Dræm Boy [Petweek]

21.

Ni el ruido, en vano, de los fuegos artificiales o el dulzor del aroma de los alimentos recién servidos inmutaban a Tweek. En sus tiernos años de infancia, la feria escolar tal vez podía generar un brinco de emoción en su pequeño corazón. Pero aquellas épocas eran mas sencillas. Ahora era un adolescente, con responsabilidades, con sueños, con metas. En menos de tres años estaría graduándose de la escuela y el nudo en su estomago por no tener ni puta idea de qué hacer con su misera existencia ya le perturbaba la vida, y por si fuera poco, tenia un ex novio desaparecido. Peor aún, su nuevo interés amoroso sufría de alguna clase de abuso y nuevamente se sentía imposibilitado de hacer algo. Se sentía como un accidente esperando a ocurrir, frente a sus ojos, mientras la guillotina iba bajando tortuosamente como si la vida se mofara de su incompetencia. ¿Por qué no podía proteger a los que quería?, ¿Qué podía hacer?

No dormía. No comía. Pete no respondía sus mensajes desde hace dos semanas, y escasamente lo veía en la escuela. Las expresiones severas de sus maestros cada vez que preguntaba por el paradero del gótico, le helaban la sangre. Y todos los adultos evadían el tema de conversación apenas lo mencionaba. No importaba cuanto esfuerzo hiciera, ya fuera allanando la oficina de la psicóloga escolar o revisando los noticiarios locales día a día. Parecía que nadie podía ayudarle en su desesperada misión. Pero si tal vez...Si lo lograba, si tal vez solucionaba la vida de Thelman; Tal vez de esa forma podía subsanar la deuda de no haber podido ayudar a Craig. Tal vez-

–Tweek – Un murmullo lo saco de sus pensamientos - ¡Hey Tweek! ¡Tu línea! ¡¡Sigue tu parte!! – Kevin Stoley lo sacudió con urgencia. Su maquillaje del hechicero lo hacia lucir patético y por milésima vez en ese día, deseo que Pete pudiera volver a remplazarlo como en la noche del estreno.

Los padres y estudiantes del publico intercambiaron palabras, sus ojos clavados en la figura del rubio, sin comprender por qué había terminado súbitamente congelado en el escenario. Los susurros eran tantos que lograban escucharse desde la improvisada tarima de la feria escolar, preparada especialmente para dar un par de funciones al aire libre ese día. El joven pecoso anhelo la oscuridad del teatro para no verle la cara a todos.

"Vamos Tweek, imagínalos desnudos" se animo a si mismo, tragando saliva y recitando sus líneas. Fingiendo y deseando que todos pasaran por alto que había olvidado el guion.

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–¿Qué te esta sucediendo? – Lo sacudió Clyde, apenas lo vio entrar a la carpa que servía como vestuario a todo el club de teatro – La función de hoy esta del asco, Kevin no para de sudar como un cerdo y yo estoy olvidando toda la obra apenas me paro en frente del público. Si tú, nuestro actor estrella, falla, no tengo ni idea como va a terminar esto. ¡La profesora nos va a matar!

–No lo sé, hombre. Tengo muchas cosas en la mente – Se excuso el rubio de ojos verdes, tratando de hallar su botellón de agua entre los abrigos de sus compañeros, tirados en el suelo.

–Necesito retocar tu maquillaje, tu piel esta reseca – Henrietta los interrumpió, forzando a Tweek a levantar su rostro para embadurnarlo con polvos y base, tratando de arreglar el desastre de lo que era dormirse tarde y depender solo de café.

La gótica había sido el remplazo de Pete, como maquillista, las ultimas dos semanas. Según rumores, era una forma de ganar créditos extra en algebra, pues ambas maestras eran amigas y la joven Biggle iba fallando en esa clase. En repetidas ocasiones había querido interrogarla para saber si sabia algo acerca de Pete, pero siempre era un fracaso. La pálida joven parecía siempre molestarse ante la preguntaba, y cortaba la conversación bruscamente. Sin embargo, no todo estaba perdido, y los ojos del pobre cafeinomano se iluminaron al ver los rizos de Michael asomarse a la carpa.