Orígenes

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- ¡Naobito-sama! ¡Naobito-sama! -una criada entró desesperadamente a la habitación del jefe en medio de una tarde de tormenta con un bebé recién nacido en brazos.

- ¡Cierra la boca! -respondió el hombre mayor con molestia y luego cambió la vista hacia donde estaba la criada.

- Naobito-sama... La señorita Seina... - rápidamente fue interrumpida por aquel hombre quien resultaba ser nada más y nada menos la cabeza del clan Zen'in.

- ¿Y qué fue? -dijo con desdén viendo al bulto que cargaba la mujer en brazos desde su asiento.

-Es una niña, mi señor -el hombre guardo silencio y chasqueo la lengua- La niña nació sana... Pero...

- ¡Pero qué mujer! -gritó Naobito.

- Es la señorita Seina, su hija... No sobrevivió al parto... -la mujer empezó a sollozar viendo al bebé.

- Deshazte de esa criatura -al ver que la criada se quedó atónita, gritó - ¡PERO AHORA!

- Mi señor, piénselo, la niña puede servirle más adelante, aún no sabemos que clase de hechizo posee.

- Es un bastardo, el producto de una unión que nunca se debió dar; un fruto inútil... ¡Seina debía casarse con Ojiro Zenin! ¡No con un maldito extranjero! -Naobito en un ataque de rabia lanzó su vasija de alcohol al suelo- ¡Esa criatura bastarda será deshonra para el clan! ¡Una mancha... que quiero que sea erradicada!

- Mi señor, pero su hija dijo que la cuidaran... -la mujer caminó hacía el hombre a paso temeroso y le mostró el bebé- Es su nieta, Naobito-sama...

La mirada del hombre se tornó oscura al ver que el bebé cesó su llanto y ahora sólo lo observaba con aquellas orbes púrpuras.

- Deshazte de esa mancha -dijo Naobito sacando una wakizashi filoso de sus ropajes.

- Naobito-sama... No pretenderá que yo...

- Harás lo conveniente para el bien de tu clan... Podría hacer que te ejecuten ahora mismo, es tu vida o la de esa criatura...

- Naobito-sama no puedo hacerlo... Se lo prometí a la señorita Seina...

--- Podrías dejar esa mugrosa vida de criada por una mejor... Podría arreglar un matrimonio conveniente entre tú y Ougi -dijo Naobito poniéndose de pie.

- S-su hermano... -titubeó la mujer.

- Cualquier mujer... De tu posición... -extendió el cuchillo- No dudaría ante esa oportunidad...

La mujer temerosa al principio extendió su mano, sus dudas se disiparon, rápidamente tomó el cuchillo.

- Lo haré -la mujer se dio la vuelta y camino hacía la puerta, pero antes de llegar al marco se detuvo- ¿Sí preguntan por el bebé la señorita Seina?

- Nació muerto junto a su madre -la mujer asintió y salió de la habitación camino hacía la salida de la casa Zenin.




(...)

La mujer caminaba en medio de las lluviosas calles de Tokio buscando un lugar donde cometer el crimen, hasta que dio con un callejón que había entre un hospital y otros edificios.

El bebé empezó a llorar por el frío y hambre, rápidamente la mujer lo dejó en el frío concreto y sacó el cuchillo de su bolsillo. Cuando lo desfundó, lentamente lo acercó al cuello del bebé. De pronto, este dejó de llorar y empezó a observar a la mujer con los ojos llorosos.

El cuchillo cayó al suelo de golpe, la mujer se reincorporó y empezó a dar vueltas en lugar.

- No puedo hacerlo... No puedo... No tengo el valor de comerte esto... -empezó a mirar a sus alrededores cuando de pronto vio espíritus malditos acercarse al bebé- maldiciones... maldiciones que ni llegarían a un grado 4, la energía es pesada por aquí... Un hospital... Ya veo porque... Esas maldiciones podrían llegar a ser sólo un dolor de cuello a una personal normal, nada para un hechicero, pero para un recién nacido, indefenso... Podría ser devorado en segundos y la lluvia...

Se dio la vuelta y salió del callejón abandonando a la criatura.

- El trabajo lo harán ellos, yo sólo tenía que deshacerme de la mancha... Lo lamento, señorita Seina... -la mujer desapareció de la escena.





(...)

Un hombre caminaba con una sombrilla en mano a paso calmado

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Un hombre caminaba con una sombrilla en mano a paso calmado. Se detuvo en la entrada de un callejón al oír el llanto desgastado de un bebé, intrigado, empezó a buscar cerca a los contenedores de basura.

Cuando de pronto vio a muchas maldiciones rodear al bebé. De forma casi invisible agitó su mano sobre las maldiciones y las aniquiló.

El hombre miró para ambos lados, pero al no encontrar nada tomó al bebé en brazos.

- Al parecer estás sola... Al igual que yo -el bebé dejó de llorar al encontrar el calor en aquellos brazos.

Masamichi Yaga, hechicero de grado 1, había decidido adoptar a esa recién nacida como su hija, aquella niña con sangre de los Zenin, y nieta de Naobito Zenin que había sido dado muerta.

Ese día el clan Zenin perdió un hechicero de grado especial que dominaría la técnica visual maldita: posesión de cuerpos.

Divergencia / Satoru Gojo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora