------------------------------------------------------------------
Autora: OrianaB13
------------------------------------------------------------------
Mi nombre es Sophia James, pero me dicen Sophie, desde muy pequeña mi padre me enseñaba tácticas de defensa, combate con todo tipo de armas y como ocultarlas bajo mi ropaje sin que se notaran y en el caso de las dagas sin que se me clavaran en el cuerpo.
¿Siempre creí que era inútil, entendía que la defensa personal me pudiera ayudar si tenía alguna pelea en el colegio, pero y las armas? eso ya era mucho. Pero por orden de mi padre siempre debíamos llevar con nosotros un par de dagas.
Pero de repente todo cambió, la ciudad que solía ser tranquila se había vuelto un caos, ya no se podía salir con normalidad pues teníamos miedo de salir y ya no volver nunca más.
Estábamos siendo asesinados y usados como bolsas de sangre por criaturas que jamás nos hubiésemos imaginado que existían y mucho menos que conviviesen con nosotros desde hace siglos.
Mi padre sabía que esto algún día sucedería y por esto nos entrenó a mi hermano y a mí, ahora recuerdo el por qué de sus palabras.
"Jamás se confíen de nadie que no sea su familia, en esta ciudad no sabemos quién es quién"
Siempre me pregunté por qué ciertas familias ni siquiera se hablaban con otras, eran algo así como el agua y el aceite, podían estar en el mismo lugar, pero no se mezclaban.
Hasta que un día lo supe y no de la manera más bonita que se imaginan.
Había salido de casa molesta con mi madre por no dejarme ir de acampada con mi mejor amiga y su familia, lo que no pensé fue que lo hice de noche cuando absolutamente todas las personas estaban encerradas en la seguridad de sus casas.
Segada por la molestia caminé hasta un parque y me senté en uno de los columpios en que jugaban los niños.
A simple vista no sucedía nada, pero lo que yo no sabía era que estaba siendo observada por varias de esas criaturas.
En cuestión de segundos aparecieron tres chicos y dos chicas rodeándome, no entendía que pasaba, pero intuía que no era nada bueno, el iris de sus ojos completamente rojos y sus grandes colmillos se notaban cuando sonreían, estaba en problemas... En grandes problemas.
—Les dije que conseguiríamos nuestra cena de hoy —habló uno de ellos.
Me levanté del columpio e intenté irme, pero una de las chicas me tiró del brazo dejándome en el centro de todos ellos.
El más chico se abalanzó sobre mí, pero logré esquivarlo y propinarle una patada en la cara que lo dejo atontado por unos minutos, luego se abalanzó una de las chicas y logró retener mis brazos hacia atrás mientras otro chico se acercaba a mí, gracias al cielo y las enseñanzas de mi padre si sirvieron, como pude logre colgar mis piernas de su cuello y hacer un giro dejándolo noqueado en el piso.
En un descuido de la chica pude desenvainar mi daga y clavarla en su cuello, pero no todo era tan fácil, los últimos dos que quedaban en pie se me echaron encima a la vez, siendo seguido luego de unos minutos por el primer chico que me atacó. Esto era injusto, tres contra una es desventaja.
Estaba acorralada en del suelo y mi cuello siendo presionado por esa fuerte mano, intenté dar patadas, pero mis pies eran sujetados por el chico y la chica.
Este era el fin, sería una bolsa de sangre más encontrada al amanecer. Estaba resignada a que moriría esa noche y solo cerraba los ojos para no ver el asqueroso rostro del chico al morder mi cuello, pero no, no sentí nada, solo alivio en mi cuello al ser aflojado por esa fría mano. Permanecía tirada en el suelo hasta que de un tirón alguien me puso de pie y comenzó a correr arrastrándome consigo fuera de ese parque. Corría lo más que podía y de vez en cuando veía hacia atrás y alcanzaba a ver como los chicos de antes venían pisándonos los talones.
Fui tomada en brazos y pude sentir como el chico corría a una velocidad descomunal, algo andaba mal, un humano común no corre así de rápido, es imposible.
Con miedo busqué su mirada y sentí el corazón en la garganta al encontrarla, sus ojos también tenían el iris rojo. Comencé a removerme en sus brazos hasta que paró de correr y como pude me solté y me alejé de él, toqué algunas zonas de mi cuerpo intentando encontrar alguna arma, pero nada, estaba completamente desarmada.
Intento acercarse, pero retrocedí.
—Aléjate de mí o no tendré piedad para clavarte un cuchillo.
—¿Si estuvieras armada ya lo hubieses hecho cazadora, aunque qué clase de cazadora eres si sales desarmada?
—No necesito de armas para deshacerme de ti.
—Soy superior, no creo que puedas hacerlo.
Cada vez se acercaba más a mí, a cada paso que él daba yo retrocedía dos hasta que me eché a correr, fue en vano, no pude avanzar mucho cuando este me derribó posándose encima de mí, comencé a retorcerme buscando la manera de salir de su agarre, pero su fuerza era superior a la mía.
—Cálmate cazadora, no pienso hacerte daño.
—No te creo, eres un asqueroso chupasangre.
—Ni que me pagaran bebería de ti, tu sangre debe ser amarga, hasta me puede envenenar.
—Quítate de encima o juro que colgaré tu cabeza en el centro de la ciudad.
Se levantó dejando mi cuerpo libre, como pude me levanté y me quité la tierra de mi ropa. <<Creo que me rompió una costilla con tremenda tacleada>>.
—No te rompí nada, exagerada
—Tú puedes leer mentes?
—Cada "chupasangre" como las llamas tú, tienen un poder, unos pueden hacer predicciones, otros pueden hacerse sombras y en mi caso puedo leer las mentes.
Intento acercarse nuevamente a mí, pero me volví a alejar.
—No voy a drenarte, ni mi familia ni yo consumimos sangre humana.
—Eso es imposible.
—No es imposible, esa era una de las reglas del tratado, ningún vampiro se alimentaría de sangre humana y ustedes no nos casarían.
Esto es mucho para mí, tanta información terminará haciendo un cortocircuito en mi cerebro.
—Sophia James, hija de Malcon James uno de los líderes del tratado.
—¿Que mi padre qué?
—Tu padre era uno de los siete jefes del tratado, tres humanos: James, Pierce y Vega. Y cuatro vampiros: Collins, Price, Kolman y Miller.
Esto es mucho para mí, hace un par de meses no sabía de la existencia de los vampiros, mucho menos que mi padre era jefe de un tratado de paz del que tampoco sabía, todo este tiempo fui parte de algo sin siquiera saberlo. Es posible... quizá...
—No Sophie, no existen los hombres lobos. Esto no es crepúsculo.
—Deja de leer mi mente...
—Zack. Soy Zack Price.
ESTÁS LEYENDO
Relatos del team Wattpad
RandomBienvenidos a este libro donde encontrán historias de todo tipo. Cada capítulo es un nueva historia escrita por un autor diferente. Aquí hallarán un poco de la escencia de varios usuarios (escritores de Wattpad). Este es un hermoso proyecto conforma...