8. Te rompí en pedazos

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A Yoongi siempre le había aterrorizado la idea de hacer nuevos amigos. Aun así no le alcanzaban los dedos en la mano para contar las veces que fantaseó con la idea, y cuando Jin llegó a su vida él se convirtió en el protagonista de los escenarios en su cabeza. Siempre se había imaginado que ser amigo de Jin sería como caminar entre las flores, sentir mariposas en el estómago cada vez que estaba cerca de él, perderse en su belleza de vez en cuando. Para Yoongi, ser amigo de Jin siempre parecía ser paz, tranquilidad, resolución.

Pero ninguna de sus expectativas o fantasías se comparaba con lo que era en realidad. Tener a Jin cerca era inquietante. Hablar con él se sentía como poner un pie al borde del abismo, y cada palabra que compartían era como un ente empujándolo hacia su caída. No había mariposas en su estómago, solo un vacío impenetrable y constante. No era paz, ni tranquilidad, ni resolución; era el sonido de un reloj moviéndose con impaciencia, el tic-tac de una bomba a punto de explotar.

Mientras caminaba con él hacia el parque donde se habían encontrado, pensó en cómo había perdido un día entero a causa de la cita y en como ahora, que la oscuridad de la noche había llegado, toda su energía se había consumido. Su cabeza aún se sentía ligera, su cuerpo parecía aún en estado de alerta, y aún era consciente de su respiración.

—¿Dónde vivías antes?—preguntó para romper el silencio mientras caminaban a paso lento, como si ambos no quisieran que el momento acabara, aunque en el fondo Yoongi quería que lo hiciera después de estar al borde de sus sentidos durante todo el día.

—Oh, antes vivía con mi madre en un barrio a media hora de aquí en bus.

—¿Por te mudaste?—Yoongi sentía que quizá se estaba entrometiendo mucho, pero Jin no mostró resistencia al contestar.

—Mi tía se mudó cerca hace poco y me ofreció vivir con ella para tener más comodidad y llegar más temprano a clase.—Yoongi asintió ante su respuesta y Jin le dedicó una pequeña sonrisa—. Aunque tampoco vivo tan cerca como tú.

Un silencio se formó en el aire, y Yoongi se sintió nervioso al no saber cómo continuar la conversación. Nunca había sido bueno con eso, pero decidió pensar en alguna pregunta y hacer el esfuerzo por hablar con Jin.

—Me preguntaba, ¿qué pasó con tu madre después de todo lo que pasó?— logró preguntar después de unos segundos y se arrepintió de haber hecho una pregunta tan personal, pero una vez más Jin lo sorprendió al contestar con una sonrisa.

—Ella está bien. El primer año fue el más difícil, pero las cosas han mejorado considerablemente en los últimos años. —Jin tomó un suspiro y miró hacia al horizonte—. Ella siempre ha estado para mí y yo para ella.

—Ya veo.—Yoongi se rascó la nuca, sin estar seguro de cómo continuar. No quería que el ambiente se tornara incómodo de nuevo, y de repente sintió el apuro y la ansiedad de buscar algo para romper el hielo.

— ¿Y tú? ¿Cómo es tu relación con tus padres?—preguntó Jin, quitándole el peso de buscar un tema de conversación a Yoongi. Se levantó de hombros y soltó un suspiro antes de contestar.

—Bien, supongo. No los veo casi nunca, la verdad, así que...—Jin lo miró con una ceja levantada—. Solo se preocupan por mí cuando son cosas de la escuela.

—Oh, eso es...—Jin hizo una breve pausa, meditando en sus palabras.

Yoongi se alzó de hombros, entendiendo a lo que se refería sin necesidad de que lo dijera y soltó un leve suspiro.

—Está bien. Estoy acostumbrado. Desde que tengo memoria siempre he tenido que estar por mi cuenta.

En cuanto los padres de Yoongi vieron que tenía un mínimo de autonomía, empezaron a dejarlo solo durante largos periodos de tiempo. Al principio no era tan notable, pues la mayoría de horas al día las pasaba en la escuela, pero llegó un momento en que empezó a fijarse en la prominente ausencia de sus padres incluso en sus días libres.

Todos los pasos que tomé hacia ti | ksj + mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora