UNA NOVELA HA COMENZADO

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Debo confesarle que la mía es una sensación extraña. Como sentir que aquello que inventé, de alguna manera, ya ha comenzado.

John miraba hacia la ventana. Algo en su voz sonaba diferente:

-Esperaré la noche. Nadie me vio llegar aquí, y nadie me verá salir. Llegado el momento la muerte deberá ser violenta. Tendré que forzar una entrada, también, y borrar todas mis huellas, que sólo se encuentran en esta taza... y en el atizador, claro.

Hizo un pequeño silencio en el que, de reojo, miró el rostro de la anciana:


-Cuando llegue a mi casa Anne no estará porque, usted lo sabe, se encuentra en Londres con su amigo. Entonces ensayaré lo que diré a la policía de lo que sucedió esta tarde, cuando me lo pregunten: al irse Anne, después de un rato decidí tomar una siesta. Me sentía muy cansado, y el trajín de la mudanza hizo que me quedase dormido casi toda la tarde. Yo tengo el sueño pesado, mi mujer lo sabe, y tal vez fue ésa la razón de que no escuchase los golpes en la puerta, o el teléfono. Es muy poco probable que alguien se haya apersonado en mi casa, o que el teléfono suene mientras estoy aquí. Sólo un par de personas saben el número, y hace apenas dos días ésa era una casa deshabitada. ¿A qué hubiera querido ir alguien allí? Pero debo tomar las precauciones del caso. Le hablaré por teléfono a un amigo que vive en Londres para recordarle una cita que tenemos pendiente la próxima semana: "Oh, Dan, pensé que estarías... llamaba para recordarte la reunión de la semana próxima, por favor, no te olvides. Te hablo desde la nueva casa. Tendrías que ver esto, es maravilloso, y a juzgar por todo lo que dormí esta tarde descansaré muy bien aquí..". Será un comentario casual, claro, lo importante es que mi amigo de seguro no está y ese mensaje quedará grabado por un tiempo. Al cadáver lo hallarán al día siguiente. Durante la pesquisa, el primer lugar al que irán es -seguramente- a la casa más próxima. Estaré escribiendo o acomodando aún los muebles. Harán todas las preguntas y yo les diré que estuve dentro de la casa todo el día. Sólo después de que insistan, recordaré que en un momento, mientras estaba en la cocina, vi a un hombre que parecía un jardinero, caminando cuesta arriba. Y ellos tendrán un sospechoso mucho más confortable que yo: una persona normal y decente que acaba de mudarse y ni siquiera la conoce. ¿Qué motivos tendría para matarla? Hasta aquí no habrá mayores dificultades. Buscarán, inútilmente, al hombre que describiré. Después de un tiempo, apenas el necesario para que mi suegro finalmente muera, la víctima será mi esposa. Pero en ese tiempo mi relación con ella mejorará. Seré lo que nunca he sido: un esposo enamorado, y tendré -me encargaré de ello- testigos del buen momento que estábamos pasando con Anne. Claro, no durará mucho. Sólo hasta el día del asesinato, en que repetiré lo que se da en llamar el modus operandi: y será, como la suya, una muerte violenta. Pero con una diferencia: para todo el mundo estaré en Londres ese día. Yo tengo una forma de probar eso. Es algo complicada, pero existe. Y esa coartada es la que me borrará de toda sospecha. Por un tiempo, claro, buscarán al misterioso asesino de Chipping Campden... -se detuvo un momento para encender un cigarrillo. Dio una pitada, miró hacia el piso y sonrió apenas: -Habrá otros personajes, y un detective que deberá complicar un poco las cosas, claro. ¿Sabe?, lo curioso es que en la ficción el asesinato debe ser algo complicado, y en eso no se parece a la vida real. Si yo la asesinase a usted esta tarde, por ejemplo, ¿cree realmente que podrían descubrirme? ¿Sabe usted cuántos crímenes cuyo autor se desconoce hay por año? Le aseguro que la cifra es escalofriante. Seamos sinceros, cometer un asesinato no es algo muy difícil, además... los detectives verdaderos no son nuestros excéntricos e hiperinteligentes héroes de las novelas. No señora. La gente no quiere asesinatos reales para leer. Son aburridos y nos recuerdan lo vulnerables que somos al crimen de todos los días, o si no piense en usted misma esta tarde. Un absoluto desconocido llega y usted lo hace pasar. Él podría matarla y después simplemente desaparecer. No hay motivo, conexión alguna y nadie lo vio llegar. Eso no parece una novela. Eso no divierte, ¿verdad? La señora Greenwold soltó una risa nerviosa y miró rápidamente hacia la puerta, después en dirección a la cocina y finalmente a su vecino:

Los vecinos mueren en las novelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora