|| Gato ||

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Era un día tranquilo en la casa y Akutagawa entraba con un gato en brazos

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Era un día tranquilo en la casa y Akutagawa entraba con un gato en brazos.

—oh Akutagawa, ¿Qué tienes ahí?

—Dazai-san, no ve que es un gato

—voltea a ver a Chuya— vez y luego quieres que le de interés a él también

—suspira molesto— Akutagawa, creo que Dazai se refería, ¿Porqué el gato?

—Chuya-san, es un gato

—Akutagawa, mi paciencia es como grano de arroz, ¡Qué con ese gato!

—lo extiende— ¡Es jinko! ¡No lo ven!

—ambos se quedaron viendo al felino—.

—ronroneando—.

—ahora que lo dices...si se parece, tiene franjas como tigre y es blanco

—no lo se, estaba a mi lado y cuando vi, solo era un gato

—¿Otro fenómeno lunar?

—pero es gato, la vez pasada si era un tigre

—bueno, el mundo es un misterio

—¿Qué hacemos?

Un pelirrojo cargaba al gato y se lo llevaba de ahí, dejando a Dazai y Akutagawa en la sala. Los chicos no le dieron importancia a lo que fuera a hacer el pelirrojo, pues estaba en buenas manos, solo era un gato no había porque preocuparse.
Más tarde en la sala se pavoneaba un felino con un gran moño rojo, caminaba con elegancia y porte presumiendo todo su ser.

—Jinko eres un presumido.—con una caja de leche—.

—uuuuh atsushi-kun, si que eres todo un felino

—yo le enseñe a tener estilo

—¿de verdad? Si que le enseñaste bien Chuya, te felicito

—¿deberás Dazai?

—viendo a otro lado— ni en mil años

Mientras el pelirrojo cumplía los sueños de Dazai de morir, un pelinegro le daba leche en un traste al felino, sin saber que ese gato realmente no era su compañero de casa.

[ ..... ]

En algún lado de la ciudad un albino junto a un chico amante de los dulces trataban de averiguar en donde estaban, llevaban perdidos una hora y por más que querían saber donde estaban no lo lograban, ya estaban comenzando a sospechar que no estaban en Yokohama.

—¿y si estamos en otro lugar?

—comiendo galleas— deja tu, ¿Qué tal si estamos en Europa?

—asustado—¡Ranpo-san! ¡No diga eso!

—se te olvida que no se puede llegar a Europa en metro

—ah deberás...—le da la mano— vamos Ranpo-san, esta vez si llegaremos a la agencia, primero hay que pedir indicaciones

Una Convivencia PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora