4."Me gusta observarte"

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Madrugar. Es una de las mil palabras que odio ¿Por qué tenemos que madrugar tanto para ir a estudiar? ¿Acaso madrugar nos vuelve más inteligente?

Piensa en positivo, Lily. Como dice el dicho, al que madruga Dios le da más dinero.

Me encuentro en el instituto babeando sobre uno de los libros de la biblioteca. Ayer Walter llegó casi a las tres de la tarde a mi casa, y en lugar de hacer la tarea como lo teníamos planeado, nos dedicamos a hablar y escuchar canciones de Skillet. Cuando notamos que ya eran casi las diez de la noche empezamos al fin con el proyecto.

Después se fue a su casa y por llamada continuamos el trabajo hasta las cuatro de la mañana, así que he dormido solo dos horas. Y como si las cosas no pudieran empeorar más, nos tocaron las dos primeras horas con él profesor de historia. Y nos dio sus horas para continuar con el proyecto.

Una tos falsa me hace abrir los ojos, giro a mi izquierda para ver la expresión enojada de la bibliotecaria, de inmediato me limpio la boca llena de babas, que vergüenza. Piso fuertemente a Walter por debajo de la mesa.

— ¿Huh?

— La bibliotecaria está aquí.

— Dile que no moleste— dice adormilado.

Le doy otra patada más fuerte.

— ¡Oye!

Se levanta para darme una mirada feroz, con un movimiento de cabeza le indico que voltee hacia la izquierda. Él lo capta y gira, su expresión cambia y de inmediato se sienta.

Ninguno de los dos se atreve a romper el silencio incómodo. Si, la señora nos sacó de la biblioteca con la excusa de que no se duerme ni se grita dentro de esas paredes por educación y respeto. Al menos nos dejó llevar los libros para leerlos.

Caminamos hasta la siguiente clase a punto de dormirnos. Mis ojos luchan por no cerrarse.

— No entremos a clases — me detengo para mirarlo sorprendida.

— No tienes cara de mala influencia, eh.

Doy una pequeña risilla.

— No tengo cara de muchas cosas— su voz fue más grave.

Joder esto sonó jodidamente sensual, da mucho de que imaginar. No, no ¿Por qué siempre soy tan mal pensada? Pero es que la manera en la que lo dijo me da mucho de que imaginar, bueno, a una mente tan perversa como la mía.

— ¿Cosas cómo qué?

Sigo caminando con una sonrisa retorcida, hay días donde puedo ser muy coqueta.

Grr.

— No querrás saberlo.

Ese tono coqueto y atrevido vuelve a aparecer en él, a veces puede ser muy bipolar este chico. Puede pasar de ser tímido y reservado a ser coqueto y sexy.

— Ya me dio más curiosidad ¿Acaso es algo muy malo? Eh, Walter.

Volteó interrumpiendo su paso.

— ¿Acaso estás tú coqueteando conmigo? Eh, Lily.

Sonrió coquetamente observándolo. Es un poco más alto que yo así que me obligó a levantar la cara, intenta acorralarme hasta que grandes carcajadas nos llaman la atención.

El grupo de los populares donde está Nereo aparece en nuestro campo de visión. Nereo está tan guapo como siempre. Tiene puesto el uniforme del instituto que le queda jodidamente bien, incluso lo hace ver sexy.

Su cabello está hecho un desastre, como si hubiera pasado sus dedos muchas veces por este. Tiene de nuevo esa sonrisa falsa en sus labios, aunque se ve muy bien sonriendo. Su mirada conecta con la mía, y siento como mi corazón se acelera frenéticamente como si acabara de correr un gran maratón. Su capacidad de bajar mis bragas con tan solo mirarme me desarma.

¿Dónde Está Mi Chico Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora