𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

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El móvil comenzó a sonar haciendo que se despierte de su prestigiosa mañana. Era el único sonido que prevalecía en la habitación a excepción de los quejidos vecinos que ya hacían su trabajo ignorando si molestaban a alguien o no. Y es que, en un lugar así, todos se terminan acostumbrando a la larga o a la corta en la línea temporal de convivencia.

⎯⎯ ¿Sí?

⎯⎯ Ya tienes trabajo, prepárate, pasaré por ti en diez minutos a una cuadra de tu edificio.

Colgó.

⎯⎯ Gracias, buenos días para ti también ⎯⎯ le dijo a la nada. Resoplando cansada por tener que levantarse de su acogedor nido entre sábanas calientes ya que eso no era una cama como tal. Estaba destendida y desorganizada como si una guerra de leones hubiera pasado por allí.

Caminó sigilosa hasta el baño, donde tomó una liga para atar su esponjoso cabello en un moño perfecto. Lavó su rostro, los dientes, se colocó una chaqueta por encima, además de los zapatos, y salió rumbo a la vereda para esperar a su jefe.

Vapor salía de su boca al querer calentar sus manos; los pies pateaban una lata vacía de cerveza en lo que recorría aquel desolado camino. Uno que otro auto pasaba por su lado y los rayos del sol chocaban contra los vidrios de las tiendas hasta iluminar el interior gracias a los reflejos establecidos.

Vio a lo lejos el coche de Jeon, y soltando un suspiro tedioso se acercó hasta él, donde continuamente la puerta se abrió permitiéndole el ingreso, y ésta no dudó en hacerlo para que nadie de los sospechosos la viera.

⎯⎯ Aún no transcurrieron diez minutos desde que llamaste ⎯⎯ dijo, considerando la idea de que quizás el agente estaba allí mucho antes.

⎯⎯ Ponte el cinturón ⎯⎯ simplemente mencionó, poniéndose en marcha sobre la avenida.

Bae rodeó los ojos. Él siempre tan simpático y sociable, debe ser por eso que le gustaba desgraciadamente. Incluso empezaba a creer que estaba allí por él y no porque necesitara un empleo.

El estéreo sonaba a un volumen muy bajo, como para no permitir que un silencio incómodo se establezca entre ellos. La fragancia de Jeon nuevamente acariciaba sus fosas nasales y el calor que emanaba rodeaba su cuerpo como un abrazo reconfortante.

No obstante, su curiosidad se hizo grande, al percatarse de que iban por un camino diferente. Uno que los llevaba al estacionamiento, de esos que tenían hasta cuatro pisos con forma de redondel. Autos de lujos se posaban allí, Jungkook subió al segundo piso, y fue ahí donde decidió detenerse. El aparcamiento se encontraba semi vacío y oscuro, estaba segura de que sólo ellos dos se encontraban en determinado lugar.

⎯⎯ ¿Qué hacemos aquí?

⎯⎯ Vamos a desayunar. Dudo mucho que algún colega de San esté aquí ⎯⎯ quitó el cinturón, y estiró su brazo derecho hacia el asiento trasero donde se posaba una pequeña bandeja que contenía dos vasos de café. Le dio uno a Bae, y volvió a estirarse para sujetar una bolsa de madera que contenía en su interior media docena de donas tibias ⎯⎯ elige la que quieras, son recién horneadas. Y esta vez, no permitiré que las rechaces, no es con ningún fin de intercambio, sólo, un simple desayuno antes del trabajo.

⎯⎯ ¿Por qué? ⎯⎯ a la defensiva.

⎯⎯ Porque quiero tener un buen gesto contigo, Bae. Estoy intentando remediar mi conducta.

⎯⎯ No necesito su caridad, lo que hago es para cumplir con mi trabajo. Lo siento si exigí un tipo de trato que traspasa con su límite de profesionalismo. Sé como es usted, así que entiendo que esto sea como una obligación.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2022 ⏰

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