I Knew you were trouble

Rumores.

Los rumores en Julliard, son tan normales como los de las escuelas. Durante el primer mes escuché muchas historias chicas y chicos,  drogas, orgías en la techo del edificio norte. Maestros aprovechados, chicas oportunistas y chicos engreídos.

Cuando todos vimos salir por la puerta principal al Señor Morgan escoltado por la policía fue el acabose para los y las chismosas. Llegó a mis oídos que habían cambiado a varios maestros por cuestiones delicadas. Fue una semana bastante complicada.

–¿Oíste lo del nuevo maestro? –me preguntó Lisa junto a Richard, otro de mis amigos, cuando estábamos sentados en la mesa comiendo quién–sabe–qué.

–Sí, si lo oí. ¿Quién va a dar canto ahora?

–No lo sé, dicen que el maestro ya llegó y que es muy buena persona. También tuvieron que cambiar a todo el equipo médico, ¿supiste? –dijo Lisa mientras comía su ensalada.

–Una chica de violín estaba enferma y le dieron una medicina equivocada –habló Richard–, es alérgica y tuvieron que llevarla de emergencias al hospital.

–Se culparon unos enfermeros y doctores a otros –continuó Lisa–, y los despidieron a todos.

–¡Oh por Dios! –dije tomando de mi bebida.

–Esperemos que todo vuelva a la normalidad –Lisa y yo asentimos a las palabras de Ricky.

–Cambiando de tema, Rose nos inscribí en el gimnasio de la calle de enfrente –dijo Lisa como si yo le hubiera dado autorización para tal cosa.

–¿¡Qué!? ¿Por qué?

–Lo necesitas.

–No está gorda –comentó Ricky defendiéndome.

–Necesita estar en forma. Quieras o no vas a tener que ir conmigo, ya nos inscribí.

–Te odio –dije lanzando mis cubiertos a su bandeja.

–No, me amas –me lanzó un beso y no tuve más que decir.1

El lunes siguiente los ánimos y rumores se calmaron, y Lisa y yo fuimos al gimnasio. Caminábamos por el campus cuando vimos  un afiche con información de la fiesta de invierno, el tema eran máscaras. Ambas nos emocionamos y decidimos ir. Sería el fin de semana, así que teníamos toda la semana para conseguir nuestros vestidos y la máscara.

Lisa se separó de mí al ver a uno de sus amigos de música, una que realmente le gusta aunque no quiso admitirlo.

Seguí caminando hasta el gimnasio, me paré en la estrada, mirando por el vidrio a mis compañeros sudando y haciendo ejercicio. ¡Odio hacer ejercicio! Entré y en la recepción me recibió una señorita muy amable.

–Buenos días. ¿En qué puedo servirte?

–Buenos días. Pues verás, realmente odio hacer deporte y no sé si podrías aconsejarme algo diferente.

–Claro, tenemos danza, Capoeira, salsa y Kick boxing –me comentó pasándome un folleto con imágenes de lo que ella mencionaba.1

–Ya estudio danzas –dije con una media sonrisa.

–Oh! Entonces prueba Kick boxing, es muy relajante, libera mucho estrés.

–¿Puedo golpear a alguien?

–¡Jajajaja! No, no por ahora. Inicias con una bolsa, y un entrenador, luego sí puedes golpear personas.

–Ok. Suena bien. ¿Por dónde debo ir?

–Sigue por el pasillo a la izquierda, hay un lugar para que te cambies y un locker. Toma la llave –la tomé, agradecí su atención y caminé según sus órdenes.

Encontré una enorme ventana de vidrio frente al ring.Observé mi reflejo y até mi coleta con más fuerza. Mis ojos traspasaron elvidrio, vi directo a las dos personas peleando en el cuadrilatero. Uno erarubio, estaba sudado, una camiseta de basquetbol, pantaloneta gris y guantes.El otro era pelinegro, buenas piernas y espalda, brazo lleno de tatuajes...cuando se giró esquivando el golpe del rubio, vi sus ojos miel, con el mismofuego que habían tenido antes.