ENTRENAMIENTO

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Lincoln Tenía problemas para respirar su poco entrenamiento cardiovascular era correr de su carro al lugar de su trabajo que relativamente era diferente siempre, pero no era más que a lo mucho 1 kilómetro ocasiones que eran raras, ahora estaba detrás de su hija tratando de seguirle el paso cosa que no estaba ni cerca y eso que su hija ya había bajó la intencidad pero el ni por asomó se igualaba a ella.
Lacy con una mirada fría miraba al que se suponía era su padre, ese hombre estaba tirado debajo de un árbol con sus brazos y piernas abiertas como en forma de x, el ni siquiera se digna en devolverle la mirada cosa que la enfadaba y guiada por este enfado le dio una patada en su pierna derecha ya que era la más cerca a ella.
Lincoln abrió los ojos y dejó salir un pequeño sollozo, al alzar su mirada vio a su hija con una cara enojada no sabía bien porque estaba tan molesta pero no se iba a quedar ahí para saberlo, se levantó para seguir corriendo, no corría muy bien era mejor decir que apenas estaba trotando.
Lacy al ver la reacción de su padre sonrió y se puso al lado de él para seguir con su entrenamiento diario. Al fin llegaron ese fue el pensamiento de Lincoln mientras se sostenía en los hombros de Lacy, ella no había dicho nada hasta que llegaron a la casa dejó a su padre en el patio y subió a su habitación agarró un botiquín de primeros auxilios para ir a donde su padre, el al volverla a ver comenzó a maldecir en su interior hasta que Lacy curó el golpe de la patada que le había dado y algunos otros rasguños en la cara de él cuando se cayó al terminar su carrera. Ella le sonrió y salió corriendo antes de entrar casi gritándole le dijo que mañana iba hacer igual y no quiere escuchar un no de su parte.
Lincoln estaba acostado en el sillón le dolían casi todos sus músculos y escuchó una pequeña sonrisa no necesitaba abrir los ojos para saber quien era pero no quería hablar porque sentía que le comenzaría a dolerle la mayoría de su cuerpo.
Liby : Hombre, un poco de ejercicio y ya estas hecho mierda.
Lincoln solo gruñó para contestar.
Liby : Oh vamos, ya me cambiaste por la sádica deportista.
Lincoln : No digas cosas que se pueden malinterpretar y solo necesito un poco de ejercicio según el doctor.
Liby : El mismo doctor que no dice nada sobre tú problema con los cigarros.
Lincoln : Si, es un doctor multifacético pero eso no importa. Que haces aquí no deberías estar en colegio.
Liby : Solo vine a recoger algo que deje olvidado y ya que te vi solo quería despedirme personalmente, no crees que me hace en una hija muy dulce.
Lincoln : Ni que fueras un chocolate.
Liby : Jajajajaja.
Lincoln : No dije ningún chiste.
Liby : Oh si, lo dijiste y fue bueno. Bueno hasta luego papá.
Lincoln : Papá, creo que a pasado un tiempo desde que ella me llamó así.
Luego de quejarse de lo adolorido que estaba se fue a su habitación para dormir de nuevo hasta que lo volvieran hablarle del trabajo, eran las 7:30 pm cuando llegó la llamada de siempre para ir a trabajar. Listo salió de su habitación y vio una luz encendida en la última habitación que había en el segundo piso después de salir solo volvió a ver la hora en su celular y siguió su camino hacia el trabajo, al subir en el carro la luz se apagó y por dentro de aquella habitación hubo un gran suspiro que nadie oyó.
Luego de llegar al lugar acordado salió del carro y espero por la llamada con la información completa del nuevo encargo solo pasaron unos 5 minutos cuando le llego el correo con toda la información, esta vez se trataba de una mujer joven entre los treinta años según sus estados de cuenta ella estaba muy bien como para pedir un préstamo a la compañía pero eso no evitó que lo hiciera.
Esta vez Lincoln optó por la forma más formal y tranquila de hacer su trabajo la cual consistía en tocar en la puerta principal para explicarse esperando que el cliente firmará el contrato que llevaba consigo más pagarle el 10 % de la deuda para así irse a casa rápido y sin ningún problema pero olvidó algo importante lo cual era que siempre lo llamaban para trabajos que no son fáciles, al abrirse la puerta para después escuchar que pasara cosa que él hizo al instante de estar adentro de la casa recibió un golpe en la cabeza que lo hizo tambalearse para luego pensar para sí mismo claro que así iba terminar esto.
Lincoln estaba sobre sus rodillas pasando su mano por su cabeza para ver si tenía sangre en ella pero afortunadamente no estaba sangrado, lo hizo pensar que iba hacer un trabajo como los de siempre se reía de él mismo por pensar de forma tan optimista hace un momento hasta que escuchó un sonido peculiar que nunca olvidaría incluso en otros 50 años, el cual era el sonido de una escopeta cargandose la cual ahora lo estaba apuntando siendo sostenida por una mujer no muy alta con una sonrisa sinica en ella la cual comenzó hablar.

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