Capítulo 2: El fin de todo lo conocido

49 3 2
                                    


Lugar: Santuario de Grecia, Recamara del Patriarca.
Época: Hace 13 años.

Saga toma el casco que le confiere la identidad de Arles y mientras empuña la daga dorada, que se dice que es capaz de asesinar a un dios, se dirige a la recamara donde se encuentra la pequeña Athena recién descendida a la Tierra.

En los cielos del santuario, siete figuras aparecen flotando con un resplandor y es en la casa de Capricornio que alguien es capaz de notar la presencia de los invasores y rápidamente toma camino para interceptarlos.

—¡Lo logramos! ¡El poder del Cronologio logró hacernos viajar en el tiempo!

Nereo se notaba eufórico. Aquello que tanto anhelaba, corregir la historia a su comodidad, estaba frente a él. Tenía la oportunidad de salvar la vida de sus hijos.

—Ya no los necesito más, caballeros —con una ráfaga de cosmos, Nereo dispersa a los santos, que ahora portaban sus armaduras divinas, por los cielos del santuario.

Shun alzó ambas manos y con la cadena de Andrómeda sujetó a Shaina y a Seiya, con la cadena de la otra mano logró aferrarse a los barrancos a un lado de la casa de Piscis.

—¡Te tengo Shiryu! —Ikki tomó a Shiryu y luego usó su cosmos para descender lentamente.

—¡No dejaré que te salgas con la tuya, Nereo! —Hyoga se aferraba fuertemente a la pierna de Nereo, mientras comenzaba a congelarla.

—¡Aagh! —gritó el portador del Cronologio—. No sabes lo que haces..., ¡El Cronologio puede aumentar mi poder de psicoquinesia a niveles equiparables con tu armadura divina!

El cosmos de Nereo ardió desmesuradamente, rivalizando, si es que no superando, al cosmos del caballero de Cisne.

—¡¡¡GRAN MANIPULACIÓN!!!

Hyoga es golpeado múltiples veces por un ataque invisible y después se precipita sobre un barranco del santuario. Los chicos gritaron su nombre, sin saber dónde caería su amigo. La cadena de Andrómeda se las arregló para hacerlos subir hasta la salida de la casa de Piscis, mientras que Nereo se alejaba levitando hacia la cámara del patriarca.

—Shaina, Shun, debemos apresurarnos, presiento que ocurrirá algo terrible si no lo detenemos.

Los tres siguieron a Nereo, mientras Shiryu e Ikki tuvieron una caída un poco más brusca a las afueras de la casa de Capricornio.

—Debemos apurarnos Shiryu, puedo sentir como el poderoso cosmos de Nereo se acerca a los aposentos del patriarca.

—¡Cuidado Ikki!

Shiryu aparta al caballero Fenix justo a tiempo cuando una ráfaga cortante parte el piso en dos entre ellos, un corte tan limpio y poderoso que sin la armadura divina hubiera sido un golpe letal.

—No sé quiénes son ustedes, pero no pasarán por este templo mientras yo, Shura de Capricornio, lo proteja. 

—Es increíble... —Comentó el caballero de Fénix—. Se trata de Shura de Capricornio. Se ve más joven, incluso más joven que nosotros. Es difícil creer que verdaderamente viajamos al pasado...

—Debes seguir adelante Ikki, no podemos perder más tiempo. El joven Shura no debe de ser tan experto con la Excalibur como en nuestra época, yo me encargaré de él.

—Está bien, te lo encargo —Ikki corre hacia Shura y salta por encima de él.

—No creas que saldrás en una pieza de la casa de Capricornio. ¡EXCALIBUR!

—¡Detente Shura! ¡EXCALIBUR!

—¡Detente Shura! ¡EXCALIBUR!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Saint Seiya - Un Mundo Sin AthenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora