[ Paseo en la Ciudad ]

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[ Antes de comenzar no recuerdo si dije que los pensamientos de los personajes se escribían en Letra oscura y sino lo dije, pido perdón. Ahora si, comencemos ].

[ Psd. Capítulo largo ].

Un castaño se mantenía esperando a que su compañero terminara de hacer el pedido de carne

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Un castaño se mantenía esperando a que su compañero terminara de hacer el pedido de carne. La tipica musica de supermercado resonaba en el lugar animando al de vendas.

—tarareando—...pum pum pum, por eso esperaba con la carita empapada a que llegaras con una soga...una soga para mi...porque ya sabes que me encantan esas cosas, me quiero morir junto a ti~

—viendolo con cara molesta—.

—y aun que parece mentira que termine con mi vida....—lo mira— ou, ya llegaste

—¿ya terminaste?

Preguntar eso fue un grave error para Chūya.

—en medio del lugar— GRACIAS DAMAS Y CABALLEROS POR ESCUCHAR A TAN MAGNFICA VOZ.—llamando la atención de todos—.

—Dazai quieres callarte, estas haciendo un alboroto.— jalando al castaño—.

[ .... ]

Un chico estaba con un tigre sobre su espalda escuchando la respiración del animal.

—maldito Jinko, pero cuando seas humano voy a vengarme

—bosteza—.

—¡¿te vas a quedar ahí?!

—pone sus patas delanteras sobre la cabeza de Akutagawa y recuesta su cabeza sobre ellas—.

—con la cara en el suelo— en cuanto te bajes, juro que te hare tapete, total Mori y ese viejo dijeron que no pelearamos entre nosotros, pero no especificaron si podía pelearme con un tigre...gato apestoso.

—ronroneando—.

—¡JINKO!

—se baja de Akutagawa y se va a hechar a un rincon—.

—se levanta sacudiendose— ah...ahora te vas como si yo no fuera cómodo para dormir...

—lo ignora—.

—va con él y se pone de cuclillas frente a él— eres feo...como una mascota...una mascota...

...

...

[ .... ]

En el supermercado Dazai iba trepado en un carrito a toda velocidad por los pasillos y Chūya empujando con fuerza. La razón...nada, simplemente Dazai lo convencio a una de sus estupideces.

—con los brazos alzados— ¡MÁS RÁPIDO CHŪYA!

—empujando con un pie— ¡ya te oí no tienes que gritar tanto!

Una Convivencia PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora