Extra: Esa misma noche...

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Residencia Miura. De noche.

Yumiko se tumbo sobre el sofá, había sido un día muy largo para ella. Tantas cosas estaban pasando, y ahora que ya estaba en tercer año, ni siquiera se atrevía a pensar en lo que le esperaba más adelante. Iba a haber muchos cambios y ella no estaba en condiciones de estar preparada para ellos. ¿Qué iba a hacer ahora? No tenía ni idea.

Sintiéndose agobiada por sus propios pensamientos, encendió la televisión para tranquilizar sus angustias durante un rato, es decir, hasta que cierta hermana retorcida apareciera ante ella. La pequeña se abrió camino a través de la sala de estar con una sonrisa traviesa en su rostro, mientras Yumiko pretendía ignorar su existencia. Era lo mejor. Esto no podía ser bueno, esa cara no podía significar nada más que problemas. Vivir bajo el mismo techo durante años con ese diablillo le había enseñado eso.

Kotomi se dejó caer en el mismo sofá donde estaba sentada Yumiko y miró a su hermana mayor con ojos ansiosos. La hermana pequeña parecía haberse dado cuenta de que solo estaba fingiendo. En ese momento, Yumiko no pudo evitar echarle un vistazo.

"¡Yumi-nee, acabo de descubrir algo muy interesante!"

"¿Y qué con eso?" Yumiko habló con frialdad.

Kotomi sacó una foto de detrás de su espalda y la puso en el ojo de Yumiko, acompañada de un infantil "¡Ta da!"

En una millonésima de segundo, Yumiko reconoció al instante la foto y su rostro se torno rojo brillante.

"¡DAME ESO!" gritó.

Como un relámpago, se abalanzó sobre Kotomi, pero la hermana pequeña fue aún más rápida. Dejó la foto detrás de su espalda y se acostó en el sofá, mientras Miura intentaba desesperadamente quitársela.

"¡¿Cómo la encontraste?!" le interrogo Yumiko.

Pero la única respuesta que recibió fue la risa histérica de Kotomi. Ella estaba llorando, pero no estaba segura si era por la reacción de Yumiko o por sus cosquillas, tal vez un poco de ambos.

"¡Maldita mocosa! ¡Te dije que no entraras a mi habitación sin mi permiso!"

De repente, la risa de Kotomi se detuvo.

"¿Eh? No fui a tu habitación"

"¡¿Ah?!"

"Lo conseguí de Onii-chan"

Ahora fue el turno de Yumiko de congelarse. Ella emitió un débil chillido mientras se echaba para atrás y se sentaba rápidamente en el sofá. Sus mejillas se pusieron aún más rojas y sus ojos apenas podían mirar a su hermana.

"Es- ¿Es así?"

"¿Heh?" Entonces, los ojos de Kotomi se abrieron de par en par. Se volvió a sentar y empezó a gatear hacia Yumiko, "¡Espera! No me digas que- ¡Eek!"

Yumiko extendió su mano y apartó la cara de Kotomi de ella. Se puso de pie, con los brazos cruzados frente a ella.

"¡Ese idiota, estúpido y pervertido! ¡¿En qué estaba pensando? ¡Dándote esa foto!"

"Aunque él no me dio la foto. En realidad, últimamente está muy enfermo"

Yumiko se estremeció. Se acercó a Kotomi y la agarró por los hombros.

"¡¿Qué?! ¿Qué tan enfermo esta? ¿Qué tipo de enfermedad tiene?"

Pero no hubo respuesta aparte de la desgarradora sonrisa felina de Kotomi. En ese momento, Yumiko supo que la habían engañado.

"Tu... ¡Mocosa!"

"Sabes, si quieres saber tan mal esta, podrías ir a visitarlo"

Ella se puso de pie de nuevo y movió sus cabellos dorados

"¡Hmp! ¡Voy a subir a mi habitación!"

"Yumi-nee~" Kotomi hizo un puchero.

"No voy a escucharte"

Pero justo después de subir unas escaleras. Se giro hacia Kotomi de nuevo, con las mejillas aún rojas, dijo en voz alta:

"¡Además, deja de llamarlo Onii-chan! ¡Cielos!"

Alternativamente, una nueva bandera se levanta (EN REVISIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora