"Ella no está sola, y nunca más lo estará. Te juro, mi querida Cassie que nuestra historia no acabará de una manera tan trágica como la que me torturó durante tanto tiempo... Lucharé por ti y nuestro pequeño juego
Ya que ¿Qué sería de un rey sin su...
El resto de los dos días siguientes se resumieron en correr de la policía y robar la ropa de algunos tendederos solitarios que podía ver en algunas casas. Era fácil y no dejaba huella, necesitaba pasar desapercibida y que no me reconocieran en ningún lado por un buen tiempo.
Me cansé de perseguir pistas sobre mi pasado, así que esperaba a que pasen los días para ponerme de nuevo en la búsqueda.
Pensé mucho en Void en mi tiempo libre. No lograba entender que había hecho para que mis piernas sanaran en apenas minutos o incluso segundos. Tampoco sentí algún tipo de dolor junto a él. Así que estaba completamente segura de que Void había hecho algo para que yo me curara.
No sabía por qué, ni como, pero lo iba a averiguar.
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Me encontraba en un centro comercial, resulta que sorprendentemente el plan de robar ropa recién colgada en los patios de las casas estaba comenzando a gastarse y las personas estaban cada vez más alerta.
Yo estaba ubicada en una linda boutique, escondida en uno de los probadores mientras intentaba guardar un poco de ropa para parecer desapercibida. La amable joven de dorados rulos rubios que me había atendido estaba muy ocupada buscando una talla de cierta falda que le pedí así que no regresará en un buen rato.
Comencé a hacer un montón entre toda la ropa para que antes de que se dé cuenta que falta algo, yo ya haya desaparecido.
Escogí un par de prendas pequeñas junto con algunas muy livianas y las envolví en mis brazos y piernas para que parezcan ser parte de mi cuerpo. Luego de terminar la tarea, me propuse salir del vestidor.
Abrí la puerta con cuidado, pero sentí una respiración extraña en mi nuca que me hizo soltar una maldición.
— Robar no está bien, señorita —. Sonó la ronca voz de un joven atrás de mí.
—Espiar en los probadores tampoco lo está, Void.— Me giré con cuidado hacia el chico, él estaba mostrando su desordenada cabeza por el extremo superior de la pared derecha, metido en el otro probador.
— ¿Qué vas a hacer? ¿Arrestarme? —. Dijo burlonamente mientras subía un poco más su rostro para poder verlo mejor.
— Eso quiero hacer, pero estoy corta de recursos.— Respondí con un tono sarcástico.
— Ya veo.— Su cabeza desapareció indicando que se había ido seguido del silencio y, por ende, el fin de la corta conversación.
Abrí la puerta ahora con más fastidio, pero al abrir vi nuevamente ese rostro adornado con ojos cafés. Pegué un respingo, pero el solo me miraba como si acabara de hacer la mejor hazaña en la historia.
La chica que me había atendido regresaba y verme con él iba a ser muy sospechoso, igualmente podría notar más temprano la falta de ropa.
— ¡Eh, chica! La señorita de acá... — El empezó a hablar con un tono de voz más alto, llamando la atención de la rubia que traía la falda, esta empezó a caminar más rápido hacia acá.
