Durante todo el fin de semana Issy y Idonny estuvieron al pendiente de la respuesta de Sirius, pero esta nunca llegó.
Los cuatro chicos se pasaron aquellos dos días en la habitación de la pelirroja, en caso de que su vecino decidiera abrir las cortinas, cosa que tampoco sucedió. Esto les pareció extraño, dudaban mucho que el chico hubiera decidido dejarles de hablar cuando el mismo les pidió que siguieran en comunicación.
El domingo por la noche los chicos ya se habían ido a hacer otra cosa, dándose por vencidos. Pero ellas aún tenían muchas preguntas que se negaban a dejar sin responder.
—¿Ves esa cámara? —le preguntó Idonny a su amiga— ¿La que apunta al jardín?
La menor de los Potter asiente, colocándose junto a ella en la ventana.
—¿No te parece raro que ninguno de los tres haya salido desde que enviamos la nota?
—¿Crees que alguien más la haya encontrado?
—Es probable, y no creo que haya sido alguno de los hermanos.
Issidora frunce el ceño.
—¿Qué crees que esté sucediendo allá dentro?
—Podemos averiguarlo, ¿Me prestas tu computadora?
Se le ilumina el rostro a la pelirroja mientras desbloquea su ordenador para Idonny, deja que la castaña se siente y descargue un par de programas.
La menor de los Lupin no es ninguna hacker experta, pero ha leído una cosa o dos, lo suficiente para acceder a las cámaras de seguridad de la casa de los Black y borrar su rastro, o al menos eso espera.
Pasan un par de horas, las suficientes para que Issy se aburra y empiece a hacer preguntas a la chica que escribe frenéticamente en su teclado. Cuando Idonny estaba empezando a desesperarse, finalmente obtiene el acceso.
—¡Listo! —exclama sin poder creer que en serio lo haya logrado.
Ambas niñas dirigen su atención a la pantalla, la cual parece estar divididas en diversas secciones, la mayoría oscurecidas debido a la falta de luz solar. Distinguen lo que debería ser el patio, una sala de estar enorme, un estudio con un piano, una biblioteca, las cocinas, diversos pasillos, el cuarto de lavado y un cuadro completamente oscuro.
En la cocina, el cuarto del lavado y los pasillos están iluminados y muestran a personas con uniforme, probablemente gente que trabaja ahí. No hay rastro de los hermanos Black. No hay rastro de Orion ni la que parece ser su esposa tampoco, así que las chicas asumen que todos están en sus habitaciones y que en estas no hay cámaras, es algo tarde después de todo.
Pero en ese momento, el cuadro que parecía estar completamente oscuro es iluminado de repente por una luz tenue. Ambas chicas sueltan un grito ahogado al ver a una persona de cabello negro enmarañado tumbada en un catre. Debajo de de la camisa y el pantalón suelto se alcanzan a ver vendas en sus brazos y piernas. Les toma un momento darse cuenta de que se trata de Sirius.
El chico se levanta penosamente en el catre mientras la señora de la casa entra a la habitación, encendiendo una lámpara iluminándoles apenas lo suficiente para que se distingan las finas facciones de ambos rostros.
Idonny hace grande el cuadro y activa el sonido, aunque este no sirve de mucho ya que la conversación está en latín. Lo primero que logra identificar es "mater". No hay que ser un genio para saber que eso significa madre.
La mujer le habla al chico con un tono frío y actitud intimidante, Sirius, en cambio, la retaba con la mirada. Él dijo algo que hizo que la mujer le abofeteara. Las chicas no saben si se debe al eco de la habitación, pero el golpe resonó de manera horrible por unos segundos. La fuerza del impacto hizo que Sirius girara el rostro por inercia. Ella le gritó algo antes de tomarlo del brazo y arrastrarlo fuera de la habitación oscura.