mas mínima gotera del techo y eso en parte le agradaba pero al mismo tiempo no le daba buena espina.  

- Vamos, vamos - se afano - La ultima foto y....

Frente a el, revoloteo algo atascado en el agua. Lucia como un pedazo de tela desgarrado. El material se mecía siguiendo la corriente del alcantarillado, con sus hilos cada vez mas deshilachados y fuera de su sitio. Sin embargo, continuaba en muy buen estado. "Algo de la victima" concluyo el hijo de los Tweak, tomándolo entre sus manos y confirmando su teoría. Era un pedazo de una chaqueta, típica de los climas tan nocivos como los de south park, de un tono naranja chillón.  Su portador la había acabado de perder poco tiempo atrás. Por que seguía bastante compuesta como para llevar mucho tiempo en medio de las aguas. Al igual que con las huellas, el oji verde también tomo foto del tejido.

Algo se escucho a sus espaldas. Hora de irse. Retomo sus pertenencias y salió lo mas rápido posible de allí, intentando recordar la salida mas cercana. Tardo un poco mas de lo añorado pero logro conseguirlo. El rubio fue recibido por una fría ventisca que le azoto toda la cara, tornando su nariz y pómulos en una tonalidad rojiza y haciéndole temblar a cada paso que daba lejos de la alcantarilla. Maldita sea, no había nada peor que el frio, que el frio combinado con sus vestimentas húmedas. Ansioso, volvió a acomodarse en su ropa habitual y se encamino directamente a donde los Tucker. Hace mucho no los visitaba y pensaba que seria agradable saludar por un tiempo a Tracia, y a los padres de Craig. Intentaba no merodear mucho por aquella calle, debido a que los recuerdos lo azotaban e impedían que se sintiera bien cada vez que pensaba en Craig. Pero no podía olvidarse de atender a sus suegros. O antiguos suegros, no estaba seguro.

Tweek intentaba asimilar la situación, trataba de mantenerse positivo. Pero lo que había visto allí abajo, lo que había encontrado y escuchado la vez anterior, mostraban que algo mas allá de un secuestro se estaba ejecutando a los desaparecidos en South Park. Tal vez, ¿tortura?, ¿muerte? un mal sabor en la boca se apoderaba de sus papilas gustativas y su estomago se revolvió aun mas al percibir un par de patrullas frente el barrio de su viejo amante. La multitud se amontonaba entre si, tratando de escuchar algo del rumor si era posible. Tweek intento ocultar mejor su morral con la pistola, fingiendo naturalidad. 

Los que hablaban desesperadamente con los policías eran una mujer gorda acompañada de un hombre alto, castaño y con un extraño sombrero sobre su cabeza. Eran los padres de Kyle. Stan estaba gritando y llorando en un evidente episodio de angustia. 

- ¡Se llevaron a Kyle! Fue hace poco, yo lo vi esta mañana ¡Ahora los crímenes están pasando a plena luz del día! - Menciono una mujer, residente de la zona, a los curiosos que se le acercaban a hablar.

- Por favor señora, no interfiera en los asuntos de la policía - Le regaño el oficial, tomando su radioteléfono y comunicándose a sus compañeros - Activen la sirena del pueblo, el toque de queda hoy se realizara mas temprano. Cambio.

- Entendido. Cambio. - Respondieron sus colegas, acatando inmediatamente sus ordenes. 

- Ya oyeron, despejen - El oficial Barbrady comenzó a alejar a los transeúntes con su bolillo negro. Aun con sus lentes oscuros, Tweak noto cuando sus ojos se posicionaron sobre su cuerpo. Trago en seco - Que haces aquí, Tweek ¿Otra vez intentando hacer el trabajo de la policía?

- Y-yo tengo fotos de las cloacas con evidencia... - La mirada severa se acentuó mas. Rápidamente cedió ante la presión ejercida por el adulto- No señor - Respondió muy bajito el aludido, retomando su camino a su propio hogar.

- Mas te vale, no queremos volver a oír nada de ti en la estación por mucho tiempo. Estas obstaculizando mucho las investigaciones con tus pruebas falsas y caprichos. 

Maldito.  

- ¡Mi hijo!, ¿Qué va a pasar con mi hijo? - La Señora Broflovski, Sheila, gimoteaba entre lagrimas a los policías - ¿Van a hacer algo? ¡El me llamo a las dos de la tarde desde la escuela, se que aun debe estar por allí!, ¡Seguro aun se puede hacer algo para rescatarlo!

La culpabilidad se lo iba a comer vivo, pero por el momento no podía hacer nada. 

Ike se veía asomar desde la ventana. El pequeño cafeinomano, sabia muy que debía estar sintiendo ahora mismo el hermanito del mas reciente secuestrado. Terror, incertidumbre, angustia y desesperanza. 

No cabía duda. Aquellas manos ensangrentadas plasmadas en la pared, aquellas marcas de uñas y ese pedazo de tela eran de Kyle. Estaban utilizando aquel caño como base de operaciones o como lugar de desplazamiento subterráneo. 

Algo muy turbio estaba pasando en South Park y Tweek no sabia en quien confiar. 

Dræm Boy [Petweek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora