𝐔𝐍𝐎

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Narración en tercera persona.


La situación comenzaba a moldearse en una burbuja de tensión que envolvía a las dos personas alojadas dentro de esa habitación de interrogatorios.

El rubio de raíces negras, no desvió su potente mirada de la joven chica que humedecía su garganta ante la resequedad predispuesta. No le habían siquiera ofrecido un vaso con agua desde que llegó al establecimiento, y ver a ese Adonis frente a ella, era mucho peor para los nervios insurgentes.

⎯⎯ No ⎯⎯ su lengua tanteó el labio inferior de su boca al sentir el levantamiento de la rasposa piel que se desprendía de éste mismo ⎯⎯ no quiero que me muestre nada, porque... tampoco diré nada.

Un golpe en seco sobre la mesilla, hizo que brincara del susto en su lugar propicio; una mano en forma de puño, fue estampillada sobre el material anteriormente dicho. Ocasionando, también así, que un hombre asomara su cabeza por la puerta con el ceño fruncido.

Mi-suk creía morir si el corazón le seguía latiendo de esa forma tan grotesca, llenando su boca de sabor metálico y respiración acelerada.

⎯⎯ Jeon, ¿quieres que mejor haga esto por ti? ⎯⎯ el otro oficial, policía, detective, lo que fuera delante del conocimiento de la chica, se atrevió a cuestionar. Esto era como la típica escena del buen consejero y el mal castigador ante la intervención del testimonio de un detenido.

Ese tal Jeon, definitivamente tenía un temperamento aterrador.

⎯⎯ No.

⎯⎯ Con gritos y violencia no harás nada.

⎯⎯ No es la primera vez que le saco información a un detenido, Park, así que, déjame hacer mi trabajo y tú haz el tuyo.

⎯⎯ ¡Oigan! ⎯⎯ la castaña de cabellos rizos, o bueno, de greñas, llamó la atención de ambos sujetos con un mal sabor; el estómago le hacía pequeños gruñidos desde hace unos cortos minutos, y si seguía así, se desmayaría sobre aquel suelo, aunque, no le importaba del todo, porque estaba más limpio que el de su departamento ⎯⎯ hablaré ¿de acuerdo?, pero primero, necesito comer algo.

Jungkook frunció su ceño con indignación, ¿en verdad se había atrevido a hablarles así? ¿como si fueran unos simples policías del barrio humilde? ⎯⎯ No negoc-

⎯⎯ Escuche, agente ⎯⎯ lo interrumpió; el mayor empujó su lengua contra la mejilla interna izquierda, bastante molesto ⎯⎯ a causa de mi maldita ayuda hacia ese sujeto, ahora estoy aquí encerrada, muriendo de hambre cuando se supone que debería estar buscando un poco de alimento en la basura local. Hace dos días que no he ingerido nada, ¿siquiera puede tener un poco de compasión? ⎯⎯ culminó la frase con cansancio.

⎯⎯ Le traeré algo, Señorita Bae ⎯⎯ argumentó el otro agente desde la puerta, guiando una mirada pesada sobre el rubio quien resongaba en lo que también salía de la habitación.

El más alto, odiaba con todo su ser que alguien interveniera en sus acciones, más cuando no era el mismísimo teniente, y por supuesto, de que lo denigren frente a una persona poco convencional.

Quizás su factor era causar miedo en cualquiera que estuviera bajo sus preguntas y pronunciaciones vulgares, pero, jamás iría a negociar un trato como aquello por algo de comida. Está bien, no era dinero físico, sin embargo, sería mostrar debilidad y que los reclusos creyeran que podían tener poder sobre ellos.

El camino hacia la cafetería era silencioso, ambos sujetos mostrando auras de elegancia y superioridad.

No fue hasta que el pelicastaño se acercó a una máquina expendedora de patatas fritas, para después presionar dos botones simultáneamente, en lo que Jeon decidió abrir la boca mientras cruzaba sus brazos por encima del pecho. Abriendo su saco primeramente, para estar más cómodo con la posición.

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