Leah
Sí, desgraciadamente hoy sí que toca asistir a clase, pero una semana entera de verdad, aunque sea parcialmente.
Lo primero que hice fue darle una ostia a el despertador nada más empezar a sonar. Un dato curioso e irrelevante sobre mí es, por las mañanas ni me hables porque me levanto de mal humor o como dicen las madres, con el pie izquierdo. Sin embargo, por la noche estoy feliz de la vida, porque es la mejor etapa del día.
Bien como he dicho, me levanto siempre con un humor de perros, no tenía ganas de desayunar siquiera. Fui al baño directamente para darme una ducha rápida.
Entré al baño y no sé por qué, supongo que por costumbre, eché el cerrojo. Me deshice de la ropa y entré en la ducha. El agua tibia rozaba cada centímetro de mi piel. Me relajé y disfruté todo lo que pude hasta que tuve que salir porque sino llegaría tarde a clase y no quería que eso ocurriera de nuevo.
Me vestí normalita, con un pantalón corto de chándal negro que me llegaba hasta las rodillas y una camiseta de manga corta de hawks, personaje de anime, de Boku no hero para ser exactos.
Ya sé que no soy muy femenina, como suelen decir. No me gusta por el simple hecho de que existe el término: inseguridades. Tengo unas cuantas e intento ocultar las máximas posibles. Me gustaría decir lo típico de "no me importa lo que la gente piense", pero la verdad es que sí que me importa. Ese es uno de los muchos defectos que tengo, me tomo las cosas muy enserio. Menos cuando sé que es una broma claro.
Cogí la mochila y finalmente salí de casa, iba a ir hacia la parada hasta que veo que ya está ahí, por lo que voy corriendo hacia la del lado opuesto. Desde luego que corrí mil veces más que en las pruebas de resistencia.
Llegué por los pelos, pero llegué. Con la respiración agitada me senté en un asiento del fondo. Sentí una mirada sobre mí, iba a mirar para ver quién era pero no me lo creo que justo llegamos y me tuve que bajar. Siempre tan desgraciada. Mi nombre debería ser, Leah alias la desgracias.
Bien, esta vez llegué a tiempo a todas las clases, ya sólo quedaban dos clases,eran biología y lengua, que coñazo. De repente entra un profesor y nos dijo que no había venido nuestra profesora, doy gracias a que esta, no nos asignó ninguna tarea. Había guardia y podíamos hacer lo que queramos pero en silencio.
Todo el mundo se levantó a hablar con otros, básicamente era una clase caótica. Vi que todo el mundo estaba de pie menos un chico al que le tomaban por rarito parece ser, y yo. Me dió la curiosidad, me levanté y me dirigí hacia él.
Cuando me paré frente a su mesa levantó la mirada y me quedé impactada. He de admitir que el chaval era bastante atractivo, todo había que reconocerlo, pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos y su cara, que no transmitía ningún tipo de expresión. Doy por hecho que tenía...
Heterocromía?
Tenía un ojo color gris y otro verde, diría que es exactamente igual a los míos.
- Disculpa? - dijo el chico pasando una mano enfrente de mi cara hacia los lados.
- Oh, lo siento. Estaba pensando en otra cosa.
- Claro, terminaste de analizarme?
- No estaba haciendo eso.
- Claro que sí, ambos lo sabemos.
- No.
- Sí - no llevo ni cinco minutos con él, pero es muy molesto.
- Mira, déjalo.
- Está bien, que quieres?
- Vengo a presentarme, soy Leah Brown, encantada - dije extendiendo mi mano para que la tomase. Pero parece que no captó el mensaje hasta que por fin reaccionó.
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Enséñame a volver a sentir ©
Novela Juvenil- Qué te pasa? - Cómo que qué me pasa? - intenté ignorar mi cambio de humor y lo que había pasado. - Estás, rara. No sé, enfadada. No me has perdonado todavía? - Estoy bien. - No, ya te conozco lo suficiente y algo te pasa. - No puedo estar bien to...