Nabira

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Era una bella mañana, los pajaritos cantaban, el solcito brillaba y en la calle no se escuchaban los comunes ruidos del tráfico.

O al menos eso era hasta que-

- ¡Papi papi papi papi! ¡Despierta despierta! ¡Desayuno desayuno! - gritaba con fuerte voz de la pequeña de cuatro años que saltaba arriba y abajo entre los cuerpos de sus padres.

- Nabi, cariño, son las seis - dijo cansado Seonghwa, que había estirado el brazo para ver la hora en su teléfono - Ven duerme un rato más con papá.

- Pero quiero desayuno, papi - se quejo, dejándose caer en la cama - Aroz aroz aroz quiero aroz furito - pronunció en su corto vocabulario.

Seonghwa suspiro fuertemente antes de tomar fuerza para sentarse en la cama, viendo como su novio se removia entre sueños, debía a estar bastante cansado estando en finales así que decidió dejarlo dormir lo más que pudiera.

- Ven acá, monito - habló, levantando a su hija y apoyándola en su cadera - Vamos a preparar el desayuno para papá Joongie - bostezo un poco - ¿Desde cuando te gusta despertar tan temprano, eh?

- ¡Gusta desayuno juntos! - dijo emocionada, levantando sus bracitos en el aire, sacándole una pequeña risa a Seonghwa por lo adorable que era su hija, sentandola en su silla alta - ¿Kimchi?

- ¿Quieres arroz con kimchi? - tarareo, examinando su refrigerador en busca del contenedor que recordaba recibir de su madre - ¿Salchicha o spam? - le preguntó a la niña, que balanceaba sus piesitos en el aire.

- ¡Spam, papi!

Poniéndose a trabajar, sacó las cosas del electrodoméstico, colocándola sobre la mesa y paro un segundo tratando de recordar si aún tenían el arroz instantáneo porque no había forma en el mundo que él se pusiera a hacer arroz desde cero a las 6:15 de la madrugada.

Los canturreos de su hija lo despertaron de su pequeña ensoñación, viendo como la infante jugaba con sus pies descalzos y murmuraba cosas para si misma.

Sonrió calidamente.

Su pequeña mariposa era una mini Hongjoong con ligeros toques de él, desde su largo y lacio cabello negro, sus suaves cejas, sus grandes ojos negros, su respingadita nariz heredada de su novio y los rosados labios, Nabira era la imagen de Hongjoong desde su apariencia hasta su personalidad.

Esa niña era demasiado madura para tener cuatro años y medio, pero justo como Hongjoong, se volvía una bola de algodón cuando estaba junto a sus padres.

Siguió cocinando y escuchando las pequeñas cosas sin sentido que decía su hija, mostrando interés y riendo cuando la niña hacía muecas exageradas para probar su punto.

- ¡Hola papi! - la escucho gritar, volteando para encontrar a su novio parado en la entrada de la cocina, sobandose un ojo y con el cabello yendo en todas las direcciones.

- Buenos días, melocotón - le sonrió medio adormilado, dejan un beso en su frente - Buenos días, Hwa - saludo ahora a su pareja, abrazándose de su cintura, mientras él otro seguía cocinando - Me dejaste dormir.

- Parecías cansado - contestó, apagando la estufa y dandose vuelta para abrazarlo de regreso y dejar un beso en su mejilla - Buenos días, gatito.

- Hmm huele bien - gimió ligero cerrando los ojos y juntando sus frentes.

- Ya está listo, lleva a Nabi a lavarse las manos mientras yo pongo la mesa - dijo, volviendo a dejar un beso en la punta de su nariz y separarse de él.

- Vamos, Nana, al baño - sacó a la niña de su silla, levantandola en el aire y llenando sus mejillas de besos, sacandoles unas fuertes risas.

A diferencia de Wooyoung y San o Jongho y Yeosang, ellos solo llevaban viviendo solos un año, habiendo vivido un buen tiempo en la casa de Seonghwa ( a petición especial de sus mamás, dicho sea de paso).

Cᴬᖇᖇᵁsᴱᴸ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora