6: La primera vez que la vi

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Leah

Me desperté con un mareo terrible y la autoestima un poco baja - como de costumbre - mi nariz percibió un olor fácil de distinguir, pero bastante agradable y peculiar. Sabía quién estaba dormido a mi lado al oler esa fragancia única y especial, era su olor mezclado con esa colonia alemana que me gustaba tanto. Heiner.

No me acordaba mucho de ayer, de cómo había llegado Heiner hasta aquí... Hasta que empecé a recordar, lo último que hicimos fue terminar destrozados después de limpiar y obligarle a verse un anime conmigo.

Noto que se empieza a mover y veo cómo abre esos hermosos ojos de distintos colores. De cerca se apreciaban mucho más, se veían distintos y eran todavía más bonitos con el reflejo del sol. Frunciendo el ceño, puso su mano en la frente dándole sombra a sus ojos y me dió los buenos días con la voz un poco más ronca de lo que la solía tener, debido a que se acababa de despertar.

- Cuánto tiempo llevas despierta? - interrumpió mi admiración hacia sus ojos.

- Poco, llevo apenas cinco minutos.

- Bien, cómo te encuentras? - se había levantado con una amplia sonrisa y se estaba convenciendo de que su vida estaba bien, pero no era así.

- Bien, es que no me ves?

- Sé cuando una persona finge, además tienes que aprender a mentir, lo haces falta. Ahora contesta, cómo te encuentras?

- Pues no muy bien, llega un punto donde ni tú mismo sabes cómo te sientes, no sabes si es tristeza, enfado, decepción... Simplemente sabes que estás mal - Y sí, se volvió a quedar callado y sin palabras.

Leah: 1

Heiner: 0

Me obligó a desayunar, menos mal que era sábado y no había que ir a clase. Estuvimos toda la mañana evitando el tema e intentar llevarnos bien, a veces resulta un poco fastidioso y puede llegar a ser insoportable. Por suerte mi madre me dotó con la paciencia suficiente como para poder aguantarle.

Todo iba bien dentro de lo que cabe, hasta que se me ocurrió hacerle una pregunta estúpida, pero de la que necesitaba saber una respuesta.

- Por qué te caigo bien?

- Quién ha dicho que me caigas bien? - Él siempre tan agradable.

- Eres un cínico.

- Dime algo que no sepa.

- Puedes contestar a mi pregunta?

- Y a qué a venido esa pregunta?

- No sé... Mira, déjalo.

- No, ahora contestas.

- A veces me pongo a pensar en que si no estoy aquí, nadie me extrañaría, es más les estaría haciendo un favor...

- Posiblemente.

- Eso es lo único que vas a decir al respecto?

- Qué más se supone que tengo que decir?

- Da igual.

- Está bien, está bien. Por qué piensas eso?

- Es lo que percibo, no hay una razón concreta.

- No me caes ni bien ni mal, sólo necesito compañía.

- Por eso estás aquí? Porque te sientes solo?

- Llevo sólo mucho tiempo, pero créeme que no estaría aquí si me desagradaras.

- Sí, muy bonito todo, así empiezan todo tipo de relaciones,no?

- Por qué dices eso?

- Ahora dirás qué te agrado pero llegará el momento en el que como todas las demás personas te aburrirás de mí, me odiarás, me dejaras de hablar, me dejarás algún día...

- Por lo que veo tú también estás bastante sola. Dos personas antisociales se encuentran para hacerse compañía mutuamente, casualidad? No lo creo.

- No te cansarás de mí?

- No prometo nada - bajé la mirada y continuó hablando - Pero aunque me canse de ti, aunque te odie, no te dejaré nunca, por nada del mundo.

Me lancé a sus brazos, sabía que no le gustaba el contacto físico, pero aún así me envolvió en un fuerte y cálido abrazo. Debe de ser que le di pena o algo parecido.

Agradecía mucho que prometiera estar a mi lado, aunque eso suele pasar siempre al principio. Me pasó con mi familia, me pasó con Dan... No me quiero volver a exponer y volver a ser vulnerable ante alguien o tener que depender de mi relación con esa persona. Quiero creer que él dice la verdad, que no se irá nunca de mi lado.

Después de esa pequeña charla, vimos una película. Sí, le tocaba elegir a él, se tragó un anime entero y a traición puso una de terror sabiendo que me asustaba fácilmente.

Heiner

Mientras nos abrazábamos después de él pequeño compromiso que hice diciendo que no me iba a alejar, recordé la primera vez que la vi. Estaba completamente desorientada, no conocía a nadie y tampoco se percataba de que la estaba mirando. Soy muy observador y a lo largo del tiempo me ha dado cuenta de que es muy diferente y tiene una cosa que muy poca gente conserva: lealtad. Lo averigüé observándola, en clases, en el bus, en todos los sitios en los que estaba presente, me llamaba mucho la atención.

Todavía me acuerdo de mi punto de vista en cuanto comencé a observarla o peor dicho, espiandola, aunque no llegaba a eso tampoco.

Aquella chica era distinta al resto. Odiaba la monotonía pero cada día se pasaba horas leyendo en su habitación, quería disfrutar de su adolescencia pero a la vez se sentía mejor en la soledad, siempre aparentaba ser feliz pero por dentro estaba destruida, aquella chica era única y especial.

También pienso que es muy fuerte por varias razones, situaciones en las que la gente sólo se rinde y ella todavía sigue de pie, a pesar de sus caídas.

Ella odiaba su cuerpo, odiaba su cabello, sus ojos, su nariz y su boca. Odia sus brazos, sus manos, sus piernas, detesta su vientre y también su espalda. Odia su voz, su sonrisa y su torpeza. Odia su forma de ser tan sensible y débil. Odia ser tan diferente, que parezca excluida de la sociedad, que se rian a sus espaldas. Ella odia tanto de sí misma... Sin embargo, se levanta cada día como si estuviera bien.

Estoy absolutamente jodido, porque lo que me atrajo hacia ella no fueron sus capacidades sino sus imperfecciones. Lo que me llamó en realidad la atención fueron sus fallos y como se levantaba continuamente todavía más fuerte que antes, como luchaba por lo que quería, sus estudios, sus amigos.

La gente normalmente se fija en la excelencia de la persona, pero lo que me animó a seguir conociéndola fueron sus defectos.

Y como un tonto caí en la tentación de conocerla más... Sin saber que ella era una tormenta incontrolable.

Enséñame a volver a sentir ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora