POSEÍDO 2 一KTH一 +21

Vergütungen {Retribución}

—Vante, mírame... —Taehyung tomó el rostro de su atormentado hermano y lo obligó a verlo a los ojos ─Vante... duerme hermanito, descansa hasta que te sientas mejor —en efecto, siendo el más poderoso que Vante logró dominarlo y hacer que este durmiera. Llevó a Vante al lugar donde habían ocultado a los caballos y se alejó de ahí, busco el lugar perfecto para acampar y así lo hizo, acomodó a Vante en el suelo sobre un pequeño tendido donde la espalda del menor estaba a salvo. Se sentó junto a su hermano y lo observó por un instante, le dolió la imagen de él, que había encontrado después de matar a la chica, parecía sentirse usado, manipulado parecía alguien que había hecho lo que no quería. — ¿Que te han hecho, hermano? ¿Cómo es que siempre terminamos en medio del fuego cruzado y recibiendo las balas que otros deberían? Estoy harto de esto... —dijo pensativo.

— ¿Por qué lo cuidas como a un inválido? ¿Por qué lo proteges tanto sabiendo que es fuerte? —Habló Caileah acercándose por el otro lado.

— ¿Por qué nos has estado siguiendo? ¿Acaso tienes algo que ver con nuestra maldición? — Pregunto sin volver la mirada a la mujer que ahora le hablaba.

—Nada tengo en contra de ustedes, pero mi misión es llevarlo al oráculo antes que muera... —dijo Caileah que Por fin ahora estaba junto a Vante bajo la atenta mirada de Taehyung.

—Creí que iba a morir en cuanto sus culpas fueran purgadas... —pensó más por un instante y luego continuó — ¡Su sangre, su sangre es la llave para abrir el oráculo! Son unas malditas... —Taehyung estaba molesto, sentía ganas de estrangular a la mujer en el acto pero debía guardar la compostura.

—Su sangre debe estar pura para cuando eso pase, por eso es la expiación y entonces tú serás nuestro Señor, el Rey de la magia negra... —Terminó de explicar la chica.

—No seré yo créeme, jamás dirigiría algo tan vil, no al menos por mi propia voluntad —Aún que la voz de Taehyung se escuchaba serena, estaba enfurecido, molesto he indignado pero pensó que aquella mujer también era una herramienta.

—Eso lo entiendo, pero ya no hay marcha atrás, el oráculo está tomando control y no hay modo de detenerlo —la chica levantó la mano con la intención de tocar el rostro de Vante.

—No te atrevas a ponerle tu asquerosa mano encima —Taehyung tomó la mano de la mujer y dijo cada palabra lentamente y con rabia viéndola directo a los ojos y estos en él se volvieron rojos.

—Perdón mi señor.... —Entonces Caileah sintió miedo de aquel demonio, intentó soltarse pero él no la liberaba hasta segundos después.

—Deberías de verte en tu lugar, tal vez tengan a Vante condenado pero él es de la realeza y tú... —El desprecio que denoto cada palabra que salió de los labios de Taehyung fue muy evidente pero se vio interrumpido por la bruja.

—Yo soy la hija de Agnes... mi señor... —La chica habló para defenderse y que de alguna manera Taehyung no la tratara como a una plebeya común.

—Entonces conoces el aquelarre... —Dijo volviendo a mirarla.

—No, realmente después de salir de ahí me borraron la memoria y para volver debo esperar a que la expiación termine —dijo acomodándose sin despegar la mirada de Vante.

—Escúchame, el que le hayas salvado la vida no significa que él o yo te debamos algo, lo hiciste porque debe vivir hasta que haya pagado sus pecados... Supongo que tu madre te lo pidió pero no quiero que vuelvas a sentirte en la confianza de invadir su espacio personal a menos que él esté consciente y te lo permita. No esperes retribución alguna de nuestra parte y menos cuando él ni siquiera sabe quién eres— esta vez mientras hablaba Taehyung colocó sus brazos cruzados sobre las rodillas y luego apoyó su mentón —Ahora retírate, quiero estar solo con mi hermano... — dijo con autoridad.

—Como órdenes... — esta se movió de mala manera y se alejó.

Las cosas como se veían no pintaban bien para los gemelos, Taehyung pensó y pensó como de una y mil formas de salvar a su hermano y a sí mismo, pero nada era viable. Al día siguiente y como su hermano lo había lo había planeado, Vante despertó sintiéndose mejor y descansando, al menos las imágenes de la chica había desaparecido de su cabeza. Taehyung esta vez estaba cepillado a su caballo al cual parecía tenerle gran aprecio pero se percató de la presencia de su hermano o al menos de su mirada sobre él.

—Tenemos que continuar, solo daré tiempo a que te incorpores por completo y que los caballos se calienten —dijo sin dejar de cepillar al animal. Vante lo escucho pero no respondió, se quedó mirando al frente con la mirada perdida en un punto cualquiera pensativo. —Vante.... escúchame por favor — esta vez Taehyung noto la actitud de su hermano y se acercó pues no quería que siguiera pensando en lo ocurrido.

—Taehyung.... y si... ¿Si tu acabas conmigo? Tu vida no correrá peligro y podrás volver a casa con papá, nadie tiene por qué saber que tú lo hiciste... Eres poderoso, puedes hacerlo... —La voz de Vante sonó suplicante y con desesperación.

Pero por respuesta solo recibió una bofetada, ya no dijo más y Taehyung se levantó dándole la espalda, no quería que lo viera tratando de ahogar el nudo en la garganta que las palabras de Vante habían creado. —¡¡No vuelvas a decir esa estupidez!! ¡¡¡No quiero oírte de nuevo!!! No te creía tan cobarde.... —Taehyung volvió a su caballo y lo hizo caminar para alejarse de Vante.

Vante se quedó en su misma posición, se sintió avergonzado ante la reacción de su hermano pero en su cabeza no era una idea tan descabellada, sí dolorosa por qué en realidad no quería morir pero tampoco quería que su hermano se convirtiera en el verdugo de su familia. Dejó salir un suspiro y se levantó, recogió lo que había sido su cama y guardo todo, los remordimientos de haber lastimado a su hermano le atacaron cuando vio el cuidado con el que articuló aquel colchón para él. Vante se dio cuenta que fue algo muy desesperado lo que le dijo, que en su momento le pareció una opción pero si fuera así, no habrían emprendido ese viaje, no habría dejado tanto y él podría haber muerto a manos de su hermano en paz en casa con su padre, supo entonces que eran estupideces y que merecía otra bofetada por pensar aquello cuando ahora tenía un motivo más y más grande y poderoso por el cuál luchar, un motivo que llenaba sus sueños de paz....