Capitulo 6

251 39 23
                                    

—Bien, Aradon, vamos—pasa Cas a un lado del muchacho, que estaba parado en la entrada de la oficina de Cas y lo seguía con la mirada. 

—¿A dónde señor?—pregunta el muchacho de cabellos café, un tanto tímido. 

—A la tierra, podría presentarte a alguien que tal vez te ayude a entender un poco mejor a los humanos—le contesta Cas, asegurándose de tener su Mix Tape en su bolsillo. 

Y ese día, Aradon conoció al Dean de Sam, su hijo. 

—Castiel—sonríe el muchacho de cabellos negros, con su cabeza alzada, apenas ve al arcángel, el cual, entró con Aradon al búnker. 

Sí, el búnker. Ese mismo búnker que alguna vez fue habitado por dos hermanos: Los mejores cazadores que han visto los tres reinos (Cielo, Tierra e Infierno); y ahora era habitado por el joven Dean Winchester, el cual, lo encontró en una de sus tantas cacerías a lo largo del país. Lastimosamente, su padre, Sam Winchester, había fallecido hace poco; sin embargo, la tristeza del joven no le impedía recibir con alegría a su amigo, a quien había conocido hace unos dos meses después de que su padre falleció.

—Hola, joven Dean—lo saluda con una sonrisa tranquila, bajando los escalones. Aradon sigue a Cas, pues no sabía bien qué era ese lugar. Admiraba un poco los rasgos de aquel al que Castiel llamaba "Joven Dean" era la primera vez que veía a un humano tan de cerca. El hombre de cabellos largos lo vio y también lo analizó, haciendo a Aradon dar un paso hacia atrás, frunciendo un poco el ceño.—Él es Aradon. Es nuevo y está bajo mi cargo—los presenta. 

—Oh. Hola. Mucho gusto—se acerca un poco y le extiende su mano. Aradon mira a Cas, y él alza su mano haciéndola un poco hacia adelante, como diciéndole que le regresara el saludo. Aradon entiende y le estrecha la mano a Dean, el cual, mueve sus manos de arriba a bajo lentamente unas cuantas veces—¿Es un arcángel también?—le pregunta guardando sus manos en los bolsillos de la chaqueta que usaba. 

—Es un buen halago, pero no. Sólo soy un ángel—asiente unas cuantas veces el joven de ojos azules. 

—¿Y en qué puedo servirles?—pregunta Dean, dándose la vuelta y caminando hacia la mesa de iluminación que tenía el búnker, sentándose en una silla. Aradon mira el montón de papeles que tenía en la mesa, al igual que Cas—Disculpen el desorden, estoy investigando un caso—aclara mirando los papeles de reojo. Estaba sentado con un pie encima de su rodilla.  

—Dado que Aradon es nuevo, me ordenaron que le enseñara lo que sé de los humanos, sin embargo, pensaba en que tú podrías ayudarme con esto—le explica, mirando por un momento hacia un lado y luego a Dean otra vez. Aradon estaba perdido en la inmortalidad del cangrejo viendo la estructura del búnker. 

—Entiendo—asiente el oji café mirando hacia la mesa, pensándolo. Palmea la mesa un par de veces, haciendo que Aradon salte un poquito por el susto y lo mire—Acepto—mira a Cas con una sonrisa.—A cambio, quiero que me mantengas informado de cómo se encuentra mi papá—le pide, cruzándose de brazos y recargándose en el respaldo de su asiento.

—Bueno. No creo que sea problema—se encoge de hombros Cas, mirando el búnker y luego a Dean. 

—Ven, acércate, Aradon, te enseñaré cuál es el trabajo de los cazadores—le hace una ceña con el brazo para que se acerque. El joven de ojos azules mira a Cas, quien asiente una vez, diciéndole con la mirada que todo estaba bien. Aradon se acerca y Dean le empieza a explicar de qué va el asunto mientras toma una cerveza de las que tenía en el six pack, y se la pasa a Cas, quien la toma y agradece, sentándose en una silla, escuchando al joven Dean. 

(...)

—¿Y cuánto llevas trabajando en esto?—pregunta Aradon viendo las páginas del diario de John. 

¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora