Epílogo

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Lee Sanmi está en compañía de su marido, su hijo menor y el novio de éste en un bote que sólo puede con los cuatro. Al estar en mar abierto, se encuentran en peligro, ya que en cualquier momento el gigante azul puede provocar el rugido de las olas.

Sin embargo, no temen.

No temen porque saben que bajo el agua hay una familia que los cuida.

— Pueden salir — avisa Sanmi hacia el mar.

Dos figuras asoman sus cabezas y saludan a los tripulantes. Tanto los humanos como los sirenos son una gran familia.

— ¿Y cómo está el huevo? — pregunta Sanmi.

— Roto — contesta Hyungwon.

— ¿Cómo así? — duda angustiada.

— Ya nació. Es una sirena de aleta púrpura — contesta Hyungwon con entusiasmo.

— La hemos traído con nosotros — dice Hoseok con orgullo, mientras saca del agua la canasta con su sirenita dormida. Se parece más a Hoseok, pero con los labios de Hyungwon.

Sanmi la toma con cariño para mostrársela a sus acompañantes. Los hombres miran con ternura a la bebé sirena.

— ¿Cómo se llama? — pregunta Youngkwon.

— No lo pensamos mucho, es un nombre muy bonito, ella se llama...

— ¡Está abriendo los ojos! — interrumpe Jooheon. La sirena, al sentirse fuera del agua y al ver a criaturas desconocidas, muestra en su rostro un sentimiento similar al miedo.

- Hola, bebita, somos tu familia humana – habla Sanmi para tranquilizarla, la bebé está confundida.

— ¿Cuánto tardan en crecer? — pregunta Changkyun.

— Lo mismo que un humano. Lo que si aprendemos más rápido es a nadar, en unos tres meses podrá dejar su canasta — explica Hyungwon.

— ¿También van a la escuela? — duda Youngkwon.

— Sí, aunque aún le faltan un par de años para entrar. Mientras tanto, estará con nosotros en la tienda — explica Hyungwon.

— Cierto, ¿qué tal les va en su negocio? — indaga Jooheon.

— Las donas son la novedad. Supe que sería buena idea — contesta Hoseok con orgullo. Es tan ocurrente que planeó iniciar una tienda de donas submarina, hechas a base de un extracto de anémona. — A diario recibimos una cantidad respetable de clientes — añade.

— ¿Qué novedades nos cuentan de Fantasía?

— Pues... Minhyuk salió de viaje con sus padres, esta vez irán a Tasmania; por cierto, Soonyoung ya domesticó otros tres marrajos y su negocio de transporte luce prometedor, Minhyuk y su familia lo han estado utilizando. Mi tía Yongsun también está de viaje, aunque he mandado un delfín mensajero para darle la noticia de la bebé y que vuelva a Fantasía cuanto antes a conocerla. Los reyes tienen otro huevo, así que el reino está feliz, pero Kihyun está que se muere por tener que encargarse de un pequeño sireno travieso y de un huevo, así que seguramente habrá más dramas en palacio, pero ya no trabajamos ahí, así que sólo escuchamos lo que se dice entre los sirenos — cuenta Hyungwon.

— ¿Y ustedes qué tienen que decir del mundo humano? — pregunta Hoseok.

— ¿Te acuerdas de Park Jimin? — pregunta Jooheon.

— ¿Cómo olvidarlo? — recuerda Hoseok.

— Se mudó a Daegu con su nuevo novio, creo que se llama Yoongi — expone el menor de los Lee.

— Y Mildred está embarazada, aún no sabe el sexo del bebé, pero si es hombre le pondrá Hyungwon — añade Changkyun.

— ¿Y yo que tengo que ver? — interroga el nombrado.

— Es su forma de conservar tu memoria, recuerda que moriste ahogado después de ayudarla.

— Y hablando de nombres de bebés... No dijeron cómo se llamará mi nieta — interviene Sanmi.

Hoseok y Hyungwon se miran el uno al otro con una enorme sonrisa. Después, el mayor mira a su madre y le revela:

— Sanmi, sirena de Fantasía, ser de tierra y mar.

— Los amo — confiesa la mujer, orgullosa de compartir su nombre con la bebé.

La pequeña Sanmi empieza a llorar. Por instinto, los humanos le pasan la canasta a Hyungwon, quien saca a su hija de ahí para tomarla en sus brazos.

— Ay, tiene hambre — comenta arrullándola y mirando a su esposo.

— Aquí traigo las sardinas — dice Hoseok, tomando un pececito de un compartimiento externo de la canasta.

La bebé sirena come lentamente la sardina con ayuda de Hyungwon.

— Oye... ¿Lo extrañas? — pregunta Youngkwon.

— ¿A quién?

— Al pez que tenías de mascota.

— Ah, Pacífico. Siempre, estuvo conmigo por más de quince años; pero también entiendo que la vida no es para siempre y... Seguramente está con mis madres, siendo feliz.

— ¿Y tú eres feliz, Hyungwon? — interroga Sanmi.

Hyungwon piensa un poco antes de responder. Dirige su vista hacia su familia política, que a pesar de no ser de la misma especie, le hacen sentir querido; después mira a su marido, quien renunció a su forma original para vivir con él en el océano; por último, observa a su hija, indudable prueba del amor que tiene con Hoseok.

— Yo sí, soy muy feliz — asegura sonriente.  

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

Muchísimas gracias por llegar hasta aquí; por sus lecturas, votos y comentarios. Me gustaría saber su opinión general de la obra.

Me despido de ustedes, ha sido un placer escribir esto y leer sus comentarios <3

¡Hasta nunca!

- Perla Romanova

Sirenito (2won)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora