56. Antes del cementerio...

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Bajo tus estrellas

Capítulo 56 

Charlotte

Salí de la biblioteca y miré a los pasillos que estaban a mi lado.

Ambos como un desierto... y una persona.

Los lugares no pueden ser totalmente desiertos si hay alguien en él.

- ¿Por qué no estas en clases? – Pregunto.

- Oh, es que llegue tarde y la puerta del salón ya estaba cerrada. Si interrumpía la clase, me tacharían como irresponsable.

- ¿Eso o perderte la evaluación?

- ¿Evaluación?

- Voy a la misma clase que tú en estos momentos, y si estamos en evaluación del 20%

Si van a mi funeral, tendrán prohibido hablar de llegadas tardes a clase.

- Oh, mie-

- Ni se te ocurra decir esa palabrota– Me quede sin habla. – Vamos.

- ¿A dónde?

- A clase. – Dice.

- El profesor no me querrá dar la evaluación, por llegar tarde un par de minutos.

- ¿Un par? ¿Cuántos pares de minutos son 30?

- ¿Tanto tiempo? Necesitan arreglar el reloj de la biblioteca. – Dije, comenzando a seguirla al salón de clases.

- ¿Estabas en la biblioteca? – Pregunta.

- Estudiando mucho y sin cansancio. – Dije.

- No hacías eso. – Dice, deteniéndose.

- Claro que sí. – Mis maneras de lucir segura con respecto a lo que estoy diciendo son... fatales.

- Te ayudare a que hagas tu evaluación, pero tendrás que decirme en verdad que era lo que hacías.

- No tengo porque darte-

- Solo así, sabre como defenderte.

- Revisando una computadora ajena, luego fui al gimnasio para hacerlo mejor y me que hablando con un chico que estaba ahí, luego volví e intenté seguir a otro quien creo que mi admirador secreto es.

- Lo ves.

- ¿Veo que?

- No fue muy difícil. – Dice, y abre la puerta de un golpe. La atención de todos en sus papeletas fue interrumpida por nosotras.

Después de un visto rápido a todos, veo al profesor quien me mira con desaprobación. Y estando a punto de comenzar otros de sus testamentos, Inez se le adelanta:

- Tenia su permiso para salir profesor, y ella tenía permiso por parte del director. ¿Puede entregarle la papeleta para su evaluación, por favor?

El profesor me la entrega, sin la mención de ninguna palabra. Le doy una ojeada rápida mientras tomo asiento.

Observo a Inez, y solo soy capaz de pensar:

"No es más que una conocida, pero me apoyo y defendió (de algún modo) como mis amigas no lo habían hecho antes".

Dejé mi papeleta en el escritorio del profesor, y salí del salón.

Mi vista rápidamente se dirige al suelo, que además del ladrillo de este veo zapatos constantemente moverse y de nuevo:

Bajo Tus Estrellas [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora