Provocar.

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Quería que los días pasaran rápido, pero se me hizo una eternidad esta semana. Solamente me alegraba ir al gimnasio, ver a Jungkook en las clases y los pasillos. Besarnos a escondidas al final de la clase; ir a almorzar al centro de la ciudad, y quedarme dormida escuchando su voz angelical a través del celular, mientras preparaba canciones para sus clases.

El fin de semana ha llegado como caído del cielo. No sólo por la situación "Jungkook", también por la cantidad de cosas que tengo que estudiar, y coreografías y pasos que tengo que sacar para la siguiente semana.

Me baño, me pongo unos jeans, zapatillas, una camiseta estampada con "I Hate Bad Boys" Cuantos recuerdos, y mi chaqueta de cuero negra. Ato mi cabello en una coleta y uso brillo natural.

Procedo a preparar mi maleta, vuelvo mi ropa y escojo entre muchas cosas, vestidos, mi short azul –recomendados por Jungkook–, jeans, zapatillas, pijamas, algo para salir a dar una vuelta, una camisa holgada para casa. Y... una sorpresa para Jungkook.

Un fin de semana con Jungkook. ¿Qué tendrá planeado?

–¿A dónde vas? -pregunta Vi, en cuanto entra y me ve empacando.

–Voy a visitar a una tía de mi mamá. Vive en Florida.

–¿En qué te vas?

–Su hija vive aquí en nueva York, así que iré a su casa y de allí a la casa de mi tía –no me gusta mentirle, pero por ahora es lo mejor que puedo hacer.

–¿Cuándo vuelves?

–Espero estar aquí el domingo en la noche –no la he mirado, porque de hacerlo, ya me hubiera descubierto hace siglos.

–Amm, bueno. ¿Me llamas cuando llegues?

–Claro mamá –me rio–. Ya me voy, cuídate, ¿ok? No hagas locuras.

–No prometo nada –me abraza y salgo de la habitación.

Cruzo la calle rápidamente, evitando que me descubran. Subo hasta el departamento, abro con mi llave. La sala de estar está un poco oscura, pero el comedor está iluminado, allí está Jungkook escribiendo.

–Maestros... Siempre trabajando –me acercó rodando los ojos y riendo.

–Tengo estudiantes poco comunes –me sienta en su regazo olvidándose del trabajo. Me besa delicadamente y sonríe.

–¿Cómo estás?

–Algo cansado... –hago pucheros. Le doy un beso en la mejilla.

–¿Qué es esto? –escarbo entre sus documentos.

–Son canciones, algunas mías y las que escogieron para la presentación algunos chicos. Que por cierto... tú no has escogido.

–Claro que sí. Voy a cantar "Give me Love".

–No vas a cantar esa canción. No, no, y no. Creo que habíamos quedado claros en eso –frunce el ceño, por primera vez siento nuestra relación de estudiante-profesor.

–¿Entonces qué quieres que cante?

–Cualquier cosa menos eso...

–No importa. ¿Ya cenaste? –cambio de tema. Ya sé que me toca buscar una canción. Gracias por ponerme más trabajo "Mi amor".

–No, aún no. ¿Ordenamos Pizza?

–Lo que quieras –me levanto y camino hasta el sillón. Me dejo caer en el.

Jungkook hace el pedido y se sienta a mi lado. Enciende la tele y pone una película. Creo que se llama "Loco y estúpido amor". Me acerco a él, me abraza por los hombros y vemos la película en silencio.

En cuanto llega la pizza, devoro dos pedazos sin dejar de ver la pantalla, la película resultó más entretenida de los que pensaba.

Lo que hace el amor... locuras, muchas locuras.

Para mi pesar la película se acaba, miro a Jungkook, me sonríe de manera extraña.

–¿Qué?

–"Viernes de películas", no te parece extraño.

–Extraño, ¿por qué? –pregunto recogiendo las migas en la caja ya vacía de pizza.

–Es la primera vez que lo hago... –lo miro tiernamente. Me levanto y luego me siento a horcajadas sobre él.

–A esto la gente llama noviazgo –mi mejor tono de profesora sale–, señor Jeon.

–Vas a tener que enseñarme sobre esto. No es mi terreno.

–¿Cuál es tu terreno entonces? Déjame decirte que la química tampoco se te da –me río, me recuesto sobre su pecho peinando su cabello.

–Me siento más cómodo con la anatomía. Una cama, tú y yo. Eso lo sabes –susurra sensualmente pasando su pulgar por mi labio inferior.

–No todo es sexo Jungkook –me mira con cara de ni-tu-te-crees-eso–. Bueno, es parte importante de una relación, pero no podemos estar así TODOS los días.

Rueda los ojos. –De acuerdo...

–Okey –sonrío–. ¿Planes para el fin de semana, señor Jeon?

–Muchos. Mañana nos vamos de paseo –sus ojos me dicen que es algo que no me espero.

–¿A dónde vamos?

–Es una sorpresa –sonríe y sus ojos brillan.

–Te odio –le saco la lengua.

–No es cierto, me amas –se acerca y me besa de forma bastante ruda debo decir–. ¿Lista para dormir?

Ya que también estoy cansada, la propuesta suena muy bien. Asiento, nos levanta haciéndome reír. Me toma de la mano derecha, con la otra atrapa mi equipaje y me guía hasta su habitación.

Me quito la chaqueta, la dejo sobre un sillón pequeño. –Linda camiseta.

–Me define muy bien –las mismas palabras, situaciones totalmente diferentes.

Entro al baño, me pongo mi pijama. Un short y una camisilla blanca son puntos de color verde ácido. Salgo, me suelto el cabello. Él ya está en cama sin camisa –como siempre–, leyendo unos papeles.

Subo a la cama, me mira y me da un beso en la frente antes de volver a sus papeles. No vine para que me ignoraras. Le quito los papeles, los dejo en la mesita de noche a su lado. Me siento a horcajadas sobre él y lo beso, con necesidad.

–"No es solo sexo", ¿cierto? –dice entre besos.

–Cállate –sonrío y lo sigo besando. Nos gira, cae sobre mí, me bes una vez más y dice buenas noches.

No puedo creerlo, frunzo el ceño, él se ríe. –Largo día mañana.

Apaga las luces aun riendo, y me siento algo... insatisfecha, es la primera vez que me deja así. Jeon negándose a tener relaciones, ¡creo que ya lo he visto todo! Puede que esté cansada, pero nunca estaré demasiado cansada para él. Con que así se siente, o sentía cuando me negaba... bueno, has disparado en primer tiro de la guerra Jeon.

Le doy la espalda, me abraza y eso no puedo negárselo, pues es una noche fría. Provocar. Ese es mi nuevo cometido, vamos a ver quién dura más.

Me giro con los ojos cerrados en la oscuridad, paso mi mano por su pecho, hasta su cuello. Allí dejo que mis dedos jueguen con su cabello lentamente. Acomodo mi rostro en el hueco de su cuello y respiro pausadamente. Cuelo una de mis piernas entre las suyas; de la nada me acerca más a él. ¡Voy a ganar!

–Ya sé lo que estás haciendo Rose. No juegues con fuego –advierte en una voz tan  ronca, llena de deseo, y lujuria. Voy a ganar, tal vez no hoy, pero sí mañana.

–Tú ten cuidado –susurro en su cuello, se mueve un poco y oculta un gruñido en su garganta–, y no robes mis líneas.+

Me quedo dormida de a poco en sus brazos, después de dejar mi plan de acción para mañana listo. Ésta es mi definición de viernes perfecto.

I Knew you were troubleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora