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La aldea es especialmente agitada temprano. El bullicio general lleno de juventud resulta reconfortante. Muchos corazones laten fuego ardiente a su alrededor, golpeando el piso en carreras prometedoras hacia destinos brillantes.

Gai está feliz de poder contemplar otra mañana como esa. Sabe que si hubiera muerto con la octava puerta lo hubiera hecho satisfecho, aunque eso no impide que se sienta agradecido de estar ahí, respirando el aire fresco de un nuevo día, con una nueva oportunidad.

— ¿Prefieres algo para comer hoy? — la voz de Tenzou es una de las hermosas cosas que Gai agradece esa mañana.

Si Kakashi hubiera puesto a Tenzou como su guardia hace unos meses, Gai hubiera luchado con uñas y dientes por detenerlo. Ahora, llevar a Tenzou a su lado por su voluntad sonaba como la mejor idea de toda la vida.

— ¡Verduras con arroz! — Gai muestra el pulgar hacia arriba antes de que Tenzou empuje la silla de ruedas por la calle principal, llevándolos a ambos rumbo al mercado.

Eventualmente, partir a Madara en dos le había llevado algo de atención, pero moverse con Tenzou parece increíblemente natural, como si la aldea los hubiera visto juntos todos los días y no fuera un evento inesperado.

Es una idea acolchonada en algún punto, en el otro extremo Gai solo piensa en las veces que esa misma sensación lo invadió al hacer desafíos con Kakashi. La gente los señaló cuando fueron niños, los vitoreó de jóvenes y los ignoró de adultos, acostumbrados a sus tonterías frecuentes.

Ha pasado algún tiempo desde la última vez que salieron juntos a hacer alguna tontería que el recuerdo parece empolvado. Demasiado ficticio. Necesita recuperarse pronto para poder saltar al lado de su Rival una vez más. No podía quedarse estancado por siempre.

— ¡Necesitaremos muchas verduras, Tenzou! ¡Un futuro brillante se construye con una alimentación apropiada! — el puño de Gai se levanta en festejo cuando alcanzan el primer puesto, quedándose a un lado cuando Tenzou comienza a elegir las verduras.

Gai estaba feliz de poder hacer ese paseo tan temprano. Los nervios lo habían consumido toda la noche y se sentía enérgico, entusiasmado, como si pudiera ver la línea de meta en algún lugar al frente. Probablemente ya no estaba corriendo a ciegas alrededor. Esa noche definitivamente estaría rozando su objetivo.

— Bueno, necesitamos comer bien para resistir despiertos tan tarde, ¿no? — el ojo de Tenzou da un guiño agradable y Gai se ríe abiertamente.

Dormir temprano era parte de su rutina y recuperación, descansar mucho era elemental para poder fortalecerse. Saber que Tenzou dormía tanto como él era más bien una información divertida, aunque no menospreciada.

ANBU apenas lo dejó dormir. Lo sabe por todas las veces que vio a Kakashi consumido por pesadillas, gritando en la soledad de su departamento antes de saltar a la ventana de Gai. Los dos merecían poder descansar ahora, e incluso si su Rival todavía se paseaba con ojeras por su oficina, estaba feliz de que Tenzou tuviera un sueño más agradable. Y podía apostar que las pesadillas en Kakashi habían parado también.

— ¡Estaremos en las mejores condiciones! — aunque no sabe cómo podrá estar despierto y accesible tan tarde.

Tenzou termina de comprar las verduras necesarias, volviendo a la silla de Gai antes de empujar de nuevo entre las calles rectas del centro de Konoha.

El terreno es accidentado y las vibraciones golpean su espalda, aunque no desagradablemente. Tenzou es amable con empujar incluso cuando Gai parece más fuerte que eso y podría resistir más impulso, aunque guardar toda la resistencia posible era menester.

La cosa más humana de todasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora