La nada. El vacío. Ese lugar oscuro y frío donde se encontraba después de sacrificarse para salvar al hombre que lo hizo cambiar en todas las maneras posible... Al hombre que se había vuelto su mejor amigo...y, el hombre que se ganó su corazón. Al que amaba.
Se sentía tan sólo... Tan triste. Ya no lo vería más, pero al menos, Dean estaría a salvo, y eso era suficiente para él.
Cas no era ambicioso, siempre supo que no podría tener a Dean completamente a como quería; sin embargo, eso ya no importaba... Estaba sólo y triste. Los únicos momentos en donde podía sentir una pizca de felicidad, eran cuando recordaba sus momentos con el oji verde...y más que nada, ese momento donde le confesó finalmente sus sentimientos hacia él; ni siquiera le interesaba no haber tenido una respuesta correspondida... Sólo le interesaba que el vacío no lo hiciera caer en la locura y eso borrara sus preciados recuerdos con Dean, con Sam y con Jack. Sobre todo, la última mirada que obtuvo de su querido humano. La última vez que sus ojos azules se encontraron con esos hermosos ojos verdes que tanto adoraba...pero que esa vez sólo lo miraban con miedo y tristeza, como si Dean no quisiera creer que finalmente se estaban dando un verdadero y último adiós.
Había pasado apenas unos días desde aquello y aún así, Castiel lo sentía como si hubieran pasado siglos... Quería verlo... Quería volver a verlo... Pero de nada servía lo que él quisiera. Estaba muerto y no iría a ninguna parte por más que quisiera... Y mucho menos vería a Dean aún si este muriera.
Un humano y un ángel... Qué estúpido.
A pesar de que al momento en que el vacío lo absorbió, Cas sonreía y se sentía en paz por haber salvado a Dean... Ahora simplemente se sentía sin ninguna pizca de luz en su interior.
Y entonces...
Abrió los ojos. Sintió cómo su cuerpo se estremecía al momento en el que abría la boca, atrapando una enorme bocanada de aire, sintiendo cómo este llegaba a sus pulmones a la vez que su corazón latía, golpeando su pecho con violencia. Respiraba, movía sus ojos de un lado a otro, haciendo rebotar su mirada entre las paredes blancas y la luz que colgaba del techo y lo alumbraba.
Castiel estaba vivo.
Palmeó la superficie fría en la que estaba. Una mesa.
—Hola, Cas—saludó una voz masculina pero joven. El mencionado volteó a ver a su acompañante en la habitación blanca.
—Jack—fueron las primeras palabras del pelinegro, viendo con asombro y confusión al muchacho que ahora era el Todopoderoso del mundo; sin embargo, a pesar de su nuevo cargo, el Nefilim miraba a su padre adoptivo con una sonrisa tierna y calmada.—¿Cómo es que estoy...?
—Ven, te explicaré todo—le dice el joven con un suave tono de voz. Cas baja de la mesa aún confundido, flaqueando un poco al momento de que sus pies tocan el piso. El recién resucitado no usaba zapatos ni su corbata ni su gabardina característica; usaba una camiseta de botones blanca y un pantalón negro.
—¿Dónde estamos?—pregunta el oji azul, viendo cómo Jack hace desaparecer la mesa y luego lo mira a él.
—En el cielo—le responde el muchacho y mira al hombre a su lado—Y necesito que me ayudes a acomodar muchas cosas por aquí.—Cas entre cierra sus ojos, frunciendo levemente el ceño, confundido, esperando una explicación—Chuck ya no existe... Le quité sus poderes y ahora es un humano—Cas abre un tanto sus ojos ante tal noticia—Yo soy Dios ahora, supongo—miraba el piso y luego a Castiel otra vez.—Y te necesito para arreglar el cielo—alza sus cejas el muchacho, mirando a los ojos a su padre, para que entendiera que todo era real.
Cas desvía un poco su mirada, volteando su cabeza, barriendo el piso con sus ojos y luego mirando de nuevo al Nefilim, sin saber qué decir.
—Me siento algo raro, Jack—le avisa.
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¿Qué pasaría si...?
Fanfic-Así que... ¿Jack hizo todo esto?-preguntó el recién llegado barriendo su mirada por toda la vegetación frente a él. El viejo pero querido Bobby, quien sostenía una cerveza en mano, miró a Dean por un momento y luego hacia la vegetación del lugar...