Upside down!

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Mi amado teléfono empieza a sonar, me paro y lo busco rápidamente en mi mochila. Es Taehyung.

Hola Rose.

–Hola Taehyung.

–¿Estás bien? Suenas preocupada.

–No, estoy bien, no te preocupes –estoy al borde de un colapso esperando que Jungkook no me escuche.

–Ok. Sólo llamaba para decirte que estamos bien, Jennie te manda saludos. Esperamos que te podamos ver en las fiestas. ¿Eres la madrina, cierto?

–Sí, Jisso me pidió serlo –le dila espalda al ring y me acerqué a la ventana.

–Bien. ¿Ya sabes quién es el padrino?

–No, pero supongo que será Jhope o Rm...

–¿Jisso no te dijo?

–¿Acaso ya lo escogieron? –levanto un poco la voz, pues Jisso no hace un movimiento sin contármelo.

Sí, lo escogieron incluso antes de irse. Es Jungkook...

Aquí mismo mis piernas empiezan a temblar, el corazón deja de bombear, pierdo el equilibrio y si no me sostengo en la venta probablemente hubiera terminado en el suelo.

–¿Rose?

–Sí, sí. Aquí estoy Tae –dije recomponiéndome–,te parece si te llamo más tarde, tengo que correr a una clase.

–Claro, no hay problema. Cuídate un abrazo.

Jungkook el padrino de la boda... ¡Gracias mundo! Pero eso sigue sin explicar por qué está en Nueva York.

Como sea, debo dejar de venir, lo siento mucho por Lisa, pero no puedo volver a este lugar sabiendo que él está aquí. Me separo de la ventana y camino hasta la puerta, alguien la abre por mí, salgo pero algo me detiene con una simple palabra.

–¿Rose? –esa voz no es capaz de ser confundida por mi cerebro. Suena más profunda, pero está grabada en cada uno de mis nervios.

No me giro, respiro profundamente, me rodea y me enfrenta. –¡Cielos! Pero si eres tú.

–¿Jungkook? –pregunto pretendiendo ser un alíen de un planeta más allá de Plutón.

–Sí, soy yo. ¡Wow! Estas... -su sonrisa termina la frase por él.

–También tú... es decir... cambiaste.

–Ni qué decir de ti –me mira de arriba abajo. La verdad no sé qué encuentra diferente en mí. Toma mi mano y me hace dar una vuelta.

Me sonrojo. –Gracias.

–¿Chica neoyorquina entonces? –se cuelga una toalla sobre el cuello.

–Sí, he estado bastante bien, sí esa es la pregunta –le ruego a mi corazón que vuelva a su ritmo normal, pero parece que está demasiado ocupado para ponerme atención. –¿Y tú qué haces en USA?

–Trabajando. Lo que quería, NYC me lo ha dado.

–Me alegro por ti –digo recordando a su nueva novia. Al parecer alguien sentó cabeza.

–¿Y... vives cerca?

–Sí, Julliard está cruzando la calle... -señalo con  mi pulgar sobre mí hombro.

–Claro. ¿Y qué tal va el baile? –okey, esto es un interrogatorio ¿o qué?

–Muy bien de hecho –sonrío–. De hecho tengo que ir a clase ahora –miento, pero es probable que el mareo que está atacando mi cuerpo termine en un desmayo si no me apresuro a salir de esos ojos que tanto amo. Porque sí, aunque lo quiera o no, Aun lo amo.

I Knew you were troubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora