Capítulo 7

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El americano y Ucrania dejaron escapar un grito al ver la puerta abrirse en un horroroso chirrido, haciéndolos abrazarse en busca de refugio

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El americano y Ucrania dejaron escapar un grito al ver la puerta abrirse en un horroroso chirrido, haciéndolos abrazarse en busca de refugio. Aún en su abrazo, observaron quien era el causante de aquello. Rusia.

El ruso entró cerrando la puerta sin cuidado alguno para luego voltear y mirar a su amigo psicólogo y su hermano en una un tanto comprometedora situación. Rio cansado para luego arrojarles una lámpara, golpeándolos.

― ¿Qué? ¿Decidieron salir a escondidas de mí?

Ambos amigos se separaron rápidamente, algo asqueados. Habían pasado casi cuatro días de la muerte de Armenia cuando finalmente pudieron ponerse a trabajar bien. Rusia estuvo tan ocupado los últimos días preparando el funeral del armenio y en su propio trabajo por lo que Ucrania se aseguró que este pudiese por fin dormir un poco.

Habló con USA y después de horas, lo logró convencer de ayudarlo con ese caso.

Había vuelto a ver a su padre. URSS y sus demás hermanos estaban devastados con la noticia, no fue la mejor forma de una reunión familiar. Tanto Kirguistán como Kazajistán no habían podido asistir por problemas de vuelo.

Por lo visto, Rusia ahora estaba más que descansado. El albino caminó hacia ellos y los golpeó en la cabeza como una manera de regañarlos por irse a investigar sin supervisión.

― ¿Qué hacen aquí?

― Resulta que el asesino dejó por accidente esto.― USA estiró su mano dejando a la vista un pequeño anillo de oro―. No pudimos encontrarle huellas, es como si él propio asesino lo hubiese dejado a propósito.― Rusia tomo el pequeño objeto entre sus manos, analizándolo.― Uzbekistán dijo que estos anillos son únicos y pertenecen a la familia de Imperio Japonés.

Él ruso miró el anillo dándose cuenta que lo que decía el americano era correcto, ese anillo le pertenecía a Japón; el mismo se lo había visto puesto en una salida que tuvieron. ¿Pero...?

― Entrevisté a Japón hace dos horas con Polonia. ―Tomó el anillo de vuelta y lo metió en una bolsita―. Dijo que su anillo se perdió hace dos semanas en una salida con amigos que tuvo. Y que hace cuatro días fue su cumpleaños y tuvo una cena familiar.

―Eso es cierto. ―Rusia dijo―. Fue su cumpleaños.

―Pero nada nos asegura que haya estado ahí festejando.― USA se encaminó sujetando de un brazo a Ucrania hacia las oficinas "secretas" de la estación, aunque de secretas no tenían nada.― Se supone que tú eres él que le sabe a esto, Rusia.

Los tres hombres entraron al lugar, sin embargo, antes de que Ucrania pudiera estar totalmente dentro, Rusia lo detuvo y lo mandó hacia afuera, pues en esa área solo podían entrar USA y Rusia.

Ucrania golpeó su mano, ofendido, y decidió esperarlos en la sala.

― ¿Qué se supone que estás buscando?

― Polonia me dijo que aquí guardan información clasificada sobre las personas que han estado presas y necesito buscar a alguien.

― ¿Alguien?

― Chile.

Entraron a la habitación y comenzaron a buscar.

USA estaba encantado con el lugar, se sentía como en una de esas películas de detectives.

No encontraron nada después de buscar un rato, hasta que al ruso se le ocurrió una idea. Caminaron hasta una esquina donde había una puerta cubierta por algunos libros. Tras ingresar una contraseña, pudieron entrar.

El lugar estaba oscuro, intentaron prender las luces pero estas no servían, así que ambos sacaron su celular para alumbrar.

― ¿Por qué decidiste trabajar aquí?―Rusia preguntó al americano en una seria voz que le causo escalofríos.

Ambos caminaban cuidadosamente por los pasillos, cuidando de no tirar nada.

― ¿Es en serio? Casi me obligaste a hacerlo.

Rusia rio y le dio la razón.

― ¿Por qué estas huyendo de tu familia?

― ¿Me investigaste tanto?― preguntó con miedo.

― Sí, pero sinceramente no logro entender porque lo haces.

― Si tuvieses que elegir entre tu felicidad y el dinero ¿Que elegirías?

Rusia se extrañó ante aquella pregunta, pero respondió: ― La felicidad, por supuesto.

USA asintió entre la oscuridad.― Yo igual.

El ruso bufo, incrédulo.

―Mi familia...―USA continuó―...no es tan mala, pero Francia quería obligarme a trabajar en la empresa familiar.

Eso no era totalmente falso.

― ¿Qué tiene eso de malo? Es una fábrica de dulces y te gusta comerlos.

― No es lo mismo―buscó entre los estantes.―Sé que tendría mi vida asegurada, ganaría muy bien... pero eso no lo es todo. No para mí.

― La única razón por la que trabajas para mi es por el dinero. ―Rusia dijo sin creer lo que el rubio decía.―Sé que no te gusta trabajar aquí.

―Me gusta trabajar aquí, aunque no lo parezca―chocó con el más alto un momento y se separó inmediatamente para verlo a la cara―. No me arrepiento de trabajar aquí de pese a todo, es... terroríficamente lindo.

Encontró lo que estaba buscando y lo sacó.

―Estas diciéndome que huiste por que no querías trabajar en la empresa familiar, vele a decir esa historia a alguien más.―Se burló, pero un silencio de parte del otro lo hizo ponerse serio.― ¿Por qué estas realmente aquí?― Lo tomó de la barbilla, dejando su celular a un lado, siendo la única luz ahora el del más bajo.

― Estar con mi familia me trae malos recuerdos de mi padre.

― ¿Tu padre...?

USA negó soltándose del agarre. Agarró los papeles de Chile y salió de la habitación con un nudo en la garganta.

 Agarró los papeles de Chile y salió de la habitación con un nudo en la garganta

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Efectos secundarios (RusAme)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora