12. "Si, el español suena diabólico"

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NEREO.

— ¿Vas un día y ya piensas faltar otro mes al instituto?

Esa voz me despierta de inmediato activando todas mis defensas, mierda.

Me levanto y finjo que no existe, camino hacia el baño encerrándome en este.

— Latas de bebidas alcohólicas, cajas de cigarros por todos lados, y un desorden de mierda, es demasiado decepcionante viniendo de un gran deportista.

Aunque este al otro lado de la puerta sus, palabras lograron perforar mi corazón. Mi reflejo en el espejo me genera demasiada lastima ¿Enserio estoy en este punto de nuevo?

Creo que nunca volví hacer el mismo de antes, solo ignoré todo lo malo de mi alrededor, fingí que todo estaba bien para poder seguir viviendo en paz, o al menos lo intente.

— Sonríe, Nereo, prometo que algún día todo estará mejor. Esto es solo una etapa pasajera. Todo estará perfecto. —susurro mirando mi reflejo.

De tanto que lo repito en mi cabeza, llego a un punto en el que de verdad creo que todo comienza a mejorar en mi vida, pero nunca resulta de esa forma.

Necesito volver a mi rutina de siempre, deseo distraer mi mente de todo lo que me lastima. Me ducho con rapidez y salgo en busca del uniforme. No hay rastros de su presencia dentro de mi cuarto, así que me permito estar tranquilo.

Mientras me pongo la corbata no puedo evitar tener un flashback de cuando puse la corbata de Lily en el segundo encuentro que tuvimos, siento algo en mi estómago y una sonrisa genuina se forma en mis labios.

Me miro al espejo y sacudo la cabeza, no puedo estar recordándola de la nada siempre, no creo que sea algo normal.

Por suerte lo deprimido no me quita lo guapo, juraría que hasta el espejo está enamorado de mí.

Y no es para menos, soy un Brownbear.

Bajo a la cocina, no soy de desayunar en casa, no me gusta comer en soledad, pero mi estado de salud no es el mejor después de descuidar mis buenos hábitos, y el desayuno es lo más importante del día, eso siempre me dice mi nana.

Después de desayunar voy hacia el living en busca de mis llaves, veo pasar a Della «mi nana» así que me desvió del camino detrás de ella para abrazarla y cargarla en el aire, llevo semanas sin verla.

—¿Cómo está mi niño? — sonríe y puedo ver el cielo en sus iris azules.

— Estoy bien, Dalla—miento para no preocuparla —¿Cómo te fue en las vacaciones?

La extrañe.

Cada que entro en un ciclo depresivo siento la necesidad de querer sentirme solo y miserable, así que la envié de crucero por todo Europa, dejé de asistir al instituto y le prohibí al grupo de seguridad permitirle la entrada a Marco y a Nick.

Cosa que no funciono porque conocen la propiedad más que nadie.

Nos sentamos en el sillón del living, toma mis manos dandome calor por el guante de lana que usa.

— Pues, a ver, los viejos de hoy en día carecen de juventud, espíritu ¡Energía! — expresa decepcionada— Están todos tiesos, ya ni se les para.

Rompo en carcajadas, no ha cambiado ni un poquito.

— Deja de reírte y dime ¿Tú crees que necesito un poco de colágeno? — frunce su rostro lleno de líneas de expresión que la hacen ver adorable.

— A ti te gusta criar niños ¿No?

Me burlo con toda la intención de molestarla. Ella ha sido mi segunda madre y se personalmente que eso nunca entro en sus planes.

¿Dónde Está Mi Chico Cliché?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora