El caso de los niños de a lado - Parte 7

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—¡¿Qué ustedes qué?! —exclama James incrédulo.

Los cuatro están en la habitación de Issy, las chicas les dijeron que tenían algo que mostrarles, el moreno no se esperaba que sus adorables e inocentes hermanitas hubieran hackeado las cámaras de seguridad de los vecinos.

—¿Te lo tenemos que repetir, James? —pregunta la pelirroja de manera impaciente.

—¿Acaso están locas? ¿No saben que pueden rastrear la dirección IP? ¿Qué si las atrapan? Eso es invasión a propiedad privada, ¡Y de los Black, nada menos! Se supone que son sus amigas —las regaña Remus.

—¡Somos sus amigas! Es por eso que lo hicimos. Muéstrales, Idonny.

Le castaña obedece y les muestra a sus hermanos una serie de videos. Pronto las protestas de los chicos fueron remplazadas por miradas horrorizadas. No podían creer lo que veían, todos los videos mostraban abuso doméstico hacia los hermanos Black. Cada grabación era peor a la anterior. Las edades de los tres hermanos varían a través de los videos, demostrando que esto no ha hecho más que empeorar con los años.

—¡Sirius! —Remus ahoga una exclamación ahogada al ver un video donde el mayor de los hermanos fue abandonado dos días enteros en un sótano.

James es consciente de que hay algo más que amistad entre Black y Lupin, quizá lo sabe incluso mejor que Remus, como de igual manera el castaño conoce el flechazo que tiene el de lentes con Calipso. Así que ambos son conscientes de cuanto le perturba al otro perturba ver a aquellos chicos de esa manera.

—¿Por qué nos muestran esto? —pregunta James sin ganas de ver más.

—Porque tenemos que hacer algo. Tenemos que denunciar a esa mujer y descubrir que clase de persona es el Señor Black, o mejor dicho, que tan conveniente es como el tutor de sus hijos.

Los chicos intercambian miradas. Lo que ellos necesitan es información desde adentro, y solo hay tres personas que pueden dárselas.

—Ya que estamos en esto de compartir secretos —comienza el de cicatrices—, nosotros también tenemos algo que decirles.

>>>∆<<<

Esa misma noche los cuatro bajaron al patio siguiendo al castaño. Esperaron un rato junto a la cerca hasta que el árbol al otro lado de esta se movió.

—¡Sirius! Necesitamos hablar —las palabras en francés salieron tan pronto de los labios de Remus que a su hermana le costó un poco entenderlas.

—Ya lo creo... —bromea el pelinegro en la misma lengua. Entonces su mirada se desplaza hacia las otras tres personas que los acompañan— Remo, no estoy listo para conocer a tu familia cara a cara...

Ignorando la broma, el aludido mete los brazos a través del agujero en la cerca y toma gentilmente los antebrazos de Sirius. A Idonny no se le escapa la sonrisa que se expande por el rostro de Sirius ni el leve rubor de su hermano al tocar al chico.

«Oh.» Comprende entonces «Están enamorados»

Pero la sonrisa del pelinegro desaparece en cuanto el de las cicatrices vuelve a hablar.

—Te lastimó tu madre, ¿No es cierto?

Entonces los tres chicos reparan en los vendajes que rodean los brazos del mayor de los Black.

—¿Qué...? Tú... ¿Cómo sabes eso? No, ¡No pueden saber eso! —el chico empieza a entrar en pánico y a murmurar en latín.

—Sirius, Sirius, tranquilo. Hey, mírame. —le pide Remus, aún no suelta sus brazos, así que lo jala más cerca del hoyo— Eso es, respira. No te preocupes, todo esta bien, todo va a estar bien. Pero necesitamos tu ayuda ¿Si?

Entre todos los colore One shotsWhere stories live. Discover now