𝐒𝐄𝐈𝐒

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¿Por qué tenía un mal presentimiento sobre esto?

Estaba convencida de poder hacerlo pero, en unos muy pocos minutos tardíos, el suelo parecía moverse bajo sus pies. Por eso cuando llegó a su departamento, el meterse a la bañera gastada y sin agua para pensar, había resultado favorable.

Con sus brazos apoyados sobre los bordes de la misma mientras que tiraba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, parecía ser una acción contundente. Finalmente había podido pagar el agua, pero necesitaba un arreglo en las tuberías si quería usar aquel elemento de baño como suelen hacerlo en las películas; mientras tanto, sólo lo utilizaría como un espacio psicológico para poder llegar a conclusiones más básicas y menos elaboradas, y para obtener ideas que pongan en riesgo su vida -o en lo menos posible si es que existía esa opción-.

Claramente, al ser una informante, ella debía inventar una historia falsa que la hiciera integrarse al grupo de los maleantes, ella debía ser quien improvise cuando la situación se ponga fea y tenga que ganarse la confianza de quienes la rodeen. Ser informante no era solamente espiar y dar información, era sobrevivir las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana.

Pero no se quejaba, al fin y al cabo había sido su idea brindar sus honorarios. De algo debía de morir, y en su caso no seria de hambre, todo sea por tener un poco de dinero con el cual mantenerse.

Oía los ruidos del departamento de al lado, música al estilo pop y r&b, risas, botellas chocando entre ellas; estaba cansada, siempre era así pero ahora debía de ser distinto, ahora debía incorporarse a esa situación exuberante de humo y alcohol que personas de su edad engendraban.

Dos toques en su puerta hicieron que elevara su anatomía algo cuestionable al no saber de quién podría tratarse, se quedó un momento estática dentro de la tina mirando hacia esa dirección, y en cuanto volvieron a tocar en pedido de su presencia, se levantó por completo. Resignada y ansiosa ya que últimamente estaba siendo muy solicitada y sociable.

Pero esos sentimientos se marcharon en cuanto vió por el pestillo de la puerta, a la persona que literalmente debía buscar. No iba a descartar su desconfianza ya que, éste también se había acercado repentinamente, pero si por lo menos eso le facilitaría el trabajo, entonces bien, estaría preparada con un gran escudo protector y una espada por si acaso.

En cuanto abrió la puerta y asomó su cabeza, se encontró con el masculino apoyado sobre su hombro en el umbral, clavando sus ojos en los de ellas y manteniendo la serenidad facial en todo su esplendor.

⎯⎯ ¿Te molesta la música? ⎯⎯ simple, descortés al ni siquiera haberle deseado las buenas tardes, pero gentil por preocuparse desérticamente ante el bienestar vecinal por los molestos ruidos que ocasionaba diariamente en el edificio.

Mi-suk lo pensó un poco antes de responder, pero francamente, sería directa como él ⎯⎯ ¿por qué me lo preguntas? no es la primera vez que haces una fiesta.

⎯⎯ ¿Te molesta o no? ⎯⎯ suspiró cansino.

⎯⎯ Sí, me molesta, me molesta muchísimo, la música, los ruidos extravagantes, todo.

Sonríe, o más bien fue una mueca con gracia ⎯⎯ Genial, porque a mi también, ¿puedo pasar?

La menor frunció su ceño, eso realmente había sido inesperado, aunque todo fue sorpresivo desde el momento en que tocó su puerta y le preguntó algo tan ilógico como eso ya que nunca antes lo había hecho. ¿Debía dejarlo pasar? tranquilamente este sujeto podía sacar un arma y matarla en el acto, sin dejar pistas, ni huellas que lo acusen, tal vez podía estar enterado de que ella trabajaba para la policía y debía deshacerse del cuerpo. No obstante, cualquier estúpida defensiva innecesaria, podría alarmar al contrincante y así tirar a la basura todo tipo de plan.

好きな笑顔 | 𝐉𝐊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora