Una tormenta se acababa de desatar en Tokio; los truenos empezaban a caer por toda la región, los medios recomendaban quedarse dentro de sus casas, trabajos o escuelas hasta que terminara la tormenta. Solo a un loco se le ocurriría salir en esas circunstancias.
Sin embargo, ella ya no tenía ganas de regresar a la escuela de hechiceria, ni tampoco a la casa de su padre. En ese momento se sentía confundida, se empezaba a cuestionar si ser hechicero realmente valía la pena, si todo lo que había construido hasta ahora estaba bien. Nunca se cuestiono su origen o quienes fueron sus verdaderos padres, no sabía que la habían abandonado a su suerte, y porque se deshicieron de ella como si fuera basura, ¿acaso lo valía? ¿valía la pena arriesgar la vida por los débiles? ¿Incluso cuando ellos no hicieron nada por ella cuando necesitaba ayuda y estaba indefensa?
El sonido del claxon de un carro la sacó de sus pensamientos y retrocedió a tiempo dándose un susto.
Empezó a caminar por las calles como si estuviese desorientada, hasta que llegó a la puerta de un departamento.
Tocó el timbre, y esperó a que alguien saliera.
Pasó unos minutos y salió una anciana acompañada de una joven.
- ¿Rai? ¿Eres tú? -dijo sorprendida la joven.
- Hola, Natsumi, ¿Cómo haz estado? -forzó una sonrisa.
- No nos vemos desde que terminamos la secundaria- la chica rubia la miró de pues a cabeza, Rai llevaba un extraño uniforme azul y estaba empapada.- ¡Pero pasa! ¡Tenemos tanto de que hablar!
La joven le dio una toalla y un pijama para que se cambiará la ropa mojada y se seque. Cuando ya estaba más cómoda, se sentó al lado de ella y le sonrió. Rai sólo la abrazó y le contó sobre todo lo que había pasado desde que salió de la secundaria.
A Natsumi no pareció sorprenderle acerca de lo que Rai le contaba y respondió con un "Lo suponía".
- Lo supuse desde que vi tu uniforme, ¿por eso no quisiste venir a la universidad conmigo? ¿por qué quisiste ser hechicera? -dijo triste la joven.
- Admiraba tanto el trabajo de mi padre y todo lo que hacía, y cuando él vio que tenía potencial me entusiasme tanto que decidí ser hechicero, pero a este punto ya no sé que cosa está bien o está mal.
- Mi madre fue hechicera, murió cuando tan solo tenía 5 años -dijo la anciana abriendo la puerta de la habitación, había escuchado todo- al igual que mi padre, ellos nunca llegaron a ser hechiceros de los rangos mayores, pero entregaron su vida por defender a los demás, sin importarles qué su hija los necesitaba.
Fue por eso que cuando murió mi padre decidí que mi futura familia no se involucraría en el mundo del jujutsu.La anciana se acercó a Rai y la sujeto del rostro y la miró fijamente.
- ¡A-abuela! ¡Qué estás haciendo! -dijo Natsumi.
- ¡Haz mirado la muerte de cerca! ¡Esa mirada la conozco! ¿Estuviste a punto de morir no es así? -dijo la abuela, al no obtener respuesta, decidío irse de la habitación -Aún no es tarde para redimirte y cambiar de camino.
- ¡Abuela!
- Natsumi, ya paró la tormenta, iré a mi culto.-fue lo último que dijo la anciana antes de cerrar.
- Natsumi, yo no quiero regresar a casa.- dijo Rai.
- Eso quiere decir que... ¡Reconcideraras ir a la universidad conmigo! -dijo Natsumi tomándola de las manos. -¡Aún eres joven! ¡Pueden aceptarte!
- Podría considerarlo cuando tenga dinero, pero aún no tengo un lugar donde quedarme. Yo... no quiero incomodar a tu abuela. -dijo Rai.
- Creo que podría ayudarte con eso-la joven cogió su móvil y empezó a buscar- mi tía es dueña de uno de los bares principales en Rompongi. Hace unas semanas me llamó para que cubriera el puesto de una camarera, pero mi abuela no me dejo. ¡Quizás tiene puestos disponibles! ¡La llamaré!
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Divergencia / Satoru Gojo
FanfictionAl ser hija adoptiva de Masamichi Yaga, Rai desconoce sus orígenes y su técnica maldita. Llega a preguntarse quién es realmente. Buscando una respuesta, Rai, se cuestionara en seguir sus ideales. La divergencia entre el mundo del jujutsu y la gente...