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Y ahí estaban, dos chicos caminando entre enormes y delgados árboles, adentrándose cada vez más a aquél bosque, que parecía que les llamaba, pues a ambos se les veía muy atentos en el ambiente.

- Uhm, y bueno ¿Quisieras hablar sobre los problemas en tu casa que mencionas? Quiero decir, lo digo porque muchas veces no sabemos a dónde acudir o qué hacer, y tú sabes.

Habló el más grande de ambos, sin mirar a su compañero, quien recorría con su mirada cada zona del bosque, cada pequeño objeto, por más mínimo que sea, lograba captar su atención al menos por un momento.

- ¿Ah? Sí, entiendo, eso creo... Bueno, no lo sé, solo es mi padre.

El de ojos color carmesí emitió un suspiro exhausto, tan solo recordar lo que había pasado hacía que sus ánimos se fueran por la borda.

- Oh, lo entiendo... Bueno, no del todo porque mi padre no está conmigo actualmente pero creo que puedo intentar entenderte.

Explicó Bon, rascando su nuca un tanto nervioso. Bonnie solo sonrió amablemente, mirándole.

- Está bien, y lo lamento por...

Bonnie no sabía cómo expresarse, él era extremadamente pésimo ayudando o dándole apoyo emocional a las personas, pero no quería verse como un insensible ante su compañero.

- No, no te preocupes.

Ahí fue cuando de nuevo el silencio surgió entre ambos jóvenes, esta vez siendo un poco más incómodo y tenso que el anterior, definitivamente el silencio más incómodo que habían tenido en este poco tiempo de conocerse.

Los dos siguieron caminando, sí que el bosque era grande. De pronto, una mariposa de color blanco pasó frente a cada uno de ellos, pensaban no tomarle mucha importancia pero al seguirla con la mirada, pudieron visualizar a lo lejos una pequeña cabaña vieja y abandonada que se localizaba cruzando un pequeño río.

- ¡Mira eso! ¿Y si vamos?

Exclamó el de baja estatura, moviendo sus manos con emoción. Hubieran tenido problemas si no fuera por un pequeño y aparentemente viejo puente conformado por partes de troncos de los árboles estuviese para ayudarles a pasar.

- Ah, no lo sé, yo... No se ve muy seguro.

El de cabellos celestes quiso detenerle, pero no lo consiguió, pues en poco tiempo el chico estaba por cruzar aquél río, por lo que el moreno no tuvo otra alternativa, por lo tanto volvió a sonreír, negando con la cabeza y se encaminó hacia donde el menor.

- ¡Vamos, ya pareces mi padre o mi torpe mayordomo!
- Pues al menos ellos no se caerían al un río.

Bonnie no comprendió, por lo que se dispuso a seguir cruzando y ya estaba a punto de llegar, sin prestarle atención al más alto, sin embargo, pronto comprendió aquellas palabras, pues no supo en qué momento aquél puente se había roto. Pensó que caería al suelo, pero un cuerpo hizo fuerza contra el suyo, impulsándole hacia el suelo. En menos de un segundo ambos estaban al otro lado, y cuando el príncipe abrió los ojos pudo ver al de cabello turquesa sobre él. Lo había salvado.

- ¿Estás bien?

Preguntaron ambos al unísono, avergonzandose un poco al darse cuenta de aquello, los dos rieron, desviando la mirada. En un momento, Bon se levantó, ayudando a Bonnie con su mano.

- Te lo dije.

Bonnie rodó los ojos y le empujó un poco a manera de juego, para continuo correr hacia la cabaña, llevando al moreno de la mano, aunque más bien se encontraba arrastrando a éste.

- ¿Entramos?
- No.
- ¡Oh, vamos! ¿Qué eres, un guardia?

Preguntó sarcásticamente el de piel pálida, sin embargo, el moreno solo desvió la mirada, pues efectivamente lo era. No tardó mucho tiempo para que Bonnie pudiese comprender e interpretar ese silencio.

- ¿De verdad? Yo solo bromeaba.

Bon asintió.

- Eso es genial, eres el guardia menos aburrido que he visto... ¡Pero lo serás si no entramos a la cabaña!

El de herbes moradas se cruzó de brazos, de manera desafiante y le señaló con el dedo índice. Bon jamás había conocido a alguien con dicha personalidad, mucho menos a alguien de la familia real ¡Al príncipe! Pero se esperaba algo así basándose en los rumores en su comunidad.

- No tengo que ser divertido, príncipe, pero anda, entremos.

Bonnie iba a reclamar, puesto que detestaba que le denominaran "príncipe", pero el de cabellos celestes había sido más rápido y ya se había introducido en aquella solitaria y muy posiblemente abandonada morada, por lo que el menor no tardó mucho en seguirle a paso presuroso.

- Vaya, pues es... ¿Acogedora?

Bromeó el guardia, observando el lugar, hacía mucho frío y habían telarañas por doquier, mal ahí, a Bonnie le asustaban las arañas. Cuando Bon volteó a ver al menor, se le veía alterado y más pálido de lo normal.

- ¿Pasa algo?
- Arañas, me dan miedo.

Bon no pudo evitar reír y acercarse al chico, despeinandole y tratando de reconfortarlo, sin embargo, Bonnie seguía realmente aterrado.

- Uhm, bueno, a pesar de ser tan tétrico lugar ¿No crees que se vería lindo si todo estuviera limpio y acomodado? Creo que ya sé qué haré en mis días libres.

Bonnie le miró con curiosidad, no era una mala idea. Trató de tranquilizarse un poco, acomodando su postura y mirando el lugar, visualizando cómo se vería de otra manera, definitivamente algo muy hogareño y menos aterrador.

- Supongo... ¿Tú piensas arreglar este lugar?

El mayor afirmó aquella pregunta, mirando al más pequeño, el cuál estaba bastante cerca de él, supuso que era por su miedo que ya había mencionado antes, respecto a aquellos bichos de ocho patas.

- ¿Si te ayudo me dejarías venir?

Preguntó, mirando a su mayor con un brillo en sus ojos y una amplia sonrisa plasmada en sus rosados, tirando a rojizos, labios.

- Woah, que la vaya a arreglar no significa que me apropiaré de ella... Yo no me adueño de las cosas como bosques o cosas así.

Le miró con una sonrisa ladina, con la clara intención de molestarle. En respuesta, Bonnie golpeó su pecho, provocandole un quejido al más grande ¡Vaya que el enano tenía fuerza!

- Puede ser de los dos, dudo que alguien esté viviendo aquí y nosotros la encontramos. Será de ambos, pero ambos deberemos aportar a reparar este lugar.

Volvió a hablar el moreno, mientras que el príncipe observaba un punto fijo del lugar, con una pequeña sonrisa en las comisuras de sus labios.

- Bien ¿Te parece empezar mañana?

Preguntó Bonnie, mirándole, sin embargo, el moreno no podía venir al día siguiente, puesto que él tenía que trabajar.

- No puedo. Mira, mis días libres suelen ser el domingo, pero si otro día surge una oportunidad podría ir a verte. No sé si te lo permitan.

- Pff, a mí nunca me permiten nada, pero eso da igual. Si quieres ir a buscarme, hay un pequeño pasadizo que construyó mi madre en la parte de atrás, solo procura que nadie te vea.

De esta forma, ambos mozos comenzaron a darse indicaciones y ponerse de acuerdo para poder verse y poder arreglar aquella cabaña que ahora era de ambos.

Bonnie estaba feliz, pues él casi no tenía amigos, más que uno, su nombre era Springtrap, y aunque no hablaban a diario ni eran tan cercanos, cada que Bonnie iba al pueblo podía encontrarlo, pues éste se dedicaba a vender tomates, los mejores de todo el reino, definitivamente.

Por otro lado Bon, sentía mucha curiosidad por el chico, había escuchado tantas cosas horribles sobre él, pero el día de hoy pudo verlo asustado por algo tan pequeño como arañas, no lo subestimaba, de nuevo, él sabe que las apariencias engañan, sin embargo, no podía creer que el chico fuera tan malo, algo le decía que era un buen chico, y ese mismo algo le decía que llegarían a ser muy buenos amigos.

Ꮚ  DREAM  ♥︎  be my eternity  Ꮚ  BxB  ☹︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora