Extra 2

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Estados Unidos había nacido en un hogar lleno de amor, donde era el segundo hijo esperado con ilusión por ambos padres y hermano.

Muchos de los amigos de la familia les solían decir que era la versión en miniatura de Reino Unido, pues desde sus ojos azules hasta el cabello rubio eran gracias a este. Francia tendía a quejarse de esto. Curiosamente, el estadounidense fue el único hijo de la familia en heredar el color de cabello del psicólogo.

Canadá era idéntico a Francia. Desde el comportamiento hasta en apariencia. Este fue el principal motivo por el que ambos hermanos se llevaban tan bien.

Australia y Nueva Zelanda vinieron al mundo tres años después del nacimiento de USA. Ambos niños con ojos azules y cabellos castaños. Los padres agradecían que no se parecieran en lo absoluto. Principalmente por su tipo de cabello, ya que mientras el del australiano era liso, el de Nueva Zelanda estaba lleno de rizos que toda la familia envidiaba.

Casi no tenían tiempo para pasar con sus padres, así que los pocos momentos que tenían juntos los valoraban demasiado. Reino Unido le tenía un especial cariño al estadounidense, se podía llegar a decir que era su hijo favorito, pero lograba esconderlo para no hacer sentir mal a los demás niños.

A veces durante los fines de semana, Francia les llevaba a casa varias cajas de dulces provenientes de la fábrica para que los comieran. Muchos dirían que fue ahí que la obsesión del estadounidense por las golosinas empezó, mas equivocadas no pueden estar esas personas.

Durante toda su niñez, había visto como un ejemplo a seguir a su padre. Fue él la principal razón por la que quiso estudiar psicología. Hubo una época en especial en la que el pequeño rubio estuvo muy interesado en el comportamiento humano y la psicología, llegando al punto en que incluso su abuelo le enseño sobre esos temas.

Reino Unido pasó mucho tiempo fuera de casa en esa época. Al inicio para todos fue normal, pero conforme pasaba el tiempo se dieron cuenta que algo andaba mal. Canadá incluso llego a enfrentarse a su padre porque creía que le estaba siendo infiel a Francia. Los gemelos hicieron lo mismo poco después.

El entonces adolescente de diecisiete años se negaba a que su padre estuviera haciendo aquello. Y claro que tuvo razón. Reino Unido no le era infiel a Francia. Y el francés hubiese preferido eso a lo que se descubrió después.

"Reino Unido el demente de Xiay".

Era el título en todos los periódicos de la ciudad y del país. El famoso psicólogo Reino Unido que se atrevió a experimentar con seres humanos para satisfacer su curiosidad. USA nunca tuvo claro que fue con exactitud lo que el británico había hecho, lo único que Francia les dejó saber era que al psicólogo le gustaba jugar con la mente de las personas hasta que se volvían locas o hasta que se mataran entre sí.

Fue ahí donde su obsesión por los dulces llegó.

No pudo dejar de comerlos, solo haciéndolo lograba conseguir la paz que no había tenido desde aquella mañana. Estando ocupado con la situación de su esposo y la fábrica, Francia no se enteró de esto hasta meses después cuando al americano había subido cerca de cinco kilos y descuidado por completo su higiene bucal.

En un inicio tuvo ganas de golpearlo para hacerlo entrar en razón pero después de dio cuenta que no podía hacer eso.

Decidió llevarlo con un psicólogo, pero USA se rehusó. No quería nada que ver con psicólogos. ¿Y si era como Reino Unido y quería...? Pasaba las noches llorando y comiendo tratando de calmar todas las emociones que se desbordaban debido a los acontecimientos que estaba viviendo.

Tan solo dos meses después, el rubio accedió a ir con un especialista que lo pudiera ayudar.

Y el año siguiente retomó sus estudios. Pero pese a todo no podía dejar de recordar todos los momentos vividos con su padre en aquella casa. No terminaba de entender el porqué de las acciones de su progenitor. Entonces le pidió a Francia poder irse a otro país para estudiar, este accedió creyendo que le haría bien estar lejos de ese ambiente que se volvió tan sombrío.

Estudio psicología al mismo tiempo que Ciencias del comportamiento humano. Aunque esta última jamás la terminó. Una vez que terminó sus estudios decidió volver a su país natal, pero a última hora se arrepintió. No quería volver ahí. No quiera volver a ver a nadie de su familia. Así que compró un boleto de avión pero directo a otro lugar.

Piahei.

Sabía que no pasaría mucho antes que Francia se enterara que dejo la universidad con una carrera a la mitad, pero no le importaba.

En un inicio tuvo problemas para vivir en ese nuevo sitio debido a la falta de suficiente dinero, así que no tuvo de otra más que buscar un compañero de habitación. Tardó cerca de dos semanas en encontrar uno que pareciera decente.

― Soy Ucrania. ― Un chico con cabellos de colores, que más tarde pasaría a ser completamente castaño, le abrió la puerta. Fue extraño. El chico tenía cuadros por todo el lugar, pinceles y pintura también.

― Tienes...―Señalo la mancha de pintura en la mejilla del menor.

― Oh, gracias, pero ya lo sabía.

El silencio se hizo presente entre los dos. Era realmente incómodo.

―Tengo diecinueve años. ― El ucraniano dijo para hacer plática.

―Veintidós.

El silencio volvió a reinar en el lugar, hasta que al menor se le ocurrió algo. Corrió a la cocina para agarrar una pequeña bolsa y luego corrió de vuelta. Extendió su mano al mayor para incitarlo a tomar el artículo.

― Son dulces. ―Aclaró. Entonces una sonría cruzó por la cara del rubio quien aceptó los caramelos.

― Creo que nos llevaremos bien, Ucrania.

Semanas más tarde el ucraniano había llegado con la noticia de haberle conseguido un empleo a su nuevo compañero de cuarto.

― Debido a que no te quiero de vago aquí, y ya me canse de tenerte de sirviente.―Señaló las ropas domesticas del rubio. ― Te conseguí empleo con mi hermanito, quien además es mi principal proveedor.

― Eso suena horrible, Ucrania. ― Un tipo alto, posiblemente el más alto que USA hubiera conocido jamás, cruzó por la puerta. Pronto la mirada de este se posó sobre el haciéndolo sentir muy pequeño ―. ¿Es él?

― No, es el de la vecina.―El chico de cabellos coloridos puso los brazos sobre su delgado pecho ―. América, este es Rusia, tu nuevo jefe.

― Hey, hey, hey. ― Rusia se acercó rápidamente a los dos menores―. Yo jamás dije que lo contrataría.

― ¿No?

― No.― Rusia le mantuvo la mirada a su hermano ―. Es lindo pero una cara bonita no sirve para resolver casos.

Oír eso indignó mucho al estadounidense, quien con una canasta llena de ropa recién lavada, se acercó al más alto. Saco una camiseta para enrollarla y golpear con esta al ruso quien lo miró sorprendido. Luego se dio la vuelta y regresó a sus labores.

― No mereces tener mi cara bonita en tu estúpido trabajo.

― A URSS le agradaría. ―El hermano menor susurró.

Rusia sabía eso pero no se dejaría llevar. Necesitaba ver de que era capaz antes de contratar al chico.

― Te quiero mañana en mi oficina para ver que tal trabajas.

El rubio se volteó un momento para verlo, antes de volver a caminar. ― No, ve y consíguete a alguien feo.

Ese mismo día en la tarde Ucrania amenazó a Estados Unidos para que fuera al día siguiente con su hermano o lo echaría del apartamento.

Así que ahí estaba él, viendo a una chica que era imposible que no fuera la culpable del asesinato de los dos niños que cuidaba.

― ¿Ves? No soy solo una cara bonita. ―USA le dijo a Rusia que lo miraba algo sorprendido.

― Rusia. ―Una profunda voz llamó desde afuera.

― Pasa.

Un chico un poco más alto que Ucrania y vestido con una bata blanca entró. Viendo la placa sobre su pecho descubrió que su nombre era Uzbekistán. Era atractivo.

― Uzbe. ― Rusia lo sacó de sus pensamientos―. Él es América, trabajara con nosotros. 

Efectos secundarios (RusAme)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora