Capítulo 10: La pluma de la desgracia

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Lugar: El castillo Heinstein, Alemania
Época: Ahora, un ahora que no es el nuestro. La reunión de los nueve oscuros acaba de comenzar.


Con la llegada de Hades y el Fénix Pretoriano, y al entrar al cuarto de guerra a ocupar sus lugares, Freya, la asistente de Pandora, cierra las pesadas puertas por fuera y Frey se coloca como guardia junto a esta por dentro. La sesión oscura ha comenzado.

Un pesado silencio reinaba en la sala mientras los guardias de cada uno de los gobernantes se miraban entre ellos nerviosamente. Hades se limitaba a mirar a la nada.

—Ejem —llamó la atención Pandora, acabando con el silencio de la sala—. Es una buena ocasión para felicitarlo por su triunfo en Australia mi señ...

—¡Son unos incompetentes! —respondió el Dios del inframundo sin dejar terminar de hablar a Pandora.

—¡Son unos incompetentes! —respondió el Dios del inframundo sin dejar terminar de hablar a Pandora

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Un oscuro y negro cosmos empieza a emanar del Dios, rodeando todo y a todos en la habitación. Pronto todo quedó en oscuridad y lo único que aportaba luz al lugar, un gran candelabro, se apagó. Los presentes no se ven capaces de evitar sentir escalofríos. Hombres, mujeres y dioses.

—Arles, Rhadamanthys, expliquenme de inmediato porque no pudieron capturar a un anciano agonizante en los Cinco Viejos Picos.

Ambos se miran el uno al otro. Bajo la máscara de Arles el odio se reflejaba con facilidad y a su vez Rhadamanthys gruñía al patriarca sin ningún pudor.

—Mi señor, acuso a Arles de menospreciar sus funciones. Ni siquiera utilizó a alguno de los caballeros de oro negro para capturar a ese viejo de Libra. Yo intenté hacerlo, pero...

—Pero fallaste miserablemente —lo interrumpe Arles—. Es imposible trabajar sin la intervención molesta de Rhadamanthys y Pandora, mi señor.

—¿¡A qué te refieres!? —se exalta la hermana de lord Hades.

—No metas a Pandora en esto, ¡infeliz! —grita Marin de manera irrespetuosa.

—SILENCIO —la voz de Hades inyectada de furia hace que todos se callen—. Los cuatro están metidos en esto, así que los cuatro lo resolverán.

Phobos tose, mostrando su desprecio a la discusión tan básica que estaba dando lugar en una reunión que debería servir para cosas mucho más serias que culparse entre ellos.

—Mortales... —susurra menospreciándolos

—¿Necesitas decir algo, Phobos? —le pregunta Hades con cierto deje de agresividad.

—Quería decir que los mortales son un problema —suelta después de haber respirado profundamente—. Nunca han representado algo bueno para nosotros. Mi señor, deberíais nombrar a un dios para que se encargue de capturar a los rebeldes.

Saint Seiya - Un Mundo Sin AthenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora